El verano que vivimos 33e3l

El verano que vivimos huele a norte del norte a hierba mojada y a la humedad colando se en los huesos el verano que vivimos duro lo justo para ser eterno y todavía puedo ir a aquellas primeras conversaciones en un avión cargado de lo que en pocas horas serían amigos para toda la vida recuerdo cuáles fueron las dos primeras sonrisas que me encontré en medio de la gente y que no volvía a dejar de encontrarme cada vez que las necesite que no fueron pocas aquel verano llovía como suele hacerlo como sabemos que lo hace en dos lugares que comparten atmósfera temperatura carácter personalidad el verano que vivimos fue rápido y fugaz como casi todas las cosas que dejan pozo la memoria fue el despertar el despertar de un cuerpo de unas manos de niña que aún conservo porque me imagino que siempre tiene que quedar una parte de nosotros intacta la primera vez que sentí cuanto dicen las cosas que no somos capaces de pronunciar y el jugársela y luego ya veremos el verano que vivimos trajo consigo amigos hermanos compañeros de viaje noche sin zona es alrededor de una mesa en la que pocos sabíamos que allí a muchos nos estaba cambiando a la vida acumulando risas tejiendo recuerdos guardando secretos de piel con piel las cosas mas bellas a veces lo son porque pocos las conocen y permíteme que hoy te diga que nadie nadie sabrá que la primera vez que sentí magia tú me acariciaba sin que nos vieran y te juro que no he vuelto a sentirlo así porque la primera es la primera y por qué hay mucho más amor en una mano pidiendo quédate de lo que expresa un te quiero el verano que vivimos nos acercó a circunstancias bien dispares visitamos la casa de se expide y cruzamos una y otra vez el puente que en su día pisaron tolkien oscar guay o carroll si ellos supiese ende lo nuestro le hubiesen dado una vuelta a la fantasía el verano que vivimos duro lo que dura un amor que marcará tu historia para siempre lo justo para ser eterno lo preciso para volver una y otra vez a los atardeceres anaranjados que anuncian tormenta y un dolor inmenso cuando toque despedirse el verano que vivimos cabe en los bolsillos de esa vieja sudadera que aún conservo en el armario porque en definitiva quizás la vida sea eso el verano que vivimos