Utopia 3 322kh

Endurance Group Presenta Utopía El sueño de doble rayo Ayer por la noche, mientras conducía por las tranquilas calles de mi ciudad, iba recordando la historia de Doble Rayo, aquel superhéroe que un niño de Chihuahua inventó allá por la década de los años 60 y que tanto fascinaba a mi tío Juan Carlos en su infancia.

Pues me cuenta que uno de sus compañeros de la escuela primaria llamado Arturo Valderrama lo había inventado y estaba creando un cómic con ese personaje. Y cada día al llegar a clases lo primero que mi tío hacía era ir con su compañero para ver los avances en la historia.

Personalmente, esa anécdota me gusta mucho, pues el nombre del superhéroe es muy bueno y sobre todo, porque fue idea de un niño del semiurbano Chihuahua de aquel entonces.

Lamentablemente, el cómic nunca fue publicado, pues ni la época ni el entorno eran los adecuados para que el proyecto prosperara. En esos detalles meditaba, cuando inesperadamente, una estación de radio desconocida para mí invadió la frecuencia que tenía sintonizada en ese momento.

Inicialmente, pensé que se trataba de una interferencia momentánea, pero a medida que los segundos discurrían, la señal se hacía más nítida. Y luego, casi al mismo tiempo, literalmente apareció sobre un edificio una enorme cartelera, iluminada al más puro estilo hollywoodense, promocionando el estreno de la película Doble Rayo.

Menos mal que mi auto era el único en aquella avenida, pues frené abruptamente ante la sorpresa. Primero, porque como ya dije, la cartelera literalmente apareció.

Y segundo, por no poder dar crédito a lo que estaba leyendo.

Doble Rayo.

El origen. Solo en cines agregaba en letras pequeñas.

Fue entonces cuando comencé a sospechar que de alguna forma había vuelto a viajar al Chihuahua de otra dimensión. A esa ciudad paralela, donde todo es casi igual a la mía, pero que presenta sutiles cambios que provocan una gran diferencia en la sociedad.

Para confirmar que era así, seguí conduciendo y observando con avidez el entorno.

Y como venía circulando por la calle 20 de noviembre, quise ver que aquí el nombre fuera el mismo.

Pero no. La nomenclatura indicaba la avenida Arturo Valderrama.

Y al igual que en mi dimensión, llegaba hasta las faldas del Cerro Coronel.

Sin embargo, aquí pude advertir a decenas de góndolas subiendo y bajando de la montaña a través de un colorido y moderno teleférico unido con el centro de la ciudad.

Estaba anonadado, pues esta idea yo había comenzado a promoverla en mi ciudad hace apenas un año, pero sin respuesta aún. No obstante, aquí el teleférico ya era una realidad.

Nunca antes había estado con mi auto en esta dimensión.

Así que aproveché para recorrer la ciudad y de paso visitar aquel hospital que inauguré aquí mismo hace poco más de tres años. Y sí, ahí estaba, radiante como el primer día. Pensé en ingresar para verlo funcionar, pero quedaba poco tiempo para el inicio de la película, así que me dirigí al cine y entré a verla. Todos quedamos fascinados con la trama, los efectos, la fotografía y las grandes actuaciones.

Ahora bien, debo aclarar que no tengo el hábito de contar la trama de las películas, pero dado que es imposible para ustedes verla por el viaje interdimensional que implica, les contaré a grandes rasgos el argumento, pues es sumamente interesante.

Todo comienza con un vulcanólogo llamado Ignacio, lo cual es una extraña coincidencia, porque en latín ese nombre significa nacido del fuego.

Como las palabras ignición e ignífugo que tienen la misma raíz.

Él cuenta que la primera vez que la humanidad dio un salto tecnológico importante fue cuando pasó de la edad de piedra a la de los metales, y para ello fue necesario primero el dominio del fuego y posteriormente de la metalurgia.

Y añade que según los griegos, fue Prometeo quien trajo el fuego a este mundo y enseñó a los griegos