Universo Bowee: Lidia Moma y cómo gestionar la ansiedad y el burnout en el mundo empresarial 544444

Buenos días, buenas tardes, buenas noches a vosotros que nos estáis escuchando.

Bienvenidos al Universo Bogui.

Estamos desde la plataforma Granada Social, desde Staridea para el mundo.

Hoy tengo el placer de estar con una compañera, una compañera de fatigas, Lidia.

Lidia, mamá, ¿cómo estás? Hola, ¿qué tal? Gracias por invitarme.

Yo estoy aquí encantada de estar aquí en el Universo Bogui y con Granada Social, y sobre todo contigo, Luismi.

Encantada.

Igualmente te digo.

La verdad que de la primera vez que nos conocimos, que fue hace ya un año, un año pasado, en marzo, en el Festival Mundo de la Felicidad, el primer festival que se hizo aquí en Granada, pues fue un encuentro muy bonito, porque me acuerdo que nos encontramos allí en el pasillo, entre las ponencias y tal, y ya empezamos a hablar, a hablar, a hablar, a hablar, y se nos fue el tiempo y el espacio, ¿eh? ¿Recuerdas? Total, total. Tenemos muchas ganas de llevar el bienestar a las empresas y todavía queda mucho por hacer, y me acuerdo que nos pusimos a hablar y como que nos hubiéramos tomado un café o lo que fuese, y se nos pasó muy rápido, sí.

Volando, volando. Bueno, pues si quieres vivir más y mejor, si quieres aprender a tener herramientas, sobre todo herramientas tangibles para mejorar y aumentar tu bienestar físico, mental y social, quédate con nosotros porque te vamos a dar cosas de carne y hueso, ¿vale? Pues estamos con Lidia Moma, coach y formadora especialista en estrés y en burnout, el síndrome del quemado, que suena muy mal en español y tenemos que decirlo en inglés porque es bonito, ¿no? Y el bienestar y en el trabajo, ¿no? Es Chef Happiness Officer, un máster que compartimos y trabaja como autónoma desde hace dos años y pico, ¿no? Establecida en Murcia con un trabajo híbrido, pero vamos, se mueve por todo el territorio nacional, Barcelona, Madrid, por muchísimas cosas, ¿no? Acompañando a profesionales, equipo, a directivos comprometidos con el bienestar.

Es diplomada en empresariales por la Universidad de Murcia, con más de 14 años de experiencia en banca.

Hizo Chef Happiness Officer en la Univ, igual que yo, igual que muchas personas, ¿no? Que ya están por ahí trabajando y tiene formación acreditada por el ICF y Asesco, especialista en este síndrome del quemado.

Valores con 5 y Simon Dola. Formación adicional en estrés, en burnout, habilidad comunicativa en DISC, liderazgo, coaching de equipos, neurociencia sistemática, PNL e inteligencia emocional.

Apasionada de las personas, los números y el mundo empresarial, ella empezó a trabajar en la caja, en la banca, y estando 14 años sin ella, pues ahí pasaron cositas, ¿no? Ahí fueron pasando cosas. Cuéntanos, cuéntanos.

Bueno, en la vida pasan cosas, en la vida profesional y personal.

Y sí, sobre todo también, Luis, mucha formación, porque yo creo que las personas que nos metemos en el mundo del coaching, vamos tirando del hilo, del hilo, del hilo.

Y sin darnos cuenta estamos siempre en ese mundo de formarnos, porque hay tanto por hacer, por aprender, ¿no? Que nos apetece, ¿no? Empezas por un lado y vas profundizando, pero al final casi todo tiene mucho que ver con hacer, ¿no? En cómo llevar el bienestar a todos las áreas.

Claro, pero tú eres top voice en LinkedIn, o sea, que no te han regalado nada.

Dime cómo empieza esa gana de querer estar en la banca, de tu vocación, ¿no? Por trabajar con este tipo de empresa.

A mí, por ejemplo, primero que, no sé, una vez en un podcast creo que alguien me dijo, sí, como todos estudiamos empresariales, ¿no? Porque tienes salida. Digo, pues exactamente no fue así. Yo empecé en el mundo de la empresa porque siempre me ha gustado la empresa, pero a nivel friki cuando era una cría, como se hizo aquí en Murcia.

Mi padre también ha tenido empresas y a mí me ha gustado mucho el mundo de las finanzas.

Quería ser broker de Wall Street y acabé empresariales y hice mis prácticas de la universidad en la caja de ahorros de mi comunidad.

Y ahí que me quedé y en un clic, plas, pasaron cuatro años.