"Un viaje al borde de nuestra resistencia" La Última Estación #5 1l1e20

Expreso de medianoche, porque nos une el misterio.

La última estación con José Paredes.

Esta noche quiero hablar sobre el cansancio que nos habita, el peso que cargamos en los hombros, el murmullo constante que roba nuestra paz mental.

Esta noche no hablaré de titulares ni de hechos, hablaré de cómo se siente despertar con el cuerpo agotado, con la mente nublada y el corazón buscando un rincón de silencio en un mundo que nunca se detiene.

Esto no es una crónica de horarios ni tareas, es un viaje al borde de nuestra resistencia, al eco de nuestras luchas internas y a la chispa que aún brilla en nuestra búsqueda de calma.

Suban en este vagón, dejen caer las máscaras y adéntrense en la noche que todos llevamos dentro.

Vamos a imaginar, mis queridos amigos y amigas, en un día cualquiera, el despertador suena como un martillo, tus ojos se abren pero el cuerpo se resiste, los músculos pesan, la mente es un torbellino de pendientes y algo en tu pecho susurra, no puedo más.

No es sólo el sueño que falta, ni las horas que corren demasiado rápido, es el cansancio que se acumula como polvo en una estantería, el peso de las facturas, las pantallas que nunca se apagan, las voces que exigen más, siempre más, un fallecimiento que no olvidamos, es la sensación de correr una cinta sin fin, donde cada paso te agota pero nunca llegas a ningún sitio.

Vivimos en un mundo que celebra la velocidad, las ciudades rujen, los mensajes llegan sin pausa, las metas se multiplican, trabajamos más horas, dormimos menos y llenamos cada hueco con ruido, notificaciones, titulares, plazos, dolor.

La tecnología que prometía libertad nos ató a una cadena invisible, en España hay un estudio de 2024 que reveló que el 68% de los trabajadores sufre agotamiento crónico, en Europa el insomnio afecta al 30% de los adultos, pero los números no cuentan toda la historia.

El cansancio no es sólo físico, es mental, emocional, un vacío que crece cuando la vida se convierte en una lista de tareas.

Nos pedimos esfuerzos, productivos, perfectos, y en el intento olvidamos cómo detenernos cuando fue la última vez que cerraste los ojos y sentiste paz, no sólo silencio.

El cansancio físico duele, pero la falta de paz mental corta más profundo, es ese murmullo constante en tu cabeza, y si lo suficiente, ¿qué olvide? ¿Qué viene después? Es el despertarte a las 3 de la mañana con el corazón acelerado repasando una conversación que no importa, o un error que no puedes deshacer.

Es mirar a una pantalla llena de mensajes y sentir que el mundo te aplasta.

La paz mental no es sólo la ausencia de ruido, es la presencia de claridad, de saber que por un momento estás entero, no fragmentado por las demandas de los demás.

Este agotamiento mental tiene raíces profundas.

Vivimos conectados, pero desconectados de nosotros mismos.

Las redes sociales nos comparan con vidas perfectas que no existen.

El trabajo nos mide por resultados, no por esfuerzo.

La sociedad nos pide sonrisas cuando por dentro gritamos.

En 2025 los psicólogos hablan de una epidemia de ansiedad silenciosa.

El 40% de los europeos reporta estrés crónico, y las consultas por Bornuk se han duplicado en una década.

Pero no es sólo el estrés, es la soledad de sentir que nadie ve tu lucha, que corres sólo en una carrera sin meta.

La paz mental se desvanece cuando olvidamos quiénes somos más allá de lo que hacemos.

Cuando el mundo nos define.