
Descripción de The trader nº97 2r1i1o
Te regalo mi visión personal sobre el mercado, análisis, opinión y noticias. 🗓03-04-2025 Directo: https://www.youtube.com/live/N6yDEztKYdQ Código de descuento TAXDOWN: https://bit.ly/4hT8N1x Filosofía trader: https://pablogiltrader.com/blog/articulos/prop-trading/ 701vr
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº97, mis claves. Donald Trump ha vuelto a dinamitar el comercio internacional. Ayer, 2 de abril, proclamó el Día de la Independencia Económica de Estados Unidos anunciando una ola de aranceles sin precedentes a casi todos sus socios comerciales.
Las cifras asustan. 20% a la Unión Europea, 54% a China, 24% a Japón, 26% a India, 46% a Vietnam. Una lista arbitraria que no distingue entre aliados o rivales. Curiosamente, ni Rusia ni Bielorrusia aparecen mencionados en las sanciones. Tampoco se explican las motivaciones técnicas o jurídicas tras esta omisión, lo que ha generado sospechas sobre posibles segundas intenciones geopolíticas.
El sistema de cálculo es delirante. La Casa Blanca ha estimado los aranceles en base a una fórmula que consiste en dividir el déficit comercial con cada país entre el volumen total de importaciones, ignorando por completo los servicios. Uno de los puntos fuertes de Estados Unidos. Luego, aplican la mitad del resultado como arancel recíproco. Una pseudomatemática sin rigor ni base económica como si cada compra que Estados Unidos no logra vender fuera equivalente a un impuesto comercial. Lo más alarmante es que esta receta se presenta como un acto de generosidad, cuando en realidad se trata de una represalia disfrazada. Además, se incorporan factores como el IVA europeo o impuestos nacionales que no tienen relación directa con el comercio internacional. Lo que Trump omite en su análisis es fundamental. No tiene en cuenta la fortaleza estructural del dólar que encarece las exportaciones estadounidenses y abarata las importaciones. Tampoco considera la elevada renta per cápita de sus ciudadanos y trabajadores, que se traduce en costes laborales más altos y precios de venta menos competitivos.
En otras palabras, muchos productos de Estados Unidos no se venden fuera porque simplemente son más caros, no por culpa de aranceles o barreras. A pesar de todo, Estados Unidos mantiene un superávit comercial de servicios superior a los 300.000 millones de dólares anuales gracias a sectores como tecnología, finanzas, propiedad intelectual y turismo. Pero estos datos no figuran en la ecuación arancelaria de la Casa Blanca. La decisión de Trump va mucho más allá de una simple política proteccionista. Es una declaración unilateral de guerra comercial, un golpe frontal al sistema multilateral de comercio que nació tras la Segunda Guerra Mundial, invocando la International Emergency Economic Powers Act, la IEPA, una ley reservada para amenazas extraordinarias que permite imponer estas medidas sin pasar por el Congreso. Esta invocación será probablemente impugnada judicialmente, pero se estima que los tribunales tendrán poca capacidad de frenarla a corto plazo. Algunos republicanos han mostrado su preocupación, pero la mayoría guarda silencio, por cálculo electoral o por miedo a contrariar al presidente.
Las consecuencias podrían ser devastadoras. Ursula von der Leyen advirtió desde Samarkand que esta decisión encarecerá de inmediato alimentos, transporte y medicamentos y representa un duro golpe para la economía global. La presidenta de la Comisión Europea señaló que el caos arancelario creado por Estados Unidos afectará no sólo a los grandes bloques económicos, sino también a los países más pobres, que verán multiplicadas sus dificultades comerciales. La Unión Europea ya prepara contramedidas que incluirían desde aranceles equivalentes a productos sensibles hasta restricciones sectoriales en automoción, acero o productos farmacéuticos. El caos puede intensificarse si otros bloques comerciales responden con represalias, y no se puede descartar una reconfiguración del mapa comercial global. El proteccionismo extremo no es nuevo. En 1930, el arancel Smoot-Hawley fue presentado con argumentos similares, proteger al trabajador estadounidense y a la industria nacional. El resultado fue la Gran Depresión, agravada por las represalias comerciales de los socios de Estados Unidos Ronald Reagan lo recordaba en 1988 como una advertencia contra la demagogia comercial.
En palabras del propio Reagan, durante los últimos 200 años, el argumento contra los aranceles y las barreras comerciales no sólo ha obtenido un consenso casi universal entre los economistas, sino que también ha demostrado su eficacia en el mundo real, donde hemos visto a naciones de libre comercio prosperar, mientras que los países proteccionistas se quedan atrás. El experimento más reciente de Estados Unidos con el proteccionismo fue un desastre para los trabajadores. Cuando el Congreso aprobó el arancel Smoot-Hawley en 1930, se nos dijo que protegería a Estados Unidos de la competencia extranjera y salvaría empleos en el país. La misma frase que escuchamos hoy. El resultado real fue la Gran Depresión, la peor catástrofe económica de nuestra historia. Nuestros socios comerciales pacíficos no son nuestros enemigos, son nuestros aliados. Debemos tener cuidado con los demagogos que están dispuestos a declarar una guerra comercial contra nuestros amigos, debilitando nuestra economía.
Comentarios de The trader nº97 6o2x29