TERROR EN LO COTIDIANO | LuisBermejo.com 06x28 58162g

Muy buenas, yo soy Luis y esto es luisbermejo.com el podcast con menos likes y menos , menos comentarios, de todo el universo de los podcasts. Gracias. Os habéis dado cuenta que no hace demasiado, pocos, muy pocos meses, dos, tres, y a partir de entonces, durante cuatro años atrás, apenas sabíamos nada de la política de Estados Unidos. Si no estabas demasiado pendiente y no profundizabas en las noticias, lo más que llegabas a recibir era algún traspiés del abuelo, algún despiste o alguna cosa de ese estilo.

Claro, sus políticas no interesaban decirla porque estaban dentro del mundo woke, de las mismas ideas que nos invaden desde la oligarquía europea y socialcomunista. Pero claro, la gente se hartó, llegaron las votaciones y votaron a Trump, a ese malísimo condenado, que lo han hecho presidente de Estados Unidos y nada más entrar en el poder ha empezado a ejecutar todo aquello que prometía que iba a hacer. Trump malo, Biden bueno. Biden también expulsaba extranjeros y también ponía aranceles, pero claro, ahora hay que poner el punto sobre las síes y hablar de Trump para que así no se hable de las miserias y de las corrupciones de nuestro país, España y de sus dirigentes.

En fin, cosas que pasan. Pero vamos a hablar un poquito de Estados Unidos, ya que es tanto se habla y tanto puede interesar. A Estados Unidos no le preocupa Rusia, lo que le preocupa es China, que es su gran competidor comercial. Como ya os he dicho estos días, es frecuente oír críticas a la decisión de Donald Trump de no contar con Europa en su negociación con Rusia sobre el futuro de Ucrania, y se acusa a Washington de traicionar a aliados en la OTAN con los que en teoría comparte valores.

La indignación es comprensible, pero la realidad es mucho más compleja de lo que te cuentan. A Estados Unidos, ya os he dicho, no le preocupa Rusia como nos preocupa a nosotros. A Estados Unidos lo que le preocupa es China, que con el desarrollo económico de Deng y la ambición política de Xi, se ha convertido en la única gran potencia con capacidad y voluntad para disputarle el liderazgo mundial. En esa pugna, Rusia tiene un papel fundamental, que explica lo que pasa porque estamos entrando en un mundo muy parecido al que describe Orwell en su 1984.

Tres imperios que mantienen el equilibrio gracias a un permanente estado de guerra de dos contra uno, que se alía con uno de los otros dos antes de ser derrotado, convirtiendo así en amigo al enemigo de ayer. Por eso se necesitaba un ministerio de la verdad que borre la memoria de pasadas atrocidades. Cuando Obama llegó a la Casa Blanca, se impuso dos objetivos. Hacer un reset con Rusia, poniendo a cero el contador y girar su atención prioritaria, pivot, hacia Asia.

Se lo impidieron la primavera árabe y el Estado Islámico por un lado y la invasión rusa de Crimea por otro. Pero Obama sabía muy bien que su rival existencial era China y por eso ya nos pedía a los europeos que gastáramos más en nuestra defensa. La preocupación con China ha ido creciendo desde entonces, con altos como la imposición de la creación de alianzas para contenerla, Quad, AUKUS y bajos como el abandono por EE.UU. del Tratado Transpacífico. Mientras crecía el disgusto de Washington con una Europa que le da lecciones