🇪🇸🏯 Taiwán Española: El Breve Imperio en la Isla Formosa sc4u

Muy buenas a todos, bienvenidos a Pasaporte Historia. Soy Javi Rando y hoy zarparemos rumbo a Asia para contar una de esas páginas olvidadas que escribió España en los confines del mundo.

Imagina por un momento los actuales distritos tecnológicos de Taiwán, donde se fabrican los microchips más avanzados del planeta y que marcan parte del desarrollo tecnológico mundial.

Una isla estratégica en el Pacífico, objeto de deseo de China, protegida por Estados Unidos y convertida en uno de los grandes focos de rivalidad mundial del siglo XXI.

Ahora retroceded cuatro siglos antes, donde hoy se alzan rascacielos y factorías de alta tecnología antes ondeaba la bandera española, se alzaban fortalezas de piedra con nombres como San Salvador o Santo Domingo y frailes franciscanos bautizaban a miles de nativos en una lengua que jamás habían escuchado.

Sí, habéis oído bien. España gobernó el norte de Taiwán, entonces conocida como la isla deformosa o la hermosa, durante 16 años del siglo XVII, exactamente de 1626 a 1642. Una presencia breve pero intensa que dejó una huella más profunda de lo que podríamos imaginar. La historia siempre se repite y si hoy Taiwán es foco de interés en el tablero geopolítico entre Estados Unidos y China, también lo fue por idénticos motivos entre un imperio, el español, y uno emergente, Holanda.

Hoy nos sumergiremos en la fascinante historia de la colonia española de la Santísima Trinidad, un episodio casi desconocido de nuestro pasado imperial que, sin embargo, forma parte de ese momento en que España fue, literalmente, un imperio a escala planetaria.

Si tomamos un mapamundi, Taiwán podría parecer una pequeña isla más en el inmenso Pacífico, pero nada más lejos de la realidad. Esta isla de apenas 36.000 km2, aproximadamente del tamaño de Galicia o Países Bajos, ocupa una posición estratégica excepcional. Situada frente a la costa sureste de China, Taiwán se encuentra en la encrucijada de tres mares, el Mar de China Oriental al norte, el Mar de China Meridional al sur y el Océano Pacífico al este. Esta ubicación la convierte en un punto crucial para las rutas marítimas que conectan el noreste y el sureste asiático.

Al norte, a tan solo unos cientos de kilómetros, se encuentra el archipiélago japonés. Al sur, cruzando el canal de Bashi, llegamos a Filipinas. Y al oeste, a través del estrecho de Taiwán, que apenas mide 130 km de ancho, se extiende la inmensa costa china. Esta posición ha hecho que, históricamente, quien controlara Taiwán tenía una ventaja estratégica para dominar las rutas comerciales de la región. Desde tiempos antiguos, las embarcaciones que transportaban seda, especias, porcelana y otros productos de lujo entre China, Japón, Filipinas y el resto del sudeste asiático pasaban inevitablemente cerca de sus costas.

No es casualidad que los imperios marítimos europeos, al llegar a Asia en los siglos XVI y XVII, rápidamente pusieran sus ojos en esta isla. Los españoles desde Filipinas y los holandeses desde Indonesia vieron en Taiwán un enclave perfecto para establecer bases desde las que participar en el lucrativo comercio asiático. Pero Taiwán no solo destaca por su ubicación estratégica. Su geografía física es igualmente impresionante y ha jugado un papel crucial en su historia. La isla tiene forma alargada, extendiéndose aproximadamente 394 km de norte a sur y 144 km de este a oeste. Pero lo que realmente la define es su relieve accidentado.

Casi dos tercios de su territorio están cubiertos por montañas, algunas de considerable altura. La columna vertebral de Taiwán es la imponente cordillera central que recorre la isla de norte a sur, con picos que superan los 3.000 metros. El más alto de todos es el Monte Yushan, también conocido como Monte Morrison, que se eleva hasta los 3.952 metros, convirtiéndolo en el pico más alto del noreste asiático. Esta configuración montañosa ha tenido profundas implicaciones históricas. Durante siglos, las comunidades aborígenes de la isla, pertenecientes a diversos grupos etnolingüísticos austronesios, encontraron refugio en estas montañas, residuando en la zona de Taiwán.