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T1X27 LISBOA, LOCURA Y EL VIAJE ELEMENTAL 6k1339
Descripción de T1X27 LISBOA, LOCURA Y EL VIAJE ELEMENTAL 611338
Hola a todos y a todas una vez más. El A BALCÓN ABIERTO n⁰27, ya está preparado para acompañaros durante casi una hora desde el estudio de grabación de UniRadio Jaén ... sí ningún apagón eléctrico ni mental lo impide, claro. Por cierto, no se alarmen, lo del apagón del otro día es algo muy "CORRIENTE"... sí, chiste malo mea culpa🙏 ¿Qué tenemos hoy en el menú? Pues después de habernos dado un pequeño paseo por la siempre nostálgica Lisboa de la mano y la voz de la maravillosa Carminho, vamos a saltar la valla del psiquiátrico para repasar levemente una obra maestra del cine: Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman (1975) Y seguidamente, mi querida amiga, la autora, poeta y cantante Ana Cárdenas nos viene a visitar para hablarnos de ella, su música y sus búsquedas, así como a regalarnos en directo dos de sus últimos temas, recogidos en su nuevo trabajo "El viaje elemental", al que deseamos un exitoso vuelo. Soy Vicente García Mestre Y esto es A BALCÓN ABIERTO. 2l6z2z
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Dejé en Lisboa una caricia olvidada tras mi último viaje a sus calles y sus plazas.
Era una caricia azul como su mar y salada como la saudade que riega su cielo abierto al océano.
Era la caricia de una muchacha que cantó su fado sentido casi cerrando el atascado chico enchiado.
Como siempre, era el último cliente, ese al que siempre echan poniéndole la chaqueta del revés y el sombrero mal calado.
Pero aquella noche, aquella niña, despertó a este viejo andaluz de su embriagado letargo con una voz de tercepelo antiguo que le hizo olvidar, por un momento, que fue en Lisboa, una tarde de revolución, cuando perdió el amor de amar de por vida.
Y esa misma vida se ahogó para siempre en un vaso de gingiña.
La miré, brotó de mi ojo izquierdo una cálida lágrima y ella, sin dejar de cantar, se acercó y acarició mi escaso y cano pelo con la dulzura con la que sólo en Portugal saben acariciar el alma y el olvido.
Besé su mano, me puse sin ayuda mi abrigo y mi ajado sombrero y salí sobrio de aquel mágico local como quien sale a medianoche de un sueño hermoso.
De madrugada, camino de Alfama, los gatos maullaban aquel dulce fado.
Si algún día vuelvo a morir, quisiera nacer en Lisboa.
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