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Hilos del Crimen
T1 E16 Los Hermanos Eckard

T1 E16 Los Hermanos Eckard 402o15

2/3/2025 · 24:31
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Hilos del Crimen

Descripción de T1 E16 Los Hermanos Eckard 732356

Sean Paul Eckard tenía peleas con su hermano Stanley pero ¿quién no se ha peleado alguna vez con su hermano? Normalmente existen celos, envidia, cierta actitud de competencia que desencadena en discusiones, es totalmente normal que exista cierta rivalidad entre hermanos, aprender a convivir, compartir...a veces no resulta fácil. Sin embargo, lo peor es cómo acaban gestionándose estas riñas, cuando se pierden de vista los límites, cuando el conflicto acaba siendo la ruina familiar, ya no estamos ante un problema, estamos ante la peor de nuestras pesadillas. Éste, y no otro, fue el caso de los hermanos Eckard. Fuentes: https://es.findagrave.com/memorial/64830271/sean_paul_eckard https://www.tampabay.com/news/courts/criminal/attorneys-debate-whether-death-of-sean-eckard-was-accident-or-revenge-by/2114024 https://eu.theledger.com/story/news/2010/06/22/spring-hill-man-accusex-of-killong-brother-burying-in-backyard/987435007/ https://in.pinterest.com/pin/821625525794995788 Imagen: https://images.app.goo.gl/w8qJuSiP1tRStzSR6 Música: Psycho-alex-bess-main-version-01-09-14011.mp3 5t2ir

Lee el podcast de T1 E16 Los Hermanos Eckard

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Los celos entre hermanos es un problema habitual, pero cuando estos crean inseguridad, conductas agresivas, falta de autoestima, haciendo que el sujeto se sienta el príncipe destronado, el problema puede acabar siendo algo mucho más grave.

Normalmente, la relación entre hermanos crea un vínculo arraigado desde la infancia, infranqueable. Sin embargo, la adolescencia conlleva peleas, desacuerdos, conflictos por las diferencias de carácter o personalidad y abre brechas de absurdas competencias.

¿Pero qué ocurre cuando estas circunstancias acaban escapándose de nuestras manos? La rivalidad entre hermanos suele tener origen en la preferencia de los padres de un hijo frente al otro. Y ello existe de forma irremediable, se da con más frecuencia de lo que nos gusta itir, aunque la mayor parte de padres niegue tener entre sus hijos a uno como su ojito derecho.

Esto siempre afecta a la salud mental e inicia un ciclo complicado y peligroso de peleas y agresividad. ¿Pero sabemos el alcance que puede llegar a tener esta inadversión? Bienvenidos a Hilos del Crimen, mi nombre es Rose Guerrero y hoy voy a contar una historia tan triste como absurda. Este es el asesinato de Sean Paul Edgar. ¿Tiramos del hilo? Samuel Edgar, a quien llamaban el hippie Sobrante y Donna, habían formado un matrimonio de segundas. Ambos habían estado ya casados y ambos tenían hijos de las relaciones anteriores.

Aunque a la presa solo trascendieron los nombres de los hijos de Samuel, Jennifer, Laura y Jade, en realidad tenían seis hijos entre ambos y aún formaron una familia mucho más extensa cuando del matrimonio entre ambos nació Stanley Elias Edgar en 1988, al que llamaban Ellie y Sean Paul Edgar el 12 de diciembre de 1990.

Samuel y Donna eran una pareja trabajadora y ocupada, más bien de carácter reservado, introvertidos pero de trato agradable. Se establecieron en una casa de alquiler en San Diego, California, dentro de un entorno feliz y tranquilo. De los dos hijos, Stanley era el más reservado, como sus padres. Era rencoroso, amaba las artes marciales y coleccionaba espadas.

Tenía un carácter algo reverde que en el 2007 lo llevó a ser arrestado por delitos graves relacionados con el fraude, aunque posteriormente la fiscalía retiraría los cargos. Era un chico divertido, pero un gran mentiroso con mucha falta de autoestima y un ladronzuelo compulsivo según lo definen sus propios amigos. Tenía un coeficiente intelectual alto y un gran talento para la música. A veces era considerado por muchos como un tipo arrogante y un tanto veleta, sin demasiadas perspectivas de futuro.

Sean Paul era la otra cara de la moneda. Un chico extrovertido, cariñoso, agradable, muy atento con su familia. Amaba a los animales, por lo que tenía un par de perros y un gato llamado Fufu. Era un joven servicial, con perspectiva de futuro, trabajador y muy creyente.

Donna estaba muy apegada a Shin, porque este era un chico muy carismático, maravilloso y sumamente allegado a la familia y a sus amigos. Muy afectuoso, uno de esos chicos que se hacen querer. Eso hizo que Stanley tuviera ciertos arranques de celos que lo llevaban a chinchar y molestar de forma frecuente a Shin. Según declararía más tarde Carlos Altamiro, primo de Quiñones, un amigo de los Seccar que vivía cerca en los últimos años de Shin, las discusiones entre los hermanos eran casi diarias, aunque nunca era nada serio.

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