Será Que Soy De Alto Valor 38v2g

Advertencia, las opiniones emitidas en este programa son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los principios y filosofías de Radio Amiga y la Universidad La Gran Colombia.

¿Qué tienes? ¿Quién chingados es Melissa y por qué te sabes su nombre? Chao papi.

¿Y a usted qué le dice papi? Pues a mi papá, ¿qué más? ¿Y a ese man qué o qué? Estás en el lugar correcto, aunque no se tomen nada en serio, pero estamos listos para ayudarte con tu salud mental y, como siempre, de frente como el demente a través de RadioAmigaInternacional.com Hola, bienvenidos, bienvenidas, bienvenides, porque acá sí hay cama para tanta gente.

Esto es de frente como el demente y hoy vamos a hablar de si somos o no personas de alto valor.

Yo soy Vanessa Ballesteros, soy tu psicóloga de confianza y quiero saludar a la dulzura de este programa.

Hola Adri.

Hola Vania Alejo, Juan.

Jesús Cristo.

Ya empezamos.

Pero sí, sí, lo reconozco, soy la dulzura del programa.

Muy bien, súper emocionada por este tema tan intrigante, Vania.

Yo siempre quise ser de alto valor y pues hay que aprovecharlo, ¿no? Eso.

Y también tenemos a la alegría.

Hola Alejo.

Gracias Vania.

¿Cómo están chicas? ¿Contentas? ¿Con todas? Felices.

Con toda la actitud.

Bueno, les tenemos demente de la semana, pero ya que vamos por la sed, coloquemosle un nombre al demente.

¿Qué nombre le ponemos? ¿Ceniciento? Bueno, le queda perfecto.

Ceniciento es el protagonista de esta historia.

Resulta que llega Ceniciento a mi consulta, ¿no? Y empieza a contarme, Vane, yo no soy de alto valor.

Y yo, ajá, ¿cómo así que no eres de alto valor? Empieza a desarrollar tu idea.

Por favor.

Y me dice, no, es que yo estoy viendo por redes que un hombre de alto valor es inteligente, es súper divertido, tiene buena actitud, es puntual, se levanta a las cuatro y media de la mañana a hacer ejercicio, es súper saludable, tiene cuatro ingresos de dinero y yo no tengo nada de eso.

Pues imagínense, el Ceniciento con diagnóstico de depresión, ya venía con diagnóstico.

Enfermo físicamente, porque estaba inmunodeprimido, o sea, le daba gripa dos veces al año, cada una le duraba seis meses.

Y aparte de eso, pobre, porque no tenía trabajo.

Entonces estaba pero mal.

Y él escuchando todos estos discursos, pues dijo, yo no soy de alto valor, porque si todas esas características son de un hombre y yo me siento así, y yo soy flaco, cansado, ojeroso y sin ilusiones, pues obviamente no tengo alto valor.

Y quiero que hoy le contestemos a Ceniciento y a nuestros dementes si es o no es de alto valor.

¿Es o no es? Sí.

¿Ya? Entonces...

Bueno, chao.

Que agradable.

¿Ahora qué hablamos? Nos quedan cuarenta y nueve minutos.

Nos tocó improvisar, porque ¿qué más hacemos entonces? Bueno, empecemos, más bien desarrollemos toda esta historia y pues aquí tenemos a la epistemóloga del programa que nos va a contar de dónde viene eso, quién se inventó esa vaina de que somos o no somos de alto valor.

Entonces Adri, cuéntanos.

Ni yo sé.

Mentiras.

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra ser una persona de alto valor realmente no existe, pero sí existe la palabra valor y esa sí se las quiero contar a través de sinónimos.

Cuando hablamos de valor, estamos hablando de significancia o de importancia, queridamente.

Estamos hablando de algo relevante.

Cuando nuestro querido Ceniciento nos dice que quiere tener un alto valor, está diciendo que quiere tener una alta importancia o significancia, pero, pero, en el artículo 13 de la Constitución Política de Colombia dice que todos nosotros somos iguales ante la ley.

Sí, entonces como que eso aquí no cuadra, ¿no? Que llegue el Ceniciento y le diga yo quiero ser de alto valor cuando todos somos iguales ante la ley, entonces ahí hay algo, amigo.

Aparte de eso, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículos uno, dos y tres, dice básicamente lo mismo, tú eres igual a las demás personas independientemente de tus creencias, filosofías extrañas o no tan extrañas, política, religión y todo lo que se te ocurra, tú eres igual a los demás, tienes derechos y también eres libre de expresarte, ¿no? Entonces...