Salvados por las canciones con Fernando Navarro j5g6x

Esto es Subterfuge Radio.

Muy bienvenidas y bienvenidos a Salvados por las Canciones de Subterfuge Radio, donde nos daremos una vuelta por el backstage de la mano de un anfitrión muy especial, de música de intensidad y de vida, de acordes rotos, de música para el recuerdo, de una manera de vivir, de la ruta norteamericana, de Ruta 66, de FM, de retazos eternos de la música, de los residentes, de crítica y análisis musical, de canciones y cultura, del país, de sus colaboraciones en Sofá Sonoro, de un espíritu muy underground, de que todo lo que importa suceda en las canciones, de personajes a quienes les salvaba más la inversión en un vinilo que una consulta en la psicóloga, y que agradecían profundamente que su madre nunca les hiciera bajar el volumen, de recuperar una banda y la esencia que las unió, de algo que les sirva como luz y que sirva también, por cierto, como descanso en la Plaza del Trigo, de que como escribía Maya Angelou, necesitamos ese coraje, y el coraje es lo más importante, porque sin él no se puede practicar ninguna otra virtud de forma consistente.

Al fin y al cabo, será que como decía José Le Santiago en la cuenta atrás, bienvenido hijo a la realidad. Bienvenidos a Salvados por las Canciones, donde hoy nos daremos una vuelta por el backstage de la mano de Fernando Navarro.

Muy buenos días, Fernando, ¿qué tal? Pelos de punta, como has sintetizado tantas cosas de mi biografía.

Un honor tenerte aquí y que nos vayamos a salvar hoy con tu recorrido de canciones y de columnas en el país y de conciertos.

Estuviste ayer en el concierto de Lapido, ¿no? Ese es el último en el que has estado.

Eso es, en el Teatro Lara, que hacía mucho.

Cuéntanos, Raúl Bernal, increíble.

Claro, además en ese rollo más acústico con la guitarra, y muy bien. Estaba José Ignacio, de un momento que me emocioné pensando que cuando me iba acompañando la música de José Ignacio Lapido, tantos años, y me sigue despertando las mismas preguntas sobre la existencia cuando escuché la canción del Más Allá, y qué grande es tener la sensación de que hay músicos que han definido lo que eres, ahora que hablabas de coraje, ¿no? Siento que el coraje de lo que haya podido hacer en mi vida y a dónde he llegado con la música y con la literatura y el periodismo se lo debo a gente como Lapido, sin duda.

Entonces me emocioné bastante pensando que hay canciones que todavía me siguen despertando ese coraje, esas ganas de preguntarme y de intentar explicar cosas con el trabajo que hago, que es el de escribir y contar historias.

En un artículo leía, el otro día, que las canciones de Lapido son una saga literaria.

Y en cierto modo, estoy completamente de acuerdo, porque son canciones para escuchar y para leer.

Sí, sí. A mí me acuerdo que me dijo Quique González, una vez que Lapido tenía la capacidad de abrir ventanas.

Cuando escuchaba sus letras, de repente, como que abría una ventana.

Y es una imagen que entiendo muy bien, porque creo que la literatura no tiene que concluir nada, sino tiene que despertar ese dolor de la lucidez en la gente.

Y Lapido, sin duda, es literatura, porque despierta, abre esa ventana y entra ese dolor de la lucidez por la existencia, que te expliques qué puedes hacer con tu vida y qué motor quieres llevar con ella.

Lo que acabas de decir, del dolor de la lucidez, me ha recordado, precisamente, escuchaba hace poquito, en una conversación aquí con Amat, en la que hablabas de precisamente eso, el fracaso como punto de partida y la lucidez de la derrota.

Y ese punto de que si te venden al final ese paquetito con el lacito y de que el personaje ha salido bien, es como que, si el conflicto es un conflicto de plastilina, como que no le convencía.

Y las canciones de Lapido son eso, justamente.

Hay derrota y fracaso, pero hay esa luz, esa lucidez.

Sí, totalmente, tal cual, sí, sí.

Bueno, Kiko Amat también es una persona muy interesante.

Sin duda, sí, el dolor de la lucidez, fíjate, lo recuerdo que lo escuché por primera vez en una película que decía Federico Lupi que se llama Lugares Comunes, que es muy bonita y que habla mucho de eso.

Y la verdad es que, lo que dices tú, tiene que haber conflicto, tiene que haber un poco de contradicción, porque los seres humanos somos contradictorios y conflictivos y tenemos que estar, eso que decía Walt Whitman, ¿no? Soy contradictorio cuando tengo multitudes, ¿no? Dylan, en su último disco que hizo, puso esa canción que se llama Contengo Multitudes.

Y si hablamos de Lapido, y hablamos de literatura, y hablamos de Dylan, ya que le hemos mencionado, hacías una reflexión muy chula, que me gustó muchísimo, sobre la alta cultura, la baja cultura, la contracultura y lo que supuso ese novel de literatura, esa referencia, ¿no? Que normalmente, la gente que hace literatura es como que está, estaba a otro nivel, y el músico, entonces, ese novel de literatura, creo, que hace muy buena referencia, ¿no?