RJ 247 | Íncels y MGTOW: del ridículo al poder 1b3827

Amigas, oyentas, escuchariado en general, soy Barbie Japuta. Bienvenidas al podcast sobre el único feminismo sensato que existe. El radical.

Bienvenidas, amigas, al podcast feminista donde cuestionamos lo que se da por sentado, lo que se vende como romántico y lo que el mundo se empeña en nombrar como lo normal.

En el episodio de esta semana hablaremos sobre el vínculo que existe entre fútbol y consumo de prostitución, sobre la creciente sexualización de niñas cada vez más pequeñas por parte de los varones, entre otras cosas. Además, vamos a entrevistar a Jessica Fillol para hablar de incels y de la machosfera. Los incels es la comunidad donde ella estuvo infiltrada durante un año para hacer su TFG. Pero antes vamos a hacer un viaje al pasado para entender mejor nuestro presente.

Pues este es un tema que nos obsesiona, como sabéis, la prostitución. De hecho, en el Radio Hijoputa 98 hablamos sobre la prostitución durante el franquismo. Ahí tocamos un trozo de historia. Si os pica la curiosidad os animo a recuperar ese episodio.

Hoy vamos a hablar, a petición de esta compañera, de la historia de la prostitución. Pero hay que decir desde el principio que aunque la prostitución es un tema muy importante para entender la historia del patriarcado y de las mujeres, su historia en España está llena de puntos ciegos.

Sabemos poco de los puteros, de los prosenetas y de las mujeres prostituidas extranjeras.

Sabemos poco de los burdeles clandestinos e incluso de la prostitución en los pueblos.

Y no es solo culpa de los historiadores. Influye también que las fuentes que tenemos son casi siempre legales o médicas. Es decir, hechas desde instituciones que ostentan el poder.

Por suerte, las miradas feministas han empezado a romper esa niebla y a mostrarnos lo que la prostitución ha sido siempre. Una forma cruda, persistente y normalizada de violencia patriarcal.

Nos va a acompañar en esta introducción Cécile Chaminade, con su trío para piano número 2 del año 1887. Durante siglos la prostitución fue mirada desde una especie de lente triple. Desde la moral religiosa, se condenaba. Desde la medicina, se temía. Y en la práctica, se toleraba con una hipocresía monumental.

Lo primero que salta a la vista al repasar su historia en España es el esfuerzo descomunal que han puesto médicos, políticos y policía. ¿Para qué? No para proteger a las mujeres, por supuesto, ni para ofrecerles salidas a ese infierno, sino para controlarlas, explotarlas y hacerlas desaparecer del mapa.

Como punto de partida, vamos a ir directas al decreto de 1623 de Felipe IV. Ese texto cerró los búrdeles oficiales, las llamadas mancebías o casas de mujeres públicas, pero no prohibió la prostitución. ¿Cuál fue el resultado? Pues las mujeres fueron empujadas a la calle o a locales clandestinos. Cuatro siglos después, aquí seguimos.

Fue en el siglo XIX, en especial desde la época de Isabel II, que es cuando se asentó el liberalismo en España, cuando el tema de la prostitución empezó a suscitar un gran interés regulatorio. En muchas ciudades españolas, sobre todo en las portuarias y en las que tenían fuerte presencia militar, comenzó a reglamentarse la prostitución.