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Relatos De Terror
Relatos de Terror - Las Pieles de los Padres

Relatos de Terror - Las Pieles de los Padres 6w2q5u

24/9/2023 · 01:31:02
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Relatos De Terror

Descripción de Relatos de Terror - Las Pieles de los Padres 2wjo

LAS PIELES DE LOS PADRES: El coche tosió, renqueó y se caló. Davidson advirtió entonces cómo soplaba el viento sobre la carretera desierta, colándose por las rendijas de las ventanillas de su Mustang. Intentó reanimar el motor, pero éste se negó a volver a la vida. Exasperado, dejó resbalar sus manos sudorosas por el volante e inspeccionó el territorio. No había más que aire caliente, rocas calientes y arena caliente en cualquier dirección. Estaba en Arizona. Abrió la portezuela y bajó al polvo ardiente de la autopista. Ésta se extendía por delante y por detrás sin una sola curva, hasta el pálido horizonte. Entrecerrando los ojos sólo podía discernir las montañas, pero cuando intentaba distinguir su contorno la neblina solar las disipaba. El sol ya le estaba corroyendo la cabeza, cuyo pelo rubio empezaba a ralear. Levantó el capó y se asomó desesperanzado al motor, lamentando su falta de conocimientos mecánicos. «¡Jesús! –pensó–. ¿Por qué no harán estos malditos cacharros a prueba de estúpidos?» Y entonces oyó la música. Tan lejana, que al principio resonó en sus oídos como un silbido, pero fue creciendo en intensidad. Era música, aunque extraña. 571571

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Las pieles de los padres de clive barker el coche tosió ronqueo y sécalo davidson advirtió entonces como soplaba el viento sobre la carretera desierta colándose por las rendijas de las ventanillas de su mustang intentó reanimar el motor pero éste se negó a volver a la vida exasperado do dejó resbalar sus manos sudorosas por el volante e inspeccionó el territorio no había más que aire caliente rocas calientes y arena caliente en cualquier dirección estaba en arizona abrió la portezuela y bajó al polvo ardiente de la autopista está se extendía por delante y por detrás sin una sola curva hasta el pálido horizonte entre sí cerrando los ojos sólo podía discernir las montañas pero cuando intentaba distinguir su contorno la neblina solar le anticipaba el sol ya le estaba corrigiendo la cabeza cuyo pelo rubio empezaba a rallar levantó el capó y se asomó desesperanzado el motor lamentando su falta de con nacimientos mecánicos jesús pensó que no era nuestro primer cachorros aprenden los primeros y entonces oyó la música tan lejana que al principio resonó en sus oídos como un silbido pero fue creciendo en intensidad era música aunque extraña a que sonaba al viento recorriendo los cables telefónicos era una onda de aire sin origen ritmo ni corazón que le erizaba los pelos del cogote y los mantenía tiesos trato de ignorarla pero no desaparecía sacó la cabeza de la sombra del capó para tratar de descubrir a los intérpretes pero la carretera estaba vacía en ambas direcciones sólo cuando explotó el desierto hacia el sudeste pudo ver una línea de pequeñas figuras andando arrastrándose o bailando en el límite de su visión era una línea líquida debido al calor que emanaba de la tierra la profesión si era tal parecía larga y se abría por el desierto un camino paralelo a la autopista sus senderos no se cruzarían davidson echó otra mirada a las entrañas de su vehículo que se estaban enfriando y luego volvió a mirar la comitiva de bailarines indudablemente necesitaba ayuda empezó a andar por el desierto en dirección a ellos fuera de la autopista el polvo que los coches no sonaban estaba suelto a cada paso le faltaba la cara progresaba lentamente empezó a trotar pero seguían alejándose echó a correr por encima del estruendo de los latidos de su corazon pudo ir más fuerte la música no tenía aparentemente ninguna melodía sino que era una subida y bajada constante de muchos instrumentos aullidos y trataremos silbidos redobles de tambor y rugidos la cabeza de la profesión ya había desaparecido absorbí vida por la distancia pero aún se veía la cola de los celebrantes sí lo eran modificó un poco su rumbo para adelantarse a ellos echando una breve ojeada a su espalda para ver el camino de vuelta su vehículo daba una sensación de soledad que le revolvió el estómago tan pequeño como un escarabajo en la carretera apostado por un cielo en ebullición siguió corriendo y tal vez un cuarto de hora más tarde empezó a ver con más claridad la procesión aunque quienes la encabezaban se mantenian fuera del alcance de su vista comenzó a pensar que se trataba de una serie de carnaval por extraordinario que resultará en aquel lugar en medio de semejante tierra de nadie con todo los últimos bailarines del desfile sin duda iban disfrazados se cubrían la cabeza

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