Recuerda sus películas BETTE DAVIS / Biografía, Documental / Cine Clásico 6x185y

...dólares a la semana y les daban papelitos para tenerlas contentas y también hacían otras cosas.

Warner no era así, ni mucho menos, no toleraba estas cosas.

Para que se haga una idea, ninguna mujer, script secretaria o lo que fuese, jamás se le permitía llevar pantalones.

Nunca en la Warner Brothers. A ninguna se le ocurría presentarse en su oficina con pantalones.

Era una combinación muy curiosa.

Tenía un sentido del humor vulgar y muy chavacano.

Los discursos a todos los empleados, cuando nos reunía de vez en cuando con el motivo más inesperado, eran realmente espantosos.

Para un hombre, digamos, con cierta preparación.

Sin embargo, pese a las deserciones que luego se producirían, aquellos fueron los cimientos de todo lo que estoy haciendo ahora.

Fue una época gloriosa, realmente gloriosa.

La vida para todo el mundo resultaba más fácil gracias a Hollywood.

Los actores fuimos la única aristocracia que tuvo América.

Y los actores de Hollywood, por aristocracia me refiero a los más destacados, con los que soñaba el público e intentaba imitar.

En 1933 intervino en una fantasía de Hollywood.

Era una época en que el resto de América se enfrentaba a una terrible depresión.

El dinero escaseaba y millones de personas estaban sin trabajo.

La depresión, sí, fue terrible.

Nosotros viajábamos en un tren publicitario financiado por la General Electric.

Visitamos 16 ciudades en 16 días y pasamos por experiencias muy malas.

Los bancos estaban cerrados.

Dos veces casi hacen descarrilar nuestro tren, porque éramos la gente maravillosa y rica de Hollywood y a algunas de aquellas personas no les gustaba la gente opulenta de Hollywood, así que corrimos bastante peligro.

A veces al llegar a una estación la gente nos enseñaba los dientes y nos amenazaba con los puños.

No resultó gracioso que cerraran los bancos.

A pesar de eso la gira fue maravillosa y comprendí lo que significaban las películas para el gran público.

En el altar de la moda la caracterizaron de mujer fatal, resultaba imposible reconocerla.

Le pusieron una peluca platino y pestañas postizas.

Su ropa fascinó a las mujeres.

Era una descarada imitación de Greta Garbo, no sé cómo lo consentí.

Estaba horrible y jamás volví a hacerlo.

Bueno, aquello era absurdo, porque no reflejaba lo que sentía por dentro y hay que ser siempre uno mismo.

Yo creo que era una buena actriz y no una chica con glamour, como decían entonces.

El jueves por la noche daré una fiesta, a lo grande.

Vendrá una banda de jazz desde Memphis.

Oh, estupendo.

Me gustaría que vinieses y fueses mi pareja.

¿En serio? ¡Claro! Será una fiesta elegante, pero si llevas un traje oscuro bastará.

Gracias.

Gracias, señorita.

Esclavos de la tierra fue una especie de prueba.

Sobre todo desde esta perspectiva ha pasado el tiempo, una especie de prueba de los papeles que podía interpretar.

Tan elegante, no habrá quien te reconozca.

Y no me llames señorita.

¿Sabes qué voy a hacer? Voy a fumar.

En esclavos de la tierra interpretaba a una joven del sur rica y consentida, una mujer independiente.

Era el tipo de papel en el que destacaría más tarde.

Hasta pronto.

No trabajes mucho.

Tenemos que bailar el wiggle o como se llame.

¿Y tú tienes que llevarme? Será un placer, Madge.

Qué encanto.

Me gustaría besarte, pero acabo de maquillarme.

Adiós.

Me he preguntado muy a menudo por qué me divertía tanto interpretar a estas mujeres.

Desde luego son una prueba para dar la medida de actriz.

Pero no era sólo por eso.

No lo era.

Me divertía y basta. Incluso pensaba...

Llegué a preguntarme si en el fondo no sería así realmente.

Y hasta ahora no he encontrado una respuesta definitiva.

¿Estás mejor? Quiero una copa.

¿Antes del desayuno? ¡Ponme una copa! En la peli.