El primer café con Mari Ángeles Serrano 09-05-2025 4k503c

¡Buenos días, Universidad! ¡Buenos días! El programa despertador de Radio Universidad de Salamanca.

En Buenos días, Universidad, te contamos el día a día de la Universidad de Salamanca.

Conoce tu universidad cada día escuchando Radio Ausal.

Nos puedes escuchar todas las mañanas a las nueve y media en la emisora universitaria, con Elena Villegas.

En Radio Universidad de Salamanca, tu radio universitaria.

Los 30 años de Radio Ausal.

Celebramos este curso 30 años de programación ininterrumpida de la emisora universitaria de Salamanca.

Entre otros programas especiales, te invitamos a conocer a muchas de las personas que estuvieron y están en nuestras ondas.

Las 30 entrevistas de los primeros 30 años de Radio Universidad.

Podrás seguirlas en nuestra sintonía.

Primera emisión miércoles y viernes en el Buenos días, Universidad.

Las 30 de los 30 a las 9.30 en Radio Ausal.

También en la web de la radio, radio.ausal.es.

Muy buenos días, Andrés, que estaba pensando en cómo nos cuadramos.

No sé si sabes lo que significa cuadrarse.

Uf, ¿a qué te refieres, Elena? A ponerse firmes.

Ah.

Es que ya no se hace la mil y no se hace la mil.

En mi tiempo se hacía.

Estaba pensando en cómo nos cuadramos cuando José Luis nos habla ya por interno y nos dice listos que vamos a empezar.

Sí, sí, es que además tengo siempre a quien me dice que siempre voy encorvado y demás.

Entonces trato de ponerme recto cuando grabamos con imagen.

De cuadrarte, de cuadrarte.

Sí, sí.

Bueno, pues ¿qué nos cuentas? Yo no sé si ganas ya de fin de semana o espero que nos cuentes más cosas.

Ganas de fin de semana como todos los viernes y además de un fin de semana muy especial porque mañana es 10 de mayo, no es día de quitarse el sallo porque no lo permitirá ni el refrán ni la meteorología, pero sí es día de irse al Barrio del Oeste a la Feria del Arte que organiza la Delegación de Bellas Artes.

Hasta en seis comercios del Barrio del Oeste los alumnos de Bellas Artes van a estar vendiendo todo tipo de artilugios, postales, pegatinas, ilustraciones, pendientes y de todo.

Así que como yo sé que tanto tú como tus oyentes sois público, instruido, al que le gusta.

Son nuestro patrocinador de hoy, ¿no? Son nuestro patrocinador de hoy.

Así que mañana, sábado 10 de mayo, todo el mundo al Barrio del Oeste a partir de las 12 de la mañana.

Hasta luego.

Que se note que aquí… Que merece la pena además el Barrio del Oeste.

Eso es.

Y la Delegación de Bellas Artes también, hombre, que nos quieren mucho.

Venga, me centro en lo de hoy porque hoy no es 10, hoy es 9 de mayo.

Hoy es día de la Unión Europea, que ya hemos contado algo por aquí en Radiousal de eso, pero esto no es lo importante del día de hoy.

¿No? Como ya lo contasteis ayer, pues no lo voy a contar yo otra vez.

Hoy es el Día Internacional de las Medias y los Calcetines Perdidos.

¿Vale? Y yo no sé si todos… Yo pensaba que me ibas a decir algo del Papa.

Algo del Papa… Bueno, podríamos estar hablando mucho tiempo del Papa, pero hoy es el Día Internacional de las Medias y los Calcetines Perdidos.

Yo no sé si todos nuestros oyentes se consideran europeos o se sienten europeos o no, pero lo que estoy seguro es de que han perdido muchos calcetines a lo largo de su vida.

Fíjate, ayer cogía una noticia, no la he contrastado en absoluto, pero decía que a lo largo de una vida se pueden llegar a perder más de mil calcetines.

Por persona… Sí, por persona.

Por persona y año, ¿no? Por ciudadano… No, por año. Mil al año sería… Por persona pudiente.

Así que, pues eso, en virtud de esta fecha que nos une y nos hermana a todos nosotros, bípedos sin plumes despistados que somos, lo que voy a hacerle a nuestra invitada de hoy es hacerle leer la Oda a los Calcetines de Pablo Neruda, que es maravillosa para celebrar este Día de Europa y Día de las Medias Perdidas.

Así suena la voz de tu invitada de hoy.

Buenos días. Oda a los Calcetines, de Pablo Neruda.

Me trajo Mara Mori un par de calcetines, que tejió con sus manos de pastora, dos calcetines suaves como liebres.

En ellos metí los pies, como en dos estuches, tejidos con hebras del crepúsculo y pellejos de ovejas, violentos calcetines, mis pies fueron dos pescados de lana, dos largos tiburones, de azul ultramarino, atravesados por una trenza de oro, dos gigantescos mirlos, dos cañones, mis pies fueron honrados de este modo, por estos celestiales calcetines.

Eran tan hermosos que por primera vez mis pies me parecieron inaceptables, como dos decrépitos bomberos, bomberos indignados de aquel fuego bordado, de aquellos luminosos calcetines.

Sin embargo, resistí la tentación aguda de guardarlos como los colegiales preservan las luciérnagas, como los eruditos coleccionan documentos sagrados.

Resistí el impulso furioso de ponerlas en una jaula de oro.