PoliPepe#1669: El Giro que ganó Simon Yates y perdió UAE 693p3

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Hola, ¿qué tal? Hoy estamos a lunes 2 de mayo del año 2025. Os hablo desde el barrio de Arguelles, en Madrid, en España. Yo soy Pepe Rodríguez y este es el programa número 1669 de la sección polideportiva de PepeDiario. Simon Yates ganó el Giro de Italia y lo ganó en una etapa memorable, inolvidable, en el Col de la Finestre, uno de los puertos más especiales que existen en Europa, que existen en todo el universo ciclista. ¿Qué importante es en el universo ciclista los lugares? No es sólo la competición, sino por dónde pasan. No es tampoco sólo estética.

Hay un punto real, los porcentajes, los kilómetros, la climatología, cuándo se pasan esos puertos, en qué carrera se pasan esos puertos, si se pasan al principio o al final de la carrera, si hay encadenados antes o después. Hay un punto que es pragmático puro de cómo el ciclismo utiliza las carreteras, pero también un punto mitológico, un punto estético, un punto que lo hace diferente a todos los demás deportes en el sentido de que allá por donde pasan se escriben historias y el por dónde pasan los lugares se convierten también en historia propia.

En el Col de la Finestre, en el año 2018, Simon Yates, vestido de rosa, perdió una carrera que parecía que tenía ganada frente a Chris Froome y se llevó una de las grandes pájaras de esta época moderna del ciclismo. Perdió hasta los empastes de las muelas, lo perdió todo aquel día. Qué hermoso, al menos desde mi punto de vista, qué romántico, qué bello, qué poético ver a Simon Yates en el mismo monte, en el mismo puerto, en esa salvajada llamada Finestre, recuperar lo que una vez perdió, ganar el rosa, ganar la maglia y hacerse con el Giro de Italia.

Conseguir su segunda grande, no olvidemos que en su día ganó una Vuelta Ciclista a España y restañar una herida que le iba a perseguir por los siglos de los siglos y ya no le perseguirá. Este monte, este rato, este coronar ahí arriba, completamente agonizando de una subida infinita de más de una hora. Dios, cómo molan los puertos, los puertacos que se pueden pedalear de esta manera, que no son rampas imposibles, pero que además son larguísimos infinitos y el Giro de Italia tiene alguno de los mejores que existen. Esa manera de coronar Finestre y ver al fondo Sestrier, donde se escribieron también tantas páginas históricas del ciclismo.

Inolvidable, la pájara de Induráin en uno de sus días más míticos, cuando no pudo dar caza a Akiapuchi, allí mismo en Sestrier también, por aquel valle infinito y esa subida tendida al final. A mí me parece que esto te lo da el ciclismo en un capital paisajístico, un capital lugareño, como no te lo da ningún otro deporte y por eso me resulta tan atractivo, entre otras cosas. Otras cosas que tienen que ver con la competición, que tienen que ver con la estrategia, con la táctica, con la labor de equipo, con el sufrimiento extremo y, en ese sufrimiento extremo, las decisiones que toman los individuos en situaciones en las que, por supuesto, te va el corazón a mil, te falta el oxígeno, te falta el raciocinio y puedes cometer algunos errores legendarios.

Simon Yates ha ganado el Giro de Italia, lo ha ganado por un ataque majestuoso en un monte que debería causarle, seguro, pesadillas, terrores nocturnos. Lo ha hecho, además, gracias a su equipo. Su equipo, el Visma, un equipo derrotado demasiadas veces en los últimos tiempos y que navega perdido, mandó por delante, en esa etapa, el arma de destrucción masiva definitiva del pelotón, que es Wuthbanaer. Wuthbanaer hizo una subida finestre antológica. No la pudimos ver por la tele porque la carrera se estaba jugando en otro lado, pero ahí estaba la victoria del Giro de Italia.

Como en la mítica etapa del Tour de Francia en Otacam, cuando él, tirando desde la fuga de Wiengegar, es capaz de dejar a Tadej Pogacar, lo que hace en finestre es llegar hasta arriba, sufriendo como un perro, por delante de su líder, por delante de los favoritos. Y una vez que corona, saber todos que ahí se había acabado el Giro. ¿Por qué? Porque una vez que Simon Yates llega a su rueda y le puede hacer el descenso y el valle hasta los últimos kilómetros de Sestriers, ahí es imposible que por detrás no pierdan la minutada antológica que perdieron. Ahí entra el desastre de UAE.

Como UAE, con la maglia rosa en el cuerpo de Isaac, del Tour de Francia...