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Podcast El Anticuario Del Misterio
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Podcast El Anticuario Del Misterio 61l38

Por adulador
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Esté canal está diseñado para capítulos de los mejores libros sobre el estudio de civilizaciones y humanidades extintas u olvidadas. Atlántida,Lemuría,Rutas e Hiperbórea... n6v4m

Esté canal está diseñado para capítulos de los mejores libros sobre el estudio de civilizaciones y humanidades extintas u olvidadas.

Atlántida,Lemuría,Rutas e Hiperbórea...

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MEX-20 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
MEX-20 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.x
Historia y humanidades 9 años
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MEX-19 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
MEX-19 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.x
Historia y humanidades 9 años
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MEX-18 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.x
Historia y humanidades 9 años
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MEX-17 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
MEX-17 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
Historia y humanidades 9 años
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MEX-16 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
MEX-16 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
Historia y humanidades 9 años
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MEX-15 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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MEX-14 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
Historia y humanidades 9 años
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MEX-09 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
Historia y humanidades 9 años
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MEX-01 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
MEX-01 AA VV,Nueva Historia General De México (D2)
Esta obra sigue los pasos de la Historia general de México, publicada por vez primera en 1976 bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas, pero es a la vez una renovación completa de aquel proyecto original como resultado de los cambios sustanciales que ha sufrido el panorama historiográfico en los 35 años transcurridos desde la aparición de la Historia general. Los 24 autores que participan en la obra aportan, en 16 capítulos, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. NOTA INTRODUCTORIA En 1976 vio la luz la primera edición de la Historia general de México, concebida por Daniel Cosío Villegas como una obra destinada a un lector «maduro pero de ninguna manera culto o ilustrado». Es bueno imaginar que la Historia contribuyó a ampliar el número de lectores «cultos e ilustrados», cuya madurez don Daniel daba por necesaria. Si así hubiese sucedido, la responsabilidad esencial del éxito de aquel proyecto editorial e intelectual recayó en los autores: Bernardo García Martínez, José Luis Lorenzo, Ignacio Bernal, Pedro Carrasco, Alejandra Moreno Toscano, Andrés Lira, Luis Muro, Enrique Florescano, Isabel Gil, Luis Villoro, Jorge Alberto Manrique, Josefina Zoraida Vázquez, Lilia Díaz, Luis González, José Luis Martínez, Berta Ulloa, Lorenzo Meyer y Carlos Monsiváis. Como se observa, el libro reunió historiadores de varias generaciones y de distintas tradiciones intelectuales y estilos literarios; fue un crisol de edades y sensibilidades. En todo caso, al mediar la década de 1970 estaba disponible, para un público que suponemos ávido de conocimientos, una historia no especializada, renovada, vasta y concreta. El éxito de la empresa no fue instantáneo. En cambio, y mejor aún, se proyectó a futuro por casi un cuarto de siglo. No hay exageración alguna en sostener que la Historia general de México se convirtió en el texto de referencia para miles de estudiantes de bachillerato y de universidades (y para sus profesores). Ofrecía algo difícil de alcanzar en una obra de historia: una síntesis y una panorámica. El número de ediciones y reimpresiones así lo muestra: la primera edición (1976) fue de 5000 ejemplares; la segunda (1977), de 15 000. En 1981 se hizo una primera reimpresión de la segunda edición (que tiró 10 000 ejemplares) y el mismo año la tercera edición, que alcanzó 100 000 ejemplares. Entre 1986 y 1987 se hicieron dos reimpresiones que sumaron 35 000 más. La cuarta edición se publicó en 1994 y se reimprimió cuatro veces entre 1996 y 1999. La Historia general de México se acerca entonces a los 250 000 ejemplares publicados entre 1976 y 1999. Y esto, es necesario destacarlo, sin que la obra fuera jamás un texto obligatorio en ninguna escuela, no al menos porque así lo haya querido El Colegio de México (aunque existe una edición no venal de la Secretaría de Educación Pública para apoyo de los profesores del sistema educativo nacional). En cambio, fue un texto útil por virtud de sus contenidos, de su enfoque, de su estilo. La Historia general de México versión 2000 fue un intento por renovar parcialmente la obra, que entonces cumplía dos décadas y media de vida pública. La versión 2000 repitió la organización interna en 18 capítulos. Sin embargo, el de Alejandra Moreno Toscano fue retirado por la autora y se sustituyó por otro, debido a la pluma de Bernardo García Martínez, quien además transformó y actualizó sustancialmente el texto introductorio de tema geográfico. Lo mismo hizo Lorenzo Meyer con el segundo de sus textos incluido en la edición de 1976, cuya narración y explicación extendió esta vez hasta mediados de la década de 1990. Modificaciones de fondo hicieron también José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco, Josefina Zoraida Vázquez y José Luis Martínez. En 2010, y bajo los influjos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, las cosas tenían que ser de otra manera. Si la edición prima auspiciada por Daniel Cosío Villegas es un hecho notable de la cultura escrita en México, lo que ahora se intenta es una renovación completa del proyecto original. De los historiadores partícipes en las ediciones de 1976 y 2000 sólo siguen presentes en esta nueva versión cuatro: Bernardo García Martínez, Josefina Zoraida Vázquez, Andrés Lira y Lorenzo Meyer. Las contribuciones de los tres últimos han sido escritas de principio a fin para la versión 2010, y poco tienen que ver con sus capítulos publicados en las ediciones anteriores. Para la presente versión, por su parte, Bernardo García Martínez ha redactado dos capítulos sobre la conquista y la expansión del siglo XVI, que son un perfeccionamiento de uno de los capítulos incluido en la versión 2000. En otras palabras, la Nueva historia general de México es nueva porque es otra. Es otra, dado que prácticamente ningún texto de las ediciones previas se ha incluido en este volumen. Es nueva, porque los 24 autores han aportado, en los 16 capítulos de la obra, una mirada equilibrada pero puesta al día para interpretar la historia mexicana. La justificación de renovar a fondo lo que constituye un patrimonio cultural tan importante como la Historia general de México es obvia: en 35 años el panorama historiográfico se ha modificado sustancialmente, ya se trate del periodo prehispánico o del novohispano o de los dos siglos de vida independiente. Somos conscientes de que la decisión ha tenido costos en absoluto desdeñables, como cancelar la asociación que muchos lectores hacen entre la obra y algunos capítulos que, desde 1976, se consideran clásicos no sólo de la historiografía sino de la expresión escrita en nuestro medio; así pueden considerarse los textos de Jorge Alberto Manrique, Enrique Florescano, Luis González, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. Pero el riesgo era necesario y, para El Colegio de México, obligatorio. Renovar la narración histórica y abrir espacio a voces nuevas es nuestra responsabilidad. Sólo el lector juzgará los resultados. En todo caso, se han conservado el espíritu y el formato editorial del proyecto de 1976. Apostamos otra vez por una extensión y dimensión manejables para el lector, es decir, un libro no de bolsillo pero sí de cabecera o de escritorio para estudiantes, profesores y para ese lector maduro y paciente que toma en serio el deseo de cultivar el estudio del pasado mexicano. El impulso inicial, la propuesta de un método de trabajo y una primera organización cronológica de esta nueva obra provinieron del entusiasmo y la sapiencia de Bernardo García Martínez.
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MEX-11 Aristóteles,La Ética,Décimo Libro (D2)
MEX-11 Aristóteles,La Ética,Décimo Libro (D2)
Aristóteles (en griego antiguo ???????????, Aristotél?s) (384 a. C.-322 a. C.)1 2 fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, incluyendo lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1 Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto. Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas. Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo) durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas.6 Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte. La ética es la rama de la filosofía que estudia la bondad o la maldad de los comportamientos.1 Tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la adopción de un sistema moral u otro. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como “bueno”, “malo”, “correcto”, “incorrecto”, “obligatorio”, “permitido”, etc., referidos a una acción, a una decisión o incluso contendrá a las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: “Ese hombre es malo”, “no se debe matar”, etc. En estas declaraciones aparecen los términos “malo”, “no se debe”, etc., que implican valoraciones de tipo moral.
Fe, filosofía y espiritualidad 9 años
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MEX-07 Aristóteles,La Ética,Sexto Libro (D2)
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MEX-09 Aristóteles,La Ética,Octavo Libro (D2)
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