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La plenitud de Dios no es algo que logra vivir poco a poco, la PLENITUD DE DIOS está disponible en toda su magnitud en el momento que permanecemos unidos El. Es por ello que el Espíritu Santo nos enseña, que esta unificación, solo es posible vivirla en FE. Para negarme a mí mismo o negarme a existir como una persona injusta (HUMANA) o separada de Dios, requiero de FE, y así verme justo (DIVINO), y desde este punto accesar a toda la PLENITUD DE DIOS, de tal forma que todo lo que Dios es, pueda fluir en toda su dimensión en mí. Es por ello, que no se vive poco a poco, se vive en UNO CON EL, o no se vive. Todos estamos invitados hoy a vivir el cumplimiento de esta promesa de parte de Dios de manera permanente, como Jesús la vive.

El propósito de Abba con cada uno de nosotros, es ser todo lo que Él es dentro de cada uno de nosotros, para que participemos de su plenitud, de manera que todo lo que Él es, esté disponible permanentemente o todo el tiempo. El Espíritu Santo nos enseña que no podemos traer un modelo humano a esta relación divina de Abba con nosotros sus hijos, ya que no son compatibles, porque naturaleza humana solo se puede vivir separada de Dios, y la naturaleza divina solo se vive en UNO con Abba. Hoy somos invitados por gracia a experimentar y permanecer en esta verdad.

En esta charla el Espíritu Santo nos invita a conocernos en la realidad divina de hijos de Dios, y así, recibir su herencia, la cual es crecer a la semejanza de Jesús. En el ámbito humano la herencia se hace efectiva hasta que el padre muere, en el ámbito divino, nuestro Padre no muere, es eterno. El ya escribió un testamento, el Albacea, el Espíritu Santo, es el encargado de asegurarse que las personas, reciban su herencia. Si hemos nacido de Dios, somos herederos de Él. Solo basta comprendernos como hijos, para eso está el Albacea, el Espíritu Santo, para hacernos comprender el testamento, y hacernos la entrega de esa herencia, según yo me voy viendo y conociendo como hijo de Dios.