
Descripción de PERDONAR Y...¿OLVIDAR? 6y4v1u
¿Os ha sucedido que os han hecho algo que os ha dolido mucho, pero habéis perdonado a quién lo hizo? Pero...¿y olvidar lo que hizo? Amig@s, eso es claramente más difícil. A veces, pensamos que perdonar es un alivio para quién hizo el daño, pero lo cierto es que esa sensación es más fuerte para quien perdona, para quien pasa página. Hay quien piensa que perdonar es una debilidad, que es como decir que no nos importa lo que ocurrió, pero no es cierto. Perdonar requiere mucha fortaleza. Si esa persona que provocó daños es nuestra pareja, algún otro miembro de la familia o un amigo de total confianza,...el perdón va a costar mucho, porque aquí se ha traicionado nuestra confianza. Tampoco vamos a olvidarnos en este episodio de los personajes que suelen habitar el tema que nos ocupa. Entre ellos, están esas personas que están pidiendo perdón constantemente. Son esas que, entre otras cosas, piensan que más vale pedir perdón que permiso. Y luego está el prepotente "perdonavidas". Seguro que conocéis personas que se ajustan a los dos tipos! 6d2c11
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Todas tuvimos una Nancy, el podcast realizado por mujeres nacidas en el baby boom.
Con Ana Calatayud y la boomer coordinación de Ángels Bibancos.
Desde los estudios de Radio Cornelá en el 104.6 de la FM.
Y los saludos técnicos de Mark Ford.
¿Qué tal, boomers? ¿Todo bien? Pues empezamos.
Todas las personas, y especialmente los y las boomers, que ya llevamos viviendo un tiempecito, hemos perdonado, y nos han perdonado en muchas ocasiones.
Sí, pero una cosa es perdonar lo que nos hicieron y otra, muy distinta, olvidar lo que pasó.
Lo dicho, ¿perdonar y olvidar? ¿Realmente es posible hacer las dos cosas? Hoy, en Todas tuvimos una Nancy, vamos a sumergirnos en un tema que, como hemos dicho, nos ha tocado a todos en algún momento, el perdón.
Y no, ¿eh? No hablamos del lo siento de moda, sino de ese perdón profundo, ese que cuesta, que duele y que a veces se convierte en un verdadero reto.
Pero, ¿y olvidar? ¿Realmente podemos dejar atrás lo que nos hicieron? ¿O el pasado siempre acaba pesando más de lo que quisiéramos? Prepárate para una conversación desenfadada, reflexiva y, por supuesto, llena de recuerdos, porque hoy nuestro episodio se titula Perdonar y Olvidar.
El perdón es un acto de liberación, una forma de dejar atrás la carga emocional que nos puede generar el rencor.
Vaya, pero, ¿olvidar? A ver, olvidar es otro tema, ¿eh? ¿De verdad es posible olvidar lo que nos lastimó? ¿O simplemente lo guardamos en un rinconcito de la memoria para seguir adelante? Ay, ¿y si olvidamos? A ver, ¿realmente hemos curado esa herida o solo hemos evadido una parte del proceso? Cuando decidimos perdonar a alguien, no solo estamos diciendo, eh, está bien, eh, lo que hiciste no fue tan grave, o no, no me importa lo que pasó.
No, no, nada de esto.
El perdón es un acto consciente de dejar de cargar con el resentimiento, esa carga emocional que nos pesa y que, aunque queramos, no desaparece por arte de magia.
Vaya que no, es como cargar una mochila con piedras invisibles, que mira, aunque no se vean, no se afectan.
El perdón es la decisión de vaciar esa mochila, y aunque al principio pueda parecer que perdonar es un acto altruista hacia el otro, pues en realidad también es una forma de protegernos a nosotros mismos.
Sí.
Hay quien piensa que perdonar es una debilidad, lo habrás oído, que es como decir que no nos importa lo que ocurrió, pero no, en realidad el perdón requiere mucha fortaleza.
Sí, sí, y requiere de más coraje, para dejar de lado el orgullo, para reconocer que el rencor y el resentimiento nos siguen lastimando más a nosotros que a la otra persona, mira.
Y de alguna manera, perdonar también es una forma de cerrar ciclos, de decirle al pasado, ya basta.
El acto de perdonar nos permite avanzar, no solo en la relación con la otra persona, sino en nuestra propia vida, liberándonos de este peso.
¡Ay, qué tranquilidad! Lo curioso es que al perdonar, quien perdona no solo se alivia, sino que al perdonado también recibe un regalo.
Sí, sí, la oportunidad de corregir y de reconstruir la confianza.
Aunque no siempre es fácil, el perdón ofrece esa posibilidad de reencontrarse, de reconstruir lo roto, de reparar algo que de otro modo se quedaría estropeado para siempre.
Por supuesto, esto no significa olvidar lo que pasó, como si nunca hubiera sucedido, ¿sabes? No, el perdón no borra el daño, pero sí puede ofrecer una oportunidad para dejarlo atrás, para ver la situación desde una perspectiva más amplia.
Es un proceso que, aunque doloroso, si lo pensamos, tiene el potencial de enseñarnos más sobre nosotros mismos que sobre la otra persona.
Es un proceso en el que ambos, el que perdona y el que es perdonado, se enfrentan a sus propios límites.
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