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Sean todos ustedes bienvenidos al centésimo decimocuarto episodio del podcast de Filter.

Entren por su propia voluntad y siéntanse cómodos mientras permanezcan aquí.

Los contenidos de este episodio son los siguientes.

Intro, el tema musical Sleek Walk, por Santo y Joner.

Mundo viejuno, la vida de Naranjito, extracto del programa El Pelotazo.

Interludio, Muñeca Rota.

Las movitas de Marietta Pubel, quédate desconocido.

Batallita Rolera, relevo generacional en los juegos de rol.

Fuente en Ecoménica.

Interludio, Trabalengua.

Fuente, se acabó el show.

Historias históricas, estornudo.

Fuente, no soy historiador.

Voz, Evan.

Buzón de voz con todo lo que nos ha llegado por Telegram y otras redes sociales.

Y el outro con nuestra famosa cita de final del programa.

Y eso es todo amigos.

Mundo viejuno.

En fin, bueno, tenemos ya Naranjito, buenas noches.

Sí, buenas noches.

Para 25 años no se ha puesto demasiado grave.

Tiene que tener más.

No, Naranjito, Naranjito, ¿usted en qué año nació? Yo nací en 1967.

¿Cómo era? En el 67.

En el 67, porque empieza a dar 40 años, ¿no? Cuando hizo la serie tenía usted entonces 15, ¿no? Exactamente.

Yo nací en el grado de Valencia.

En el grado de Valencia.

Y cuando hizo la serie tenía solo 15 primaveras.

15 años cuando hizo la primera serie.

¿Tiene usted buenos recuerdos de aquella serie, Naranjito? Sí, porque en aquella serie yo conocí a mi novia Clementina.

A la novia Clementina.

Sí, durante el rayaje de la serie.

Y me enamoré de ella perdidamente.

Se enamoró de Clementina.

¿Y se casaron ustedes? Sí, nos casamos un año después y tuvimos muchos invitados.

Que divertido.

¿Y qué tal les fue con esa moda con Clementina, Naranjito? Bueno, pero...

Es que se nos fueran bien.

¿No les fuese de bien? No, y tuvimos una ruptura amorosa.

Sí.

Porque Clementina me puso los cuernos con una pera de agua.

¿Con una pera? ¿Con una pera de agua? Y nosotros reímos, pero aquello me marcó.

Aquello me marcó.

Pero era pera o era pero.

Pera, ¿no? Era una pera.

Pero aquello que a su mujer le fuera a incendiar con una pera de agua tuvo que ser fuerte, ¿no? Sí.

Se le nota como un poco traumatizado.

Se le estaba la bollería.

Estaba usted traumatizado, ¿no?, por aquello.

Sí, aquello me marcó.

Porque habíamos comprado un fútbol que mi familia había gozado para irnos a vivir juntos.

O sea, comprado usted un frutero unifamiliar para irse a vivir con su mujer, ¿no? Sí, porque hasta entonces vivíamos de alquiler en los cajones bajos de una nevera.

Perder aquel amor fue una experiencia ácida y cíclica.

Fue una auténtica frutada.

Qué triste, ¿no? Una auténtica frutada.

Lo pasó usted mal, ¿no? Lo pasó usted mal.

Me pasaba las tardes enteras llorando su humo.

Luego cae una depresión que me llevó a tirarme a un exprimidor de un bar.

¿E intentó usted quedarse la vida tirándose a un exprimidor? Sí.

Pero años después, desafortunadamente, conocí a otra mujer llamada Mandarina.

Y esta sí que me entendía desde el principio.

Y hoy es mi esposa.

Se casó usted con Mandarina, ¿no? ¿No ha tenido hijos? No, no, no.

Es que en nuestro día era tres gajitos.

¿Pero por qué han nacido gajitos y no narajitas enteras o mandarinas enteras? Porque eso, tuvimos gajitos, nacieron tres gajitos.

Pero ya se hicieron ya narajitas.

Y narajitos, las hojas esas que hay arriba, ¿las puso? ¿Las siguen manteniendo o se le han caído ya con el gasolón? ¿O tiene canas? Que te ha vuelto a caer un salón, la tiene blanca.

Son dos hembras y un varón.