
Descripción de Nochevieja en Casanostra Ep.7 48151u
Si te gusta mi trabajo y quieres recompensarlo con algún tipo de donación, puedes hacerlo a través del siguiente enlace: paypal.me/JMGarciadelasBayonas Muchas gracias por tu solidario apoyo. SINOPSIS: "Nochevieja en Casanostra” es una espeluznante novela corta, en la que el autor, desarrolla toda la trama entre los endemoniados muros de una centenaria casona de estilo románico, donde el suspense y un desenfrenado horror, harán mella en los ánimos de sus vulnerables y variopintos protagonistas. Con una herencia por desvelar, y con el nuevo año a punto de despertar, los siniestros y atroces crímenes se sucederán mientras la mayoría de invitados allí reunidos, se irán viendo avocados a los límites más extremos y perversos del propio ser. Una casa poseída. Una familia parásita e interesada. Amor, infidelidad. Codicia, generosidad. Rencores, traiciones, sospechas, visiones… Muchos ingredientes altamente inflamables, enfrentados bajo un mismo techo de por sí ya maldito, y donde fenómenos insólitos aterrorizarán a cada huésped y al lector, entrecortando sus cautas y atragantadas respiraciones… Además, en esta escalofriante obra perfumada con entrañable romanticismo, se incluyen también media docena de arcanos y hechizantes relatos, a cuál más misterioso… y pérfidamente espantoso. 6c6sc
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidos a Relatos de Misterio y Terror, un programa en el que podrás
escuchar audios de intriga y suspense, escritos y narrados por Jesús Manuel de
las Bayonas. Todos los textos están registrados y
protegidos por derechos de autor. En el capítulo de hoy...
Nochevieja en casa nuestra. Ya rondando las 5 en aquella desapacible última
tarde del año, la mayoría de integrantes citados para la lectura del
testamento merodeaban el minicine repartidos entre el derredor de su
entrada y los confortables sillones relax. La figura legal del ceremonioso
Augusto Vitarelli también se dejaba ver en aquellos instantes de espera
incertidumbre, ultimando detalles técnicos para que todo fluyera según lo
previsto en la sala de proyección. Algunos minutos más tarde y entre
embarullados cuchicheos y un soporífero tedio creciente, el característico agudo
timbre en la revuelta a casa nuestra se alzaba a tajante y silenciador sobre los
presentes, los cuales confabuladamente se miraban entre sí, con los labios lacrados
por una arrepentida culpa. Ante ellos, con un pausado y conmovedor compás
despedido desde sus finos tacones, se aparecía espectralmente medio cobijada en
brazos de la tunecina Zayda, la frágil silueta de Antonella, descolgándose de
un púrpura gorro de gruesa lana con el que cubría la parte más alta de sus
castaños rizos. ¿Qué tal estáis familia? saludó sin ganas la joven.
Antonella. Se escuchó simultáneamente desde el asombro compartido de la
avergonzada masa que la observaba. Bienvenida. Antonella, cariño.
Salió enseguida a su encuentro Giovanni. ¿Cómo estás, hermana? ¿Ahora te interesas por mí?
Respondió defensivamente ésta, todo un mes sin responder a mis repetidos
mensajes, después de que quedara tan preocupada al llamarte por tu cumpleaños
y ver que no contestabas ni devolvías la llamada,
y ni me as por lo del abuelo. Disculpa que haya ignorado tus
repentinos telefonazos de este último par de días, pero al enterarme a través
del señor Vitarelli de lo ocurrido, quedé asqueadamente indignada y sin
ninguna apetencia de comunicación contigo. Lo sé, lo sé, Antonellita.
Asentía confungido Giovanni. Soy yo quien debe disculparse.
Tendría que haberte informado antes de llevar a práctica mi retiro espiritual,
pero no te disgustes conmigo por lo del funeral.
Yo también me enteré tarde a consecuencia de mi recogimiento.
Tampoco pude asistir. Acabo de llegar del Tíbet.
Desde que me enteré de todo, he estado intentando poder hablar contigo,
pero no había manera, y sonreía con extrema ternura, procurando encontrar un
vestigio de amabilidad en la rocosa faz ofendida de Antonella.
Así que era eso. Despertó el amanecer en el rostro de ella, deslumbrando divino
con la celestial apertura de sus labios. Bien, quedan cinco minutos para y media.
Interrumpió sentencioso Augusto Vitarelli para profanar la mágica
atmósfera recién gestada entre los hermanos, y que revoloteabas trayéndolos del resto.
Si me permiten, les ruego a todos que vayan tomando acomodo, pues a la hora
exacta procederemos con el arranque de esta peculiar resolución de herencia,
en los términos concretos y siguiendo las pautas exactas marcadas bajo el deseo del
malogrado Fabrizio Lombardi. Espero que nadie de los convocados por mi
persona durante esta semana se encuentra ausente en el momento de
iniciar estos rigurosos actos. Y así, a las 5 y 30 cabales de aquel 31 de
diciembre, la voz del desaparecido patriarca Lombardi reaparecía, junto a su
imagen disparada en el blanco mural de aquel cuarto ahora en penumbra.
Se le escuchaba carcajear satisfecho, conforme arrancaba su grabada intervención.
Bienvenidas sean todas las hienas y carroñeras alimañas, de mayor o menor
filo en sus voraces colmillos. También a aquellos que sin comerlo ni beberlo,
siguen vivos.
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