NDD (19x25) ME LO ORDENÓ LA OUIJA: Crímenes, suicidios, visiones del futuro... 2k4g3g

Aquí comienza Nueva Dimensión.

Con Juan Gómez.

Hace años tuve la oportunidad de investigar un caso en el que su principal protagonista tenía absoluto terror a lo que le esperaba al final de la escalera.

En el año 1995 recibimos un fax en la redacción de la vieja revista Enigmas de una niña de 17 años que aseguraba estar sufriendo todo tipo de calamidades en su habitación.

Esa estancia estaba en la tercera planta de la casa y al parecer todo se había desencadenado a raíz de la práctica de una ouija que en compañía de otra amiga había realizado en la habitación.

En un momento determinado el vaso que estaban utilizando como máster se elevó, siempre según el testimonio que nos llegó, y se estampó contra la pared.

Ese fue el comienzo de un auténtico infierno.

Imaginad por un instante la situación porque llegó a ser verdaderamente terrible.

Cada noche Ana López, la protagonista de este caso, llegaba a su habitación en la tercera planta de la casa.

Se acostaba en su cama siendo consciente que a ciertas horas de la madrugada algo terrible iba a ocurrir.

Ella, a los pies de la cama, observaba a eso de las dos, tres de la mañana, lo que definió como una sombra, aproximadamente un metro setenta, bastante robusta.

Su instinto en ese momento la llevaba a taparse con la manta pensando que estaba soñando.

La cuestión es que cuando volvía a quitarse la manta aquel ser, aquella criatura, fuera lo que fuese, ya no estaba aquí.

Se encontraba a su lado.

Estas son las palabras de Lorenzo Fernández Bueno.

¿Le conocéis muy bien? Como habéis escuchado, relato un caso que él mismo pudo recoger en los años noventa del pasado siglo, pero que, sinceramente, no suena actual, demasiado actual.

Casi como si se tratara de una película de terror, Ana López hizo aquellas cosas que, desde luego, parecen extraídas de un guión.

Tras varios meses sufriendo esas experiencias, aquella visión aterradora que se plantaba frente a su cama y después, al lado de ella durante la noche, desapareció.

Ana lo interpretó como una conexión con el juego, que quizá habría abierto una extraña puerta, que hizo algo que del otro lado se fijara en ella durante un tiempo.

Después, como digo, esa figura dejó de aparecer.

¿Qué se conecta si es que hay algo detrás de este denominado mal juego de la Ouija? Desde luego hay tantos estudios que ponen sobre la mesa que existen fuertes conexiones con la mente de quienes participan, como relatos asombrosos que parecen indicar que algo extraño y sobrenatural parece manifestarse con casos, quizás similares, al que relata Lorenzo.

Casos como este.

Una casa de copas, y entonces estaban haciendo la Ouija.

No sé por qué, pero estaban.

Y entonces una de esas personas que estaba haciendo la Ouija se tenía que ir.

Entonces, supuestamente, si tú estás haciendo la Ouija, tienes que pedir permiso a la Ouija para irte.

Entonces dijo, ¿puedo ir? Y dijo, no.

Y dijo él, ¿para irme me puede sustituir alguien? Y empezó el tablero, A, N, A, A, N, A.

A todo esto, toda la gente que estaba jugando, yo no conocía a nadie.

Se va la persona, yo me siento, y entonces empiezan a preguntarle que por qué se ha muerto, que supuestamente es algo que no puedes preguntar.

Pues esta era una niña que su padre la había ahogado en la playa.

Nos dijo su nombre y todo.

Y entonces yo ya me empecé a agobiar, y empecé, por favor, ¿me puedo ir? Y empezaba, N, O, N, O, N, O.

Yo ya me pongo a llorar, en plan, por favor, fantasma, déjame irme.

Y coge el fantasma y hace, o sea, empieza como a mover por todo el tablero, y el cristal de repente, ¡fum! Salta y se estapa contra la pared.

La Ouija, un objeto que, como sabéis, y ahora más que nunca en esta era, en donde ya se encuentra prácticamente de todo, y que además es capaz de ser llevado a casa, pues de un día para otro, se siguen comprando, se siguen vendiendo Ouijas.

De hecho, amigos, hay lugares, como en Estados Unidos, que los precios varían entre unos pocos dólares hasta más de 300 y 400.

Fijaos cómo es el tema.