La NBA coloniza el baloncesto europeo: Qué puede suponer esta nueva liga 1y246f

Bienvenidos y bienvenidas a Esto no es un podcast NBA, el programa de los que están muy enfadados con el tema de la NBA en Europa.

Mi nombre es Sergio Rabinan y me acompaña una semana más en un podcast de emergencia el cual hemos tenido que cambiar el tema porque teníamos pensado un tema muy divertido, muy interesante, pero gracias a que a Javi le han cortado el internet… Buenas tardes, Javier R. Rodríguez, vamos a hablar de la NBA en Europa.

Sí, encima es que es eso, tocando un tema que nos iba a gustar a los dos particularmente a la audiencia, no lo sé, imagino que sí, pero claro me han hecho una guarra de la hostia mi compañía telefónica, que no voy a dar el nombre porque desde luego Pepe Juan no nos patrocina, pero… Es decir, comparte nombre con cierta persona que se llama Pepe.

Eso es, y claro, como no se puede grabar ese día, de repente ha llegado ahora a Inglaterra en barco a ver qué hacemos y he dicho, bueno, pues nada, así que… De la misma manera que cuando hablamos de equipos campeones y tal, tú asientes mientras yo hablo desde la experiencia, hoy te toca hablar a ti y a mí asentir.

Sí, porque es que tú además de los Celtics eres del Barça, por tanto, tú nunca dejas de ganar.

Tengo un amigo que me dice que claro, que me gusta ganar, pero claro, a la vez soy rojo, con lo cual no puedo ir con el que gana, siempre tengo que ir con el segundo mejor.

Y dice, claro, por eso eres de los Celtics, pues eres del Barça, tal, y vale, vale.

En realidad debería ser del Madrid más que del Barça, pero bueno.

Que no, que de nuevo no, ¿por qué tengo que ser del Madrid? Dame una sola razón.

Porque te gusta la gente blanca que gana partidos.

No, no, y ¿Kelton Nest y Luka Doncic de qué color son? ¿De Austin Rips? Son del color de la victoria.

No, espera, ¿quién es el logo de la NBA? ¿De qué color era de piel? Antes era la cirrosis.

Pues ya está.

Pobre hombre.

Pobre hombre.

Bueno, sí.

Un abrazo a Jerry West, que es de las personas que más iro en el mundo.

Sí, efectivamente.

Bueno, ahora un abrazo estaría un poco feo, probablemente, poco gélido sería.

A ver, me he leído muchas veces cumbres borrascosas, no nos vamos a entrar ahí.

No lo he leído yo tampoco, pero bueno, a lo que voy.

Que el tema de hoy, insisto, teníamos un tema muy divertido que me lo había preparado un montón para el programa, yo intuyo que tú también, pero claro, es que íbamos a ir a grabar en jueves como siempre, surgió lo tuyo, cambiamos anoche el tema a hablar de la NBA en Europa, y este va a ser un poco un programa de improvisación y al mismo tiempo que de reflexión, un poco al hilo de, o cogiendo el guante, de lo que han hecho en Mínimo de Vetrano, que verdaderamente los recomendamos, porque tanto Juanma como Pepe son dos titanes en ese sentido, controlan muy bien de lo que hablan y en términos de negocio creo que van bastante bien encaminados, aunque grabaron el programa evidentemente antes de la rueda de prensa Silver y el presidente de la FIBA, pero tampoco se difiere mucho de la realidad que hemos visto posteriormente.

No, no, para nada, ya te digo, es que, bueno, dale a la introducción y vamos por delante con el tema.

Sí, no te voy a liarte más, así que no te vamos a revelar cartas, así que en este episodio número 51 hablamos de la NBA en Europa y de un tema que va a marcar el futuro de la competición y del baloncesto en el viejo continente.

Arrancamos.

Oye, estamos hablando de práctica, no de juego, no de juego, no de juego, estamos hablando de práctica.

Un 12 de octubre de 1492, un señor de origen desconocido arribó en una isla perdida en medio del Atlántico.

Allí encontró a lugareños que no hablaban su idioma pero que felizmente habían desarrollado su vida desde hace varios milenios sin problema alguno.

Aquel hombre retornaría al puerto desde el que partió compartiendo las novedades con sus inmediatos superiores.

Estos tuvieron a bien establecer un puente con ese nuevo mundo, del cual extraerían grandísimos beneficios a costa de la salud, la integridad y la soberanía de esos pueblos nativos.

Estos pueblos, a ojos de los colonos, eran sus.