Misterios en Viernes 531: Fantasmas y niños 6l2r1k

Muy buenas noches, bienvenidos a la Prueba 531 de Misterios en Viernes. Una semana más, en directo desde Radio Color, desde NEXX, la radio del misterio, y desde el TNT Urban Revolución. Sheila, buenas noches. Muy buenas noches Miguel Ángel. Bueno, pues esta noche vamos a hablar de un tema clásico. Hemos hablado alguna vez de este tema, pero hoy tenemos que volver a este tema, valga la redundancia, porque hemos hablado con un amigo que ha escrito un libro que se llama De niños y fantasmas, y es una experiencia que ha vivido él en primera persona, y nos relata, ahora charlaremos con él, pues un poco de lo que le ocurrió.

Y estamos hablando de Carlos Díaz Iriarte, es el autor de este libro De niños y fantasmas, es nacido en 1986, es valenciano, criado en las calles de Chiva, lleva una vida tranquila y rutinaria, centrada en su familia y su trabajo, es padre de dos niñas, jamás se ha conseguido escritor, pero una experiencia inquietante con su hija mayor lo llevó a investigar en profundidad tanto el mundo del misterio, como los fascinantes procesos del cerebro infantil.

Y esa investigación y la vivencia que él sufre con su niña, sufre, vive, o como cada uno lo quiera llamar, no es que sea algo de sufrimiento extremo, sino que es una vivencia que tienen, pues lo ha relatado en las páginas de su libro, en un libro finito, son 215 páginas, 218 páginas, exactamente, un libro autopublicado que se puede conseguir en Amazon, un libro sencillo de leer, pero con una vivencia y unas reflexiones acerca de lo que le ha ocurrido, ¿verdad, Seyla? Sí, además es que parece que los niños y el misterio van de la mano, existen muchas teorías que hablan de ese sexto sentido cuando hablamos de estas experiencias o de estos casos, y es verdad que parece que todos tienen o que siguen una misma tipología, las historias comienzan cuando un pequeño está jugando en una de las habitaciones de la casa, ya sea la cocina, el comedor, el dormitorio, y parece que le escuchamos que está hablando solo y que mantiene una conversación con alguien que nosotros no podemos ver, y al preguntarle, pues él siempre dice, nada, estaba jugando, estaba jugando con mi amigo, y esta historia parece que se corta aquí, pero no es una realidad, ya que cuando visitamos a la casa de los abuelos, de los tíos, de algún sobrino, y ve una foto, ese pequeño le señala y dice, ¿a quién está señalando? Y dice, al señor con el que estaba jugando, y ahí es el momento en que se nos ponen los pelos de punta, porque hay un detalle que no podemos olvidar, ni siquiera olvidar, y que siempre tenemos que tener en cuenta, y es que ese niño no ha llegado a conocer a ese abuelo, a esa abuela, a ese tío, a ese pariente, porque falleció antes de que él naciera, y esta noche es algo parecido a lo que le ocurrió a Carlos y a su niña, la niña tendría como año y medio, más o menos, que es lo que él nos transmite, y comienza una comunicación con ese abuelo, que ya os digo, no había llegado a conocer, porque había muerto casi tres años antes, por lo que nos dice Carlos, dos años antes, casi tres años, y es verdad que hay algunas pinceladas que Carlos nos va a ir desgranando, porque son dudas que nos ha saltado a lo largo de la charla que vamos a tener con él.

Así que sin más preámbulo, vamos a hablar con Carlos y luego contamos un par de cosillas.

Carlos Díaz, muy buenas noches.

Hola, muy buenas noches, ¿qué tal? Lo primero, darte las gracias por hacernos un hueco en Semana Santa para ir a verte en persona a Valencia y conocerte, que para nosotros fue un auténtico placer, encima vino nuestro amigo Gustavo Domenech, estuvimos todos allí, bueno, Domenech o Domenech, porque Félix dice Domenech, y yo digo Domenech, no sé, pero bueno, al final es Gustavo, eso es lo de menos, y el caso es que estuvimos allí una tarde con vosotros y nos pasamos muy a gusto, y evidentemente darte las gracias por hacernos ese hueco, porque al final de Semana Santa, en un Jueves Santo, que nos hagáis un hueco, pues oye, es de agradecer, y además, conocerte a ti, a tu mujer, a tus niños, que sois todos un encanto, pues fue un auténtico placer.

El placer es mío, aquí.