
#mh 04x07. "La Olimpiada Popular de Barcelona, 1936" con Manu Valentín e Iker Ibarrondo 3wz3s
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¡Bienvenidos a Memoria e Historia! En este episodio exploramos uno de los eventos más simbólicos de la lucha antifascista en los años 30: la Olimpiada Popular de Barcelona de 1936. Este proyecto, que nunca llegó a realizarse, combinó deporte, política y resistencia, y se convirtió en un ejemplo de cómo los movimientos sociales de la época utilizaron el deporte como una herramienta para desafiar el fascismo en Europa. Nos situamos en la Europa de los años 30, un continente marcado por el auge del fascismo en Alemania, Italia y España. Mientras tanto, la Internacional Comunista, conocida como la Komintern, adoptaba una nueva estrategia conocida como Frentepopulismo, buscando alianzas amplias para enfrentar a las fuerzas reaccionarias. En este escenario, el deporte se convirtió en un campo de batalla simbólico. La Internacional Deportiva Roja organizaba eventos alternativos a las competiciones oficiales dominadas por las élites y los regímenes autoritarios. En 1934, París acogió la Olimpiada Obrera, que sirvió de inspiración para la propuesta de Barcelona en 1936. La Olimpiada Popular no era solo un evento deportivo, sino una declaración política contra el régimen nazi, que había convertido los Juegos Olímpicos de Berlín en una herramienta propagandística. La Olimpiada Popular fue promovida por diversos sectores del movimiento obrero y cultural, con un fuerte apoyo de la Komintern, que buscaba "bolchevizar" las entidades deportivas y culturales locales. Figuras como Francis Ferry y Jordi Martín, agentes soviéticos, desempeñaron un papel clave en la organización. El Partit Comunista de Catalunya (PCC), que había sido políticamente insignificante, aprovechó la ocasión para consolidar su influencia. La filial catalana de la Internacional Deportiva Roja (FCDO) y el Comité Catalán de Educación Física Popular (CCEP) desempeñaron roles esenciales, impulsando iniciativas como la Copa Thälmann, que rendía homenaje al líder comunista alemán encarcelado. 3. La batalla mediática y el impacto internacional: La Olimpiada Popular no solo fue una alternativa a los Juegos de Berlín, sino también una batalla mediática entre dos visiones del mundo: el fascismo y la democracia popular. La red internacional de la Olimpiada Popular conectaba con movimientos obreros, asociaciones culturales como la Asociación Cultural Judía, y grupos antifascistas en todo el mundo. A través de campañas de comunicación, se buscó atraer a atletas y delegaciones de múltiples países, destacando la participación de colectivos marginados, como los refugiados judíos. Sin embargo, la propuesta también enfrentó críticas internas, como la sospecha del POUM y de sectores marxistas revolucionarios, que consideraban la iniciativa una herramienta de propaganda soviética. Se esperaba la participación de más de 6,000 atletas de más de 20 países, incluyendo contingentes de Alemania antifascista, judíos exiliados y delegaciones de América Latina. España, por su parte, preparaba una representación diversa de obreros y campesinos de distintas regiones, reforzando la idea de unidad nacional frente al fascismo. El inicio de la Guerra Civil Española, con el golpe militar del 18 de julio de 1936, frustró la realización de la Olimpiada Popular, que estaba prevista para comenzar el 19 de julio. Sin embargo, muchos de los atletas que llegaron a Barcelona se unieron a las milicias republicanas, convirtiéndose en "atletas guerreros". Aunque nunca se celebró, la Olimpiada Popular dejó un legado profundo: La experiencia contribuyó a la formación del PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya), unificando a las fuerzas obreras bajo un marco antifascista. Sin embargo, también marcó el inicio de tensiones internas en el campo republicano, con la persecución estalinista hacia grupos como el POUM y los anarquistas. La Olimpiada Popular de 1936 fue mucho más que un evento deportivo fallido. Representó un momento único de resistencia cultural y política en un mundo al borde de la guerra. Aunque truncada por el golpe militar, su espíritu sigue vivo como un símbolo de unidad, lucha y memoria en la historia de los movimientos antifascistas. 3u5s6r
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Memoria e historia Bienvenidos a Memoria e Historia, en este
episodio vamos a explorar un evento que aunque nunca llegó a celebrarse se
convirtió en un símbolo de la resistencia al fascismo, la Olimpiada
Popular de Barcelona de 1936. Esta iniciativa surgió como respuesta
directa a los Juegos Olímpicos de Berlín, organizados por un régimen nazi para
asimilar su supremacía frente a otras potencias de aquel contexto. Lo que se
pretendía era crear un espacio alternativo donde las fuerzas progresistas,
los movimientos obreros y los deportistas antifascistas de todo el
mundo pudieran alzar su voz. Hablaremos del contexto de los años 30,
atacados por el auge del fascismo en Europa y la estrategia del frente
populismo impulsada por Edwin Comitén. También abordaremos cómo se organizó el
evento con aficionados claves como Francis Fettel o Jordi Martín, que desde
Barcelona articularon una red de apoyo local e internacional clave para poder
establecer las bases de lo que luego sería la Olimpiada Popular. La participación
esperada iba a ser impresionante con atletas de más de 20 países, entre ellos
judíos exiliados y delegaciones antifascistas alemanas. Además también
exploraremos el impacto mediático de la Olimpiada, que desafió directamente a
Berlín y cómo el golpe militar de 1936 troncó su celebración transformando a
los atletas en combatientes en defensa de la república. Aunque este evento nunca se
llevó a cabo, su legado permanece como símbolo de lucha, unidad y resistencia
cultural frente a la amenaza fascista. Así que acompáñanos en este recorrido por
uno de los momentos más fascinantes de la intersección entre política, deporte
y memoria histórica. ¡Comenzamos!
Bienvenidos a otro episodio de Memoria Historia, como he dicho hoy nos adentraremos en un
episodio que combina deporte, política y resistencia cultural como es la
Olimpiada Popular de Barcelona de 1936, un evento que aunque nunca se llegó a
celebrar dejó una huella imborrable en la memoria del antifascismo europeo. La
Olimpiada Popular nació como respuesta directa a los Juegos Olímpicos de
Berlín organizados por Adolf Hitler como una herramienta propagandística para
mostrar el poderío político y social y promover su ideología. Frente a esta
iniciativa movimientos progresistas y obreros de todo el mundo propusieron una
alternativa, un evento deportivo que encarna los valores de la democracia, la
justicia social y la lucha contra el fascismo. En este episodio
exploraremos el contexto histórico de los años 30 marcado por el ascenso del
fascismo entre Europa, principalmente Italia y Alemania, pero también con la
creación de partidos fascistas en todos los países europeos y con el cambio
estratégico que tomó Comité y que impulsó el Frente Populismo no sólo en
España sino también en Francia como herramienta para aglutinar a todas las
fuerzas democráticas y antifascistas en un solo movimiento. Veremos como la
ciudad de Barcelona con su tradición republicana y obrera se convirtió en el
centro de esta iniciativa con figuras claves como Francis Fede y Jordi Martín
que trabajaron para articular una red internacional de apoyo. La organización fue
un esfuerzo titánico, se esperaba la participación de más de 6.000 atletas de
20 países incluyendo delegaciones antipartistas alemanas, de judíos
exiliados y equipos de obreros y campesinos locales. En este sentido la
Olimpíada Popular no sólo era un desafío a Berlín sino también un intento de
demostrar la capacidad de los movimientos populares para movilizar recursos, talento
y su solidaridad antifascista. Asimismo analizaremos la batalla mediática que
se libró entre la Olimpíada de Berlín y la de Barcelona, así como la situación
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