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Meditación y reflexión.
Un espacio en el que Pedro Valencia quiere compartir con vosotros su comprensión sobre el Tao y el mundo fenoménico.
Una perspectiva profunda, cimentada sobre sus más de 40 años de indagación en prácticas energéticas y meditativas taoístas, budistas y advaitas que le fueron transmitidas en persona por grandes maestros de cada tradición.
Los registros y el carácter.
Tenemos un carácter, hemos hablado muchas veces de ello, y nos definimos así, como sentimos.
Pero en realidad, todo lo que nosotros pensamos es lo que nosotros sentimos dentro.
Ya lo hemos comentado también.
Nuestros cinco sentidos recogen información de la vida.
Todo va pasando dentro, en nuestro interior.
Tenemos el cerebro abdominal, que también hemos hablado.
El cerebro abdominal que toma decisiones.
Científicamente, se demostró, pensaban que la información iba más rápida a través de nuestro nervio vago, desde el cerebro de la cabeza hacia el resto del cuerpo.
Y parece que no es así.
Es mucho más rápido el impulso del cerebro abdominal hacia arriba que de arriba hacia abajo.
Si observas el mundo, muchas decisiones que se toman son viscerales totalmente.
Es incoherente que con tanta información que tenemos sigamos actuando muchas veces más como animales que como personas.
Son esas vísceras las que están dando información y dejándonos llevar por todas las emociones.
También hemos hablado de las emociones, ¿verdad? Positivas y negativas.
Las positivas son muy agradables, pero las negativas es más fácil verlas en los demás.
Y hemos hablado de los miedos, ¿verdad? Hemos hablado de la ira, hemos hablado de la pena, de la tristeza, de la culpa.
Hemos hablado del odio, del rencor, del orgullo, de los celos, de la avaricia, de la ansiedad que provoca todo esto.
Pero es muy interesante observar que lo que nosotros creemos que somos es una proyección de todo lo que otros querían que fuésemos y que también lo hemos comentado a veces.
Nosotros hemos ido recogiendo, ¿verdad? información de la madre, ella sentía, de la esencia del padre.
Pero si nos remontamos, y nos remontamos, y nos remontamos, ¿hasta dónde llegaría esto? Bueno, si llega a un lugar donde no hay conejos, como pasó en Australia, introducen una pareja, al final, imagínate.
Pero toda esa información viene de los primeros.
Los registros de los primeros impulsan información en todas las entrañas, a través del ADN, pasa la información de unos a otros.
Todos nosotros, los humanos, hemos cogido información y toda esa información es la que tenemos ahí dentro.
También hablábamos de que cuando tenemos una energía ya en la adolescencia, en la juventud, bueno, estamos ahí también con toda la información que nuestros cinco sentidos perciben.
Entonces estamos como manejando un mundo, según nosotros, ¿no? Estamos ahí fuertes, con esa fuerza ya.
Bueno, hay algunos que igual les cuesta.
Y vamos subiendo, subiendo, subiendo la cuesta, la cuesta de la vida, porque cuesta.
¿Cuándo llega arriba? Tiene que bajar.
Ahí empieza el declive, ahí es cuando vamos a empezar a ver más las tendencias.
Aún en la adolescencia y en la juventud veremos parecido, ¿verdad? Siempre decimos, mira, se parece al padre, se parece a la madre.
Más bien al abuelo o a la abuela, en la forma de hacer, los gestos que tienen, el carácter, porque heredamos.
Y heredamos los registros.
Heredamos los registros de muchas generaciones.
Por eso a veces se nace con mucho miedo, se nace con mucho tipo de información.
Pero ¿cómo manejamos todo esto? Ahí está el quid de la cuestión.
Bueno, puedo hacer ahí una indalación y empiezo a ver por qué me pasa a mí esta situación, y cómo quiero reconstruir mi vida, cómo quiero analizarme, cómo quiero reconocerme mejor, conocerme a mí mismo.
Entonces empiezo a indagar estas carencias que yo tengo.
Puede ser que mi abuelo no las tuvo, o mi abuela, o el antepasado, o los bisabuelos y las historias.
Bueno, no terminaríamos nunca.
Entonces lo que arreglo por un lado, por otro lado, vete tú a saber.
Entonces me voy a conocer mejor, conoceré un registro de emociones.
Conocerse a sí mismo no es tanto atraparse en tanta emoción, sino descondicionar esos patrones.
Ahí empieza el desapego.
También hemos hablado de ello.
¿Cómo me desapego de registros que yo tengo?
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