María impide pactos de mediocridad k3i2w

La Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, libera a nuestro Señor Dios Nuestro.

En nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Hace poco hablaba con un muchacho que le pregunté que por qué no había ido a algunas actividades, y me dijo que no había tenido tiempo.

Cuando le pregunté por qué no había tenido tiempo, me contestó porque voy a hacer chambelán.

Le dije, bueno, pues sí, vas a hacer chambelán de la quinceañera.

Me dijo, no, no, voy a hacer chambelán de alguna de las damas.

Ni siquiera era el chambelán principal.

Pero estaba pensando que la gente prepara estas cosas, prepara unos quinceaños y vamos a conseguir a las damas y a hacer los ensayos del baile con los chambelanes y pues que las damas tengan todas un vestido igual y el vestido de la quinceañera y pues lo que sea, las flores, la música, la misa.

Y lógicamente, pues es un evento que para esta quinceañera pues era muy importante.

Y no digamos si después la quinceañera prepara su boda, es todavía mucho más complicado preparar la boda.

Y si eso hacemos los hombres, si preparamos las cosas o tratamos de prepararlas muy bien, vamos a pensar que Dios, que es el mejor organizador, prepara muy bien todos los acontecimientos de la humanidad.

Todo lo tiene perfectamente pues pensado y previsto y todo lo tiene bajo su control, todo está en sus manos.

Y mucho más en lo que se refiere a nuestra salvación, a la salvación de todos los hombres, lógicamente también a nuestra propia salvación.

Tiene, por ejemplo, perfectamente prevista nuestra muerte, las circunstancias, el momento, para que sea del mejor modo, pues un encuentro, una fiesta.

Pero las cuestiones que se refieren a la salvación de los hombres, pues las empieza a preparar desde el momento en que el hombre fue expulsado del paraíso y ahí ya promete, pues que enviará un redentor, pondrá enemistad entre ti y la mujer, le dice a la serpiente, entre tu descendencia y la suya. Ella te aplastará la cabeza mientras tú intentarás acechar su calcañar. Está previsto que se realice de esa manera la salvación a través de la descendencia de la mujer.

Y desde entonces, desde ese momento de la prehistoria, no sabemos cuántos miles de años habrán transcurrido hasta que elige a un hombre con el que funda un pueblo, Abraham, le va dando a los patriarcas, Isaac, Jacob, Moisés, David, va enviando a los profetas, uno detrás de otro, hasta 18 profetas.

Los importantes, los que tienen libros, otros muchos profetas aparecieron, que no se dejó constancia de su profecía. Hasta llegar al último de los profetas, que es Juan Bautista, un profeta que además es precursor. La voz, dice la voz Foné, como le decimos constantemente, mi.