Lo que se transforma cuando decides quedarte 🌿🛤️ 3e163b

Bienvenido, bienvenida a este nuevo episodio de la vida hay que vivirla. Un espacio, un podcast, donde nos encontramos para hablar de lo que nos mueve, de lo que nos inspira y de lo que nos impulsa a seguir adelante, incluso en los días en los que parece que no hay impulso posible.

Hoy quiero que reflexionemos sobre algo que tal vez no suena tan épico como dar el salto o romper los límites, pero que tiene una profundidad transformadora inmensa. Quedarte, quedarte donde otros se marchan, quedarte donde tú mismo pensabas irte, quedarte contigo. Vivimos en una cultura que nos empuja constantemente a cambiar, a movernos, a buscar siempre lo siguiente, pero a veces el verdadero reto está en no huir, en no escapar a la primera incomodidad, en quedarte a mirar lo que hay dentro, lo que aún no has entendido de ti, lo que aún no has resuelto.

Quedarte no significa resignarte, no significa conformarte. Quedarte, cuando lo haces desde una decisión consciente, puede ser un acto de valentía tan poderoso como cualquier conquista, porque quedarse es también una forma de avanzar, solo que hacia adentro. Hay procesos que solo se activan cuando decides quedarte, cuando en lugar de cerrar la puerta y salir corriendo, te sientas, respiras y te preguntas ¿Qué está queriendo decirme esta situación? ¿Qué hay aquí que todavía no he escuchado? En esa quietud, en ese permanecer, se abre un espacio que antes no existía y poco a poco, sin fuegos artificiales, sin grandes anuncios, algo empieza a cambiar.

A veces es la mirada, a veces es la voz con la que te hablas, a veces es una herida que empieza a cerrarse por dentro. Y todo eso ocurre porque elegiste no irte. Quedarse requiere constancia y la constancia no es solo repetir, es sostener. Sostenerte a ti mismo, a ti misma, cuando lo fácil sería soltarlo todo.

Sostener un proceso, un vínculo, un compromiso, cuando sabes que aún no ha florecido pero intuyes que lo hará. La constancia tiene mucho de amor, porque amar también es decidir estar, incluso en los momentos en los que no hay certezas, incluso cuando lo más tentador sería buscar algo nuevo solo por evitar el vacío. Quedarse puede ser un acto profundamente amoroso y si te queda lo suficiente a veces pasa algo hermoso. Encuentras paz, encuentras una calma que no es estancamiento sino serenidad.

Te descubres en una relación más amable contigo, con los demás, con los que estás viviendo. La felicidad no siempre está en los grandes logros, a veces está en esa sensación íntima de saber que, pese a las dudas, pese a los miedos, pese a los días difíciles, tú elegiste quedarte. Y desde ahí floreció algo nuevo, algo tuyo, algo real. Quedarte no siempre será la respuesta. Hay momentos en los que hay que marcharse, hay puertas que sí que conviene cerrar.

Pero cuando eliges quedarte y sabes por qué lo haces, estás en o con tu brújula interna, esa voz que no grita pero que insiste. Esa voz que no grita pero que insiste.