LGDS 12x36 Mad Max Trilogy 726j8

Dale gas, Barry.

Es el último de los V8.

Puedes cerrar la tienda después de éste.

No quedan más.

Sí, el último de los V8.

Casi nada, muchachos.

Ocho cilindros, doble cámara...

Díle lo del compresor.

600 caballos de potencia en las ruedas.

Es música para los oídos.

El compresor, hombre.

El compresor.

Está en coma, ¿eh? Sorprendido.

Vale.

¿Cómo has conseguido reunir todas las piezas? Chico, es mi especialidad.

Una pieza de aquí, otra de allá...

¿Tan fácil? Sí.

Venga, Max, lo has visto.

Lo has oído.

Todavía sigues dudando.

Samurai 1 a Sector 46.

Varias víctimas.

La oportunidad de probarlo.

Bienvenidos, escoria del páramo y fans de las chaquetas de cuero sudadas.

Hoy, en este desguace mental que llamamos La guarida del Sith, vamos a derrapar directo al infierno oxidado de la trilogía clásica de Mad Max.

Porque, amiguitos, si algo nos enseñó George Miller, aparte de que los coches pueden volar si los llenas de suficiente desesperación y gasolina, y cuando los recursos escasean y la civilización se va a la mierda, lo único que queda es nuestro lado más rastrero.

Sí, ese que se pelea por un bidón de combustible, una bolsa de pienso para perro o la última lata de laca para cresta pan.

Humanidad, compasión, joraja.

En el páramo solo sobreviven los más tozudos, los más cabreados.

Y los que conducen con una sola mano mientras disparan con la otra.

Así que agarrad vuestros cinturones de seguridad si es que aún quedan.

Porque vamos a desguazar esa trilogía gloriosa que nos dio a un Mel Gibson más seco que un escupitajo en el desierto y a una pandilla de villanos que parecen salidos de una pasarela sadomaso posnuclear.

Esto no es una película.

Esto es Mad Max.

Es el principio del fin.

¿Listos, chatarreros? ¡A darle gas! Aurelio, haz tu magia del páramo.

Y bajo el cielo agrietado de un mundo que ardió donde el sol castiga sin piedad y la esperanza se oxida.

Lejos de las leyes perdidas y de los restos de civilización.

Más allá del rugido de los motores cruzando el yermo abrasador y escapando del alcance de la locura con ruedas.

Un podcast emerge, solitario y furioso avanzando entre la gasolina, el polvo y los ecos de lo que fuimos.

Miles de voces resuenan ya entre los gritos del desierto y el estruendo de la venganza.

¿Puedes oírlas? ¡Hola, pichoncitos de la Guarida del Sid! ¡Soy Deadpool! ¡Hola, soy Walter Bishop! ¡Soy Bruja Escarlata! ¡Soy Dean Wichester! ¡Soy Leonardo DiCaprio! ¡Soy Kratos, el que ha derrotado titanes y bestias! ¡Soy Jon Nieve! ¡Soy Jon Conno! ¡La Guarida del Sid! ¡Hola, guardianes! Si habéis venido hasta aquí y sois monstruos del infierno, las tiriablas vendrán. ¡Ah! ¡Tenemos una urgencia! Cada día está más cerca el invierno.

No me seas peloso insensato.

¡Jamás saldrás de origen! Si huele a buena hierba de la comarca, es que es la Guarida del Sid.

¡Vamos, hostias! ¡Uníos a la Guarida! ¡Uníos a la Guarida del Sid! ¡La Guarida del Sid! ¡La Guarida del Sid! ¡La Guarida del Sid! El mamado líder y cugar 19 comandan esta nave y surcan juntos las galaxias del cine, los videojuegos, las series, literatura y más allá.

Con la mejor tripulación que jamás se pudo encontrar.

Así pues, de comienzo una nueva aventura.

Comienza la Guarida del Sid.