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Descripción de Los juicios de Salem, paranoia e injusticia 5i2v19
Este trágico episodio de delirio colectivo y extremismo religioso continúa, más de trescientos años después, hechizando el imaginario popular. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1601979 312w2y
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¿Estás escuchando Crímenes que cambiaron la Historia, de Historia National Geographic? Os habla Víctor Lloret.
Hoy vamos a hablar de los juicios de Salem, un trágico episodio de delirio colectivo y extremismo religioso que, más de 300 años después, continúa hechizando el imaginario popular.
Finales de Enero de 1692.
En Salem, una pequeña aldea situada en la colonia inglesa de Massachusetts, dos niñas de 9 y 11 años empezaron a comportarse de manera extraña.
Tenían espasmos, se arrastraban por el suelo, se retorcían, pronunciaban frases incomprensibles.
Se negaban a comportarse, a hacer sus tareas y a rezar sus oraciones.
Sufrían convulsiones y se quejaban de dolores inexplicables.
Estaban fuera de control y nadie sabía por qué.
Esas niñas se llamaban Betty Parris y Abigail Williams y eran la hija y la sobrina del pastor de Salem, Samuel Parris.
Su esposa y él habían intentado ayudar a las niñas a través de la oración, pero sus súplicas no estaban siendo escuchadas.
Pasaron días, semanas y la situación no mejoraba.
Al cabo de un mes, un médico por fin pronunció un diagnóstico.
No se trataba de ninguna enfermedad o trastorno conocidos.
Con el doctor, las niñas habían caído en manos malignas y estaban siendo castigadas por el demonio o por sus siervas, las brujas.
Al oír la noticia, Samuel Parris se sintió horrorizado, pero no sorprendido.
Hacía tiempo que sospechaba que agentes de Satán sembraban el caos en Salem.
La aldea estaba inmersa en disputas y sus habitantes no se estaban comportando como buenos cristianos.
Los extraños ataques de Betty y Abigail podían ser la prueba definitiva de que Salem había descuidado su moral y sus deberes religiosos.
Esto habría permitido la entrada del demonio, que se habría instalado entre ellos para someterlos a todo tipo de calamidades.
Solo había una manera de acabar con aquella desgracia, identificar a las brujas y ejecutarlas cuanto antes.
Las cazas de brujas no eran un fenómeno nuevo.
En Europa ya se había desatado la locura que llevaría a juzgar por brujería a unas 100.000 personas entre los siglos XV y XVIII.
Cuando zarparon hacia el nuevo mundo, los colonos europeos llevaron consigo este terror a las brujas.
Como tantas localidades de las colonias británicas de la bahía de Massachusetts, Salem estaba habitada por colonos puritanos.
Los puritanos eran protestantes ingleses que consideraban que la iglesia anglicana debía purificarse al máximo y eliminar toda traza de catolicismo que quedase en ella.
Esto los convertía en un colectivo muy intolerante con todo aquello que considerase que desafiaba su estricta moral religiosa.
Para los puritanos, Dios tenía autoridad suprema sobre todos los asuntos terrenales.
También creían en la existencia de fuerzas malignas al acecho.
Cuando ocurría una desgracia inesperada, cuyas causas no se podían explicar, como una epidemia, una mala cosecha o un desastre natural, achacaban la culpa al demonio o a las brujas.
Antes de sufrir sus extraños ataques, Beth y Abigail habían estado jugando a adivinar el futuro, una actividad que la doctrina puritana consideraba peligrosa.
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