Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Relatos ERÓTICOS
Esto es un fragmento de un episodio exclusivo. ¡Escúchalo completo apoyando a este podcast!
JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9

JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9 72546q

11/3/2025 · 01:01:26
0
400
0
400
Relatos ERÓTICOS

Descripción de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9 1ebg

JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9 ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1539967 3z26d

Lee el podcast de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Tus fantasías más prohibidas. Están aquí. Relatos calientes. Hoy presentamos.

Juegos perversos parte 9 Lucía miraba a su alrededor con la mente completamente nublada por lo que acababa de ocurrir. No podía creerse que realmente se había dejado llevar en ese tonto reto con Joaquín.

Trataba de mantenerse calmada, dejando que el alcohol la relajara un poco. Pero lo cierto es que el fondo se estaba muriendo de la vergüenza y los nervios. Sentía las miradas de los demás sobre ella, y estaba segura de que todos la juzgaban. Ella siempre fue la bien portada del grupo. La recata que ni se emborrachaba ni mostraba nunca una gran efusividad. Pero ahora era todo lo contrario, así que no tenía la menor duda de que su comportamiento debía estar sorprendiendo tanto a su marido como a todos los demás ahí presentes. Avergonzada, se mantuvo con la vista baja, mirando hacia el piso, evitando la mirada de todos. Y es que, a pesar de los nervios, todavía sentía su entrepierna empapada, y sus nalgas le seguían ardiendo por las nalgadas que Joaquín le propinó.

No podía engañarse a sí misma, seguía muy excitada por lo que había ocurrido. Su mente no dejaba de jugarle bromas pesadas, imaginándose cosas impuras. Y lo peor es que su cuerpo reaccionaba a esas imaginaciones estremeciéndose y causando que se sintiera todavía peor. El silencio solo duró unos pocos segundos. Pero fue suficiente para que la atribulada mente de Lucía la hiciera sentir cada vez más nervios y miedo. Estaba asustada de que Antonio le recriminara lo que acababa de pasar. Era evidente que nadie se había creído que sus gemidos eran solo una actuación. De seguro, todos sabían que había disfrutado actuar sexualmente con Joaquín.

Y aunque se avergonzaba, el verdadero sentimiento que la atenazaba y preocupaba era el miedo a que Antonio se molestara. Sin embargo, al igual que los demás ahí presentes, su marido no dijo palabra alguna. Se mantuvo en silencio, observando. Ya fuera que no quería armar una escena, o que estaba avergonzado porque él también había disfrutado del reto que compartió con Lorena, y por eso pensaba que no tenía derecho a reclamar a Lucía, no dijo nada. No sabía cuál era la razón del silencio de su marido, pero Lucy lo agradeció. Lo que menos necesitaba en esos momentos era una discusión que la hiciera sentir mal. «Bueno, entonces creo que es mi turno», dijo Rogelio, de alguna forma llegando al rescate de Lucía. «Elegiré reto».

Por un instante se sintió aliviada al pensar que el centro de atención pasaría a ser Rogelio en cuanto comenzara su reto, pero luego se asustó de nuevo. Ya había participado en tres retos consecutivos, dos de los cuales no eran su turno. Si por alguna trampa del destino la carta de Roger también la involucraba a ella, sería el colmo de la mala suerte, y no estaba segura de sí su cuerpo y mente, totalmente entregados a esa excitación nueva para ella, podrían resistir. Vio cómo Rogelio estiraba su mano para tomar una carta del mazo de los retos. Tragó saliva, pidiéndole a todos los dioses que ella no tuviera que ver en ese reto. Necesitaba descansar, relajar su mente, no podía hacer cosas indecentes con Rogelio de nuevo. Lo vio tomar la carta para leerla en la oscuridad.

Cada segundo que pasaba, más nerviosa y asustada se ponía. No obstante, se dio cuenta de que, si el reto de Rogelio la involucraba, no iba a quejarse. Lo haría, pues estaba demasiado excitada como para dejarse llevar por el sentido común. «Por ciento cincuenta puntos», comenzó a leer Rogelio, y Lucía, todavía mirando al piso, sintió que su corazón iba a estallar por los nervios.

«Deja que cada uno de los participantes del juego te haga una pregunta íntima sobre tu sexualidad y la de tu pareja», responde con sinceridad. Lucía, por extraño que parezca, sintió una especie de decepción que la sorprendió. Se reprendió mentalmente. No debía sentirse así, estaba mal. Sin embargo, lo cierto es que la carta que acababa de tocarle a Rogelio era de lo más interesante. De inmediato, un sinfín de posibles preguntas que podía hacerle pasaron por su mente, aunque no se decidía por ninguna. «Esto suena interesante», dijo Bárbara, dándole voz a los pensamientos de Lucía. «¿Podemos hacer cualquier pregunta?»

Comentarios de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 9 37m2x

Apoya a este programa para poder participar en la conversación.
Te recomendamos
Ir a Pareja y relaciones