Jenny: "yo soy una mujer muy vivida" 3i395x

Tú me ves la cara de que alguien pueda... no, yo soy una mujer muy vivida, yo antes ya aquí he estado en muchos países, muchas islas y digo la yo voy de frente, yo digo lo que no me gusta y lo que me gusta, así. Eres franca. Yo sí, y yo pienso que con eso le va bien a la gente porque así todo el mundo está claro de lo que tú quieres.

Estás escuchando Escort, una historia oral de la prostitución en España.

Bueno, me llamo Jenny, dominicana, mayor de edad.

Muy bien, Jenny, ¿cuánto tiempo llevas en España? 18 años. ¿Viniste para este trabajo? No. ¿Para qué viniste? Vine para trabajar lo que fuera, menos esto, pero ya luego surgió.

¿En qué situación venías? ¿Dejabas familia en dominicana? Sí, dejé dos niños.

¿Con lo cual dependían del dinero que te hundieras? Exactamente. Bueno, vienes y ¿empiezas a trabajar de qué? Cuando llegué empecé a trabajar de camarera. ¿Qué te pagaban de camarera? ¿Qué horario hacías? 800 euros cobraba. ¿Cuántas horas? Creo que eran 7 en aquella época, 2007. ¿Tenías papeles, tenías contrato? Sí. ¿Te pagaban seguridad social? Sí.

¿Y cuándo cambias de trabajo? Pues cuando tuve mi tercer niño, que lo tuve aquí en España. ¿Que ya lo tuviste aquí en España? Sí. Entonces tenía amigas dominicanas que trabajaban esto, me contaban la historia y yo decía, bueno... ¿Y a ti qué te parecía lo que te contaban ellas? Me llenaba los ojos.

Pero supongo que también te contaban que no era un trabajo fácil, ¿no? Bueno, es que esto depende como tú lo veas, porque para mí, sinceramente, a mí me encanta mi trabajo. Claro, porque es que yo, al menos yo elijo con quién voy. A mí, si yo no tengo una buena vibra contigo en el salón de yo subir, yo no subo. Tú puedes ser el hombre más rico del mundo, paso.

O sea, no es cuestión de dinero. No, yo tengo que tener un feeling.

Si no, no subo. Y ese feeling, ¿cómo se produce ese feeling? ¿Qué tiene que haber al otro lado para que a ti...? Pues que sea abierto, como yo. Que sea abierto.

Me supongo que vienen aquí muchos que son cerrados, ¿no? Bueno, sí. Que cuesta más abrirlos que una lata de sardinas. Lo asco es que cuesta, cuesta, pero son buenos, porque después que se abren ya... Son nobles. Sí, sí. Pero de primera son cerraditos. Muy cerrados. Hasta que no te conocen... Son maderas cerradas. ¿Y a ti al principio te costaba? Yo creo que choca ese carácter dominicano tan... Sí, porque yo, por ejemplo, cuando empecé a trabajar esto, yo empecé por los lados de Burgos.

Y entonces ya con otras chicas que se comenta tal, me hablaron de este negocio.

Y entonces ya yo probé aquí y ya nunca más.

Siempre, si trabajo, trabajo aquí o estoy en casa. O sea, ¿cuántos años llevas en el mismo local? Trece años. Trece años. Tú eres entonces la más veterana de las que están aquí. Bueno, una de ellas. ¿Hay alguna que lleva más tiempo que tú? Seguro.

Sí. Victoria. Más o menos, ¿no? Claro, hay unas cuantas, sí, que son de mi...

¿Y por qué una mujer trabajando en este trabajo está tanto tiempo en un sitio? ¿Por qué no has cambiado? Porque yo me encuentro muchas que van cambiando de...

No, no, no. Porque esto es un huevo de ajedrez. Y donde tú vas poniendo tu ficha bien, ahí que tiene que estar. Está a gusto la comida, las habitaciones, a gusto con el personal, a gusto con la demás chica. ¿Para qué cambiar? ¿Te sientes segura? Muy segura.

¿Te sientes bien tratada? Muy bien tratada. Sí, sí. Me siento de la familia.

Bueno, eso está, eso está, eso está muy bien. Oye, ¿qué buscan los hombres que vienen aquí? Pues exactamente no te podría decir, porque aquí viene de todo. Hay uno que quieren ver los tacones, es que viene de todo. Llevas trece años aquí y ya has...

Claro, por eso te digo, porque hay gente que me han propuesto cosas que yo digo, ¿en serio? Por ejemplo, vamos a poner las cartas encima de la mesa.

Pues fetichismo y cosas raras de los pies, que no me quite la ropa, que me cambie ahora de una ropa a la otra.

Viene de todo.