Las fuerzas contrarias, Lorenzo Silva 3m3s2u

La librería de Bego Beristáin.

Hola, ¿qué tal? Bienvenidas, bienvenidos.

Hoy vuelve un viejo conocido ya a la librería, porque Lorenzo Silva ha pasado unas cuantas veces por estos estudios, ha pasado algunas veces solo, otras veces acompañado por Noemí Trujillo.

Hoy viene muy bien acompañado, porque viene con una pareja que le lleva acompañando nada más y nada menos que 30 años.

Estamos con Las fuerzas contrarias, la nueva novela de Lorenzo Silva en la que, una vez más, nos encontramos con Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, los dos protagonistas de esta serie de novelas negras de Lorenzo Silva que se han convertido ya en algo fundamental en el panorama literario español.

Lorenzo Silva, ¿qué tal estás? Bienvenido.

Pues muy bien, encantado de estar por aquí otra vez.

Oye, Lorenzo, ¿cómo has conseguido que una pareja se mantenga durante 30 años? Porque me parece que vas a tener que empezar a dar charlas sobre esto.

Pues la verdad es que sí, es una buena pregunta.

Y además, recuperando una broma que solía hacer Noemí después de la pandemia, que también pase la pandemia, en la que tantas parejas se rompieron.

Sí, bueno, fíjate, yo creo que una de las razones que no solo explican que ellos sigan juntos, sino que yo pueda seguir con ellos, es que son dos personajes que son bastante diferentes entre sí y han desarrollado la suficiente solidaridad entre ambos.

Yo creo que, al final, el secreto de la convivencia se basa en que los caracteres no sean demasiado idénticos, porque eso conduce a choques casi inevitables, y en que haya generosidad entre uno y otro.

Yo creo que, si algo han aprendido estos dos, es hacer cada uno generoso con aquellos aspectos del otro que a lo mejor de entrada no le convencían, no le encajaban suficientemente.

Has dado una pauta fundamental para mantenerse en pareja durante muchos años.

Vámonos hasta 1998, Lorenzo, el lejano país de los estanques.

¿No te imaginabas que después de aquello ibas a tener dos millones y medio de lectores de esta saga de novelas de Bevilacqua y Chamorro y que iban a estar en plena forma, también en el 2025? De hecho, cuando yo escribía aquella primera novela, que era casi un experimento, no tenía un horizonte mucho más allá de conseguir terminarla.

Cuando estás al principio de tu carrera como novelista, siempre piensas que no vas a ser capaz de terminar las novelas.

Luego ya, más o menos, con la experiencia vas calculando que sí, que las acabarás.

En ese caso, yo era un experimento que en ese momento sentía la necesidad de hacer, sentía la necesidad de ensayar algo dentro de la ficción criminal a partir de la realidad española.

Me busqué unos personajes que me parecieran originales.

A lo mejor se me fue un poco la mano porque, de entrada, causaron bastante extrañeza en quienes leyeron esa primera novela.

Los editores a los que la envié, que pudieron ser una decena, no encontraron razones suficientes como para publicarla.

Con lo que, de entrada, todo hacía presajear que no tendría un recorrido demasiado largo.

Sin embargo, fíjate, es probablemente mi aventura literaria más sostenida.

Treinta años, cinco mil páginas y mucha gente implicada en ellas.

Sí, pero fíjate, los personajes han ido evolucionando, los hemos ido conociendo, hemos conocido muchos aspectos de su vida, pero es que también tú has evolucionado y el mundo ha cambiado muchísimo en treinta años y todo eso se ha ido introduciendo en tus novelas.

Yo creo que ese fue el acierto que, intuitivamente, no lo calculé demasiado ni preví lo que podía suponer.

El acierto que tuve a mitad del recorrido, cuando escribí la segunda y la tercera novela y pensé que eso podía tener una continuidad, que fue subirlos al tren, subirlos al tren del tiempo y dejar que el tiempo los arrastrara.

Los arrastrará haciendo con ellos lo que el tiempo hace con todos nosotros.

En parte nos enriquece, en parte nos araña, en parte nos desgasta y también la sociedad en la que viven ha sufrido ese tránsito con todos esos avatares, con fenómenos que la han enriquecido y con fenómenos que la han erosionado.

Al final, me parece que eso es lo que explica que yo también haya podido seguir apegado a ellos porque he podido cambiar lo que contaba, lo que los argumentos de la historia han ido cambiando y también su forma de reaccionar ante ellos porque esa evolución de los personajes hace que no se enfrenten igual ahora, que son un cincuentono y una cuarentona.