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¡Felicidades! Solamente el 1% de las personas verán este vídeo en el momento adecuado.

¡No lo ignores! ¡Hola, almas imparables! ¿Qué tal? ¿Cómo estáis? Espero que estés pasando un día espectacular, que estés brillando, creciendo, expandiéndote, llevando tu vida a un siguiente nivel.

Vamos a seguir trabajando con todos los principios que enseño en la Saga de la Voz de tu Alma.

Este es el primer tomo, son 12, pero empieza por lo menos por este.

Lo tienes en Amazon, en las mejores librerías o en mi página web.

Si quieres la Saga completa de los 12 tomos, te voy a dejar aquí abajo, en la descripción del vídeo o en el primer comentario, el enlace para que puedas ir a verlo.

Y, como te decía, si estás viendo este vídeo, algo especial está sucediendo.

Está sucediendo una sincronicidad.

No sé si lo puedes sentir en tu cuerpo.

Es de esos momentos en los que, si prestas atención y aprendes a escuchar las señales, pues empiezas a dar saltos cuánticos en tu vida, lo que significa que pasas de una situación en la que estás actualmente que no te gusta mucho a el estado perfecto al que te gustaría llegar.

A todo eso podemos llegar siempre que empecemos a escuchar la voz de tu alma.

Empieza a escuchar la voz de tu intuición.

Déjame que te explique un poquito más sobre todo esto.

Esto te va a volar la cabeza.

Hace muchísimos años se hizo un experimento científico donde se cogía a dos grupos de personas y se les hacía levantar cartas.

Había un fajo de cartas que eran las buenas y otro fajo de cartas que eran las malas.

Y, normalmente, la gente, a partir de levantar la carta número 80, de manera racional, podía identificar cuál era el monto de cartas buenas y el monto de cartas malas.

Pero lo que se dieron cuenta es que, a nivel irracional, a nivel de intuición, nuestro cuerpo sabe exactamente qué es lo bueno para nosotros y qué es lo malo para nosotros.

Y lo que descubrieron es que los participantes de este experimento, al levantar la carta número 10, aproximadamente 9, 10, 11, ya sabían exactamente, sin tener que llegar a la carta 80, cuál era el monto bueno de cartas y cuál era el monto malo.

¿Por qué? Porque su cuerpo les daba una señal.

A lo mejor sentían aquí en el pecho un escalofrío o se les aceleraba un poquito el pulso de la respiración.

Era su cuerpo, esa intuición, diciéndoles que este no es el monto de cartas bueno.

Cuando aparecía el monto de cartas malos, su cuerpo les avisaba.

Muchos años atrás, el Instituto Herz Math, o sea, la matemática del corazón en Estados Unidos, que estudia el corazón, pero no solamente desde un punto de vista físico, biológico, sino también desde un punto de vista eléctrico, electromagnético, se dieron cuenta de varias cosas.

Lo primero es que el corazón emite una señal electromagnética que se expande muchísimo más lejos que la señal que emite el cerebro.

Por eso yo siempre digo que nosotros atraemos la realidad que queremos a nuestras vidas mediante el corazón, no mediante el cerebro.

Aunque mucha gente cree que la mente está en el cerebro, y también, pero yo digo que el órgano más importante del ser humano a la hora de crear la vida que queremos es el corazón.

Y el corazón, por eso de ahí vienen las corazonadas.

¿Alguna vez has escuchado decir, he tenido una corazonada? Que es lo mismo que decir, he tenido una intuición.

La gente de los negocios le llama tener olfato para los negocios.

Yo le llamé la voz de mi alma, la voz de tu alma.

¿Pero qué es eso? Pues en ese instituto Germán se pusieron a personas a mirar una pantalla de ordenador donde salían imágenes aleatorias.

Quiere decir que no había un patrón definido, sino que aleatoriamente el programa de ordenador sacaba imágenes bonitas y imágenes feas.

Y lo que ocurrió es que se dieron cuenta que el corazón unos segundos antes de que apareciera la siguiente imagen ya sabía lo que iba a aparecer en la imagen del ordenador.

Porque cuando aparecían imágenes bonitas el corazón reaccionaba de una manera y cuando aparecían imágenes malas el corazón reaccionaba de otra manera.

Pero lo que se dieron cuenta es que el corazón reaccionaba unos segundos antes de que apareciera la imagen en el ordenador y de que el cerebro racional pudiera decir algo.