
Descripción de Episodio 28. ¿Podemos cambiar? 1j3q1o
Todos queremos mejorar en algún aspecto de nuestra vida, pero ¿realmente es posible cambiar? En este episodio exploramos qué dice la psicología sobre el cambio personal, por qué a veces parece tan difícil y qué estrategias pueden ayudarnos a lograrlo de verdad. Si alguna vez te has sentido atrapado/a en los mismos patrones y te preguntas si puedes cambiar, este episodio es para ti. Para sugerencias, dudas, aclaraciones, concertar un cita de terapia online, o lo que necesites puedes arme a: Mi web: https://nmpsicologia.com/ Mi email: [email protected] Mi instagram: https://www.instagram.com/nataliamontoyanasserpsicologia/ 47ls
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Hola, me llamo Natalia Montoya Nasser y esto es Psicolabis, tu nuevo podcast sobre salud mental.
En el episodio de hoy vamos a responder una pregunta que seguro te has hecho en más de una ocasión. ¿Las personas pueden cambiar? ¡Comenzamos! Cuando hablo en este episodio sobre el cambio, no me refiero a un cambio de look radical, sino a cambios más profundos. ¿De hábitos, de formas de pensar, de comportamientos, realmente podemos ser diferentes? ¿O estamos atrapados en nuestra manera de ser para siempre? Mucha gente piensa que cambiar es imposible, especialmente cuando somos adultos. Estas frases típicas de yo soy así, ¿qué le vamos a hacer? El yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré, que cantaría Alaska en su icónica canción de los 80, ¿no? De mi generación.
Pero, ¿y si te pregunto, ¿podemos cambiar? ¿Qué piensas tú? Pues la ciencia dice que sí podemos cambiar. Y esto se debe en gran parte a nuestra plasticidad cerebral. La plasticidad cerebral es básicamente la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo de la vida. Lo increíble de este proceso es que no se detiene en la infancia.
Antes se creía que después de cierta edad el cerebro era como un cemento seco, rígido e inflexible. Pero hoy sabemos que es más bien como plastilina y puede moldearse a lo largo de la vida. Por ejemplo, cuando aprendemos a tocar un instrumento, cuando aprendemos un nuevo idioma, nuestro cerebro crea nuevas conexiones entre las neuronas.
Si una parte del cerebro se daña por un accidente o una enfermedad, otras áreas pueden reorganizarse para compensar la pérdida. Aunque el cerebro tiene esta plasticidad siempre incorporada, hay dos momentos clave donde su capacidad de cambio es máxima. Y estos son la infancia, la adolescencia, cuando el cerebro es como una esponja y lo absorbe todo, o los momentos de crisis o de cambios significativos, como una crisis vital, una mudanza, una pérdida, una ruptura, un nuevo trabajo o una buena terapia psicológica.
Cuanto más se repite una conducta, un pensamiento, más fuerte se vuelven esas conexiones, como cuando repetimos una ruta y se vuelve más fácil de recorrer. Y si se deja de usar una conexión, el cerebro la debilita. Esto significa que aunque llevemos años con ciertos hábitos o formas de pensar, nuestro cerebro puede hacer un reset. Así que hay esperanza para todos.
Pero, ¿todo el mundo puede cambiar? ¿A cualquier edad? La respuesta corta es sí, todos podemos cambiar. Pero la respuesta completa sería depende.
Este depende que nos gusta tanto a los psicólogos. Para algunas personas puede ser más difícil.
Por ejemplo, para las personas que dicen yo soy así y punto, puede ser más desafiante el cambio. Al creer que la personalidad o las habilidades son fijas, hace que las personas que tienen estas creencias limitantes no intenten cambiar. Es común oír a personas más mayores eso de ya no vale la pena cambiar, ya no puedo aprender nada, o el ya es tarde para mí.
También puede resistirse un poco más el cambio personas que han intentado cambiar antes y han fallado repetidamente, por lo que piensan que es inútil intentarlo de nuevo.
Aquí entra un concepto muy top en psicología, la indefensión aprendida. En los años 60 del siglo pasado, el psicólogo Martin Seligman diseñó un experimento con perros donde se les daban pequeñas descargas eléctricas, pero algunos perros podían evitarlas pulsando un botón, mientras que otros no tenían ninguna forma de escapar. Lo impactante fue que cuando después se les dio la oportunidad de escapar, los perros que habían aprendido que nada funcionaba ni siquiera intentaron salir, aunque la salida estaba abierta.
Este concepto explica por qué podemos quedarnos atrapados en una situación o en una relación abusiva o dañina, y es porque hemos aprendido que da igual lo que haga porque nada cambiará.
Por ejemplo, una persona que ha estado en varias relaciones abusivas puede convencerse de que todas las relaciones son así y dejar de intentar salir de esa relación. O alguien que ha intentado muchas veces hacer ejercicio sin éxito puede convencerse de que no tiene fuerza de voluntad y dejar de intentarlo más. Cuanto más tiempo llevamos haciendo algo, más fuerte y reforzado está ese circuito neuronal. Por ejemplo, un fumador que lleva 30 años con el hábito de fumar tendrá más dificultades para dejarlo que alguien que lleva solo 6 meses. Además, importa mucho el contexto de cada uno.
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