
Descripción de Episodio 18.- Hablamos de la Luna 2c6d35
La luna es poesía. Y lo es desde el comienzo de la humanidad. Salvo la luna, o los cometas cuando están de paso, todos los objetos celestes están tan lejos que son apenas puntos de luz en el cielo. Nuestro satélite es más que eso. La combinación entre su tamaño y la distancia que nos separa nos permite ver algo más que un punto: nos permite distinguir detalles al ojo desnudo en su disco gris: zonas oscuras o maria (los antiguos astrónomos pensaban que eran mares); zonas claras o terrae (antaño, supuestos continentes). Tan sólo nuestro Sol, que con su brillo nos permite verla, llega a aparecer a nuestros ojos con un tamaño similar. Pero esto es casualidad, puesto que la luna no siempre estuvo a esta distancia y, hace mucho tiempo, tapaba del todo al Sol durante los eclipses. Dentro de algún tiempo, no será capaz de hacerlo, porque las mareas de la Tierra la alejan de nosotros lentamente. Es ese suspiro temporal aquel en el que vivimos actualmente. Nuestra generación es la primera desde el origen de la humanidad en poder establecer hipótesis válidas acerca del origen de la luna. Pero nunca podremos saber cuánto peso tuvo nuestro satélite en el amanecer del ser humano. Porque una cosa es segura: si hubo algo en los cielos antiguos capaz de despertar curiosidad en aquellos homínidos (ahora, homininos: cosas del lenguaje) que después gobernarían el planeta eso fue, sin duda, la luna. No sólo por su capacidad de dar luz en la noche; o su posición cambiante respecto a las estrellas fijas. No sólo por sus cambios de tamaño o su poder para elevar las aguas. No sólo por esas regularidades periódicas capaces de ser descubiertas por una mente medianamente inteligente. También por su poesía. Los primeros homíninos surgieron hace alrededor de 7 millones de años. Los fósiles descubiertos nos relatan ese pasado del ser humano. La luna ya estaba ahí. Estaba también hace 3.800 millones de años, cuando los primeros signos de vida aparecieron en nuestro planeta. Y es que, probablemente, la luna nos acompaña desde casi la formación de nuestro planeta: unos 40 millones de años después de la formación de éste. ¿Qué es eso a escala astronómica? ¿Qué es eso frente a los 4.500 millones de años que se le suponen a nuestro planeta? Apenas un parpadeo. Y si decimos que la luna nos acompaña desde unos 40 millones de años después del nacimiento de nuestro planeta, no estamos haciendo un ejercicio de imaginación, sino que estamos dando por bueno uno de los datos que se deduce de la teoría más exitosa a la hora de establecer cómo surgió la luna. Este tema no es sencillo, porque la Tierra y la luna forman una pareja muy extraña debido a la relación entre el tamaño de ambos, única en el sistema solar. Si observamos el resto de satélites de los planetas que rodean el Sol, únicamente cuatro son mayores en tamaño que la luna. Hablo de Ío, Ganímedes, Calixto y Titán. Pero estos satélites orbitan planetas gigantes: la masa de la luna es un 1,2% de la masa de la Tierra; es decir, que la luna es enorme en relación con la Tierra. Suele decirse por esto mismo que el sistema Tierra-Luna es un planeta doble. En esto sólo nos ganarían Plutón y Caronte, pero Plutón no es planeta desde 2006, así que no juega en la misma liga. Llegados a este punto es casi forzoso establecer la hipótesis de cómo nació la luna. Para ello hay que viajar en el tiempo y en el espacio. En el tiempo, al año 1975, más concretamente a marzo de ese año; y en el espacio, a Houston, lugar donde se celebra cada mes de marzo una conferencia de ciencia lunar y planetaria. El caso es que ese año, Donald Davis y William Hartmann, sorprendieron a todos los asistentes a la conferencia con una teoría espectacular acerca de la formación de la luna. Para ellos, nuestro satélite era el resultado de la colisión de un gran planetesimal contra una Tierra recién formada. Esta teoría no caló mucho entre los científicos en aquel entonces y transcurrieron 10 años en los que la comunidad científica estuvo meditando el asunto sin prisas. La hipótesis de Donald y William indicaba que el choque no habría sido en la dirección del centro de masas, sino un choque lateral. Tamaña colisión vaporizó y lanzó al espacio una gran cantidad de material. ¿Cuánto? Pues debido al tamaño que posteriormente consiguió tener la luna, seguramente hablamos de aproximadamente el doble de la masa lunar actual. Esta cantidad de material sería en su mayor parte procedente del manto del propio impactor y el resto sería material terrestre: el núcleo del planetesimal se habría fundido con el de la Tierra. Huelga decir que este choque no acabó con nuestro planeta en mil pedazos de milagro. Pero, estamos aquí para contarlo, ¿verdad? En cuanto al material que salió despedido, no fue capaz de abandonar el campo gravitatorio terrestre, sino que formó un disco alrededor de nuestro planeta. Ese material fue formando una masa cada vez mayor por acreción gravitacional hasta formar la Luna y dejar limpia la zona. Esto, aunque pueda parecer que es un proceso lento, no lo es en absoluto y bastó únicamente un año para tener la luna formada. Esta agrupación de material es muy sencilla de simular con las computadoras de hoy en día, por lo que existe bastante consenso en cuanto al tiempo en que tardó en formarse nuestro satélite. Por cierto, la distancia a la que se formó la luna no tiene nada que ver con la distancia actual del satélite, que se está alejando de nosotros desde su formación, por las mareas, tal cual adelanté con anterioridad. Nació a unos cuatro radios terrestres y en unos pocos cientos de millones de años se situaba ya a unos 30 radios terrestres. Hoy en día se encuentra a unos 60 radios terrestres y continúa alejándose. Desde 1984, la hipótesis del Gran Impacto no ha hecho sigo ganar terreno y crecer en seguidores. Los modelos por ordenador indican que la velocidad del choque fue relativamente lenta, entre 11 y 15 km/s, aproximadamente la velocidad de escape de nuestro planeta. Esto no es sorprendente, puesto que al impactor se le supone que compartía órbita con nuestro planeta y probablemente se dio una colisión por alcance y no un choque frontal. En cuanto a la masa del impactor no está nada clara, pero la hipótesis arroja entre 0,1 y 0,5 masas terrestres. Y, con respecto al “cuándo”, las medidas radiométricas arrojan resultados algo dispares, pero el momento con más probabilidades nos sitúa unos 40 millones de años tras la formación de la Tierra. Ese fue, con mucha probabilidad, el momento en el que casi desaparece la Tierra y se formó nuestro satélite. Una luna que, casi con seguridad, ha jugado un papel fundamental en la evolución de la vida en la Tierra. Porque, sin ella, seguramente la influencia gravitacional de Júpiter habría provocado en la Tierra una oblicuidad caótica prácticamente incompatible con la vida, al menos con la vida superior. Esa vida con capacidad para irarla y hacer, con ella y de ella, poesía. 1t4f1s
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12 y 19, 11 y 19 en Canarias.
Roberto Pascua, divulgador de astronomía y miembro de la Real Sociedad Española de Física.
¿Qué tal estás? Buenos días.
Buenos días, muy bien.
Hemos visto el sol. Sí.
Por la noche veremos la luna, pero es verdad que la luna también se ve por el día.
Sí, claro, depende de dónde esté en la órbita.
La luna no puede desaparecer, está dando vueltas alrededor de la Tierra.
Y a veces coincide que está...
De hecho, el día que más coincide es cuando está la luna nueva y está tan pegadita al sol que no la vemos, ni de día ni de noche.
Pero es porque está muy cerquita del sol, el sol brilla tanto que la luna...
Y no somos capaces de verla.
¿Por qué nos atrae tanto la luna? A mí me encanta la luna.
Es un tema, es pura poesía.
Se han escrito libros, poemas...
Incluso ya, hablando desde un punto de vista más científico, habría que averiguar qué relación tiene la luna con que estemos nosotros aquí.
No solo como humanos, sino en la propia vida.
Se me ocurren mil razones.
Como humano, por ejemplo, el hecho de que tenga un movimiento tan periódico que hiciera que nuestros antepasados dijeran...
Oye, esto me da curiosidad porque es muy repetitivo.
Las fases y demás.
Y esa curiosidad es lo que os dije una vez.
Yo creo que esa curiosidad es la que lanza al ser humano a tener la inteligencia que tiene.
De hecho, la luna, y corrígeme si me equivoco, es el objeto celeste más observado, estudiado y explorado.
Que siempre ha despertado muchísimo interés en el ser humano.
Claro, tú piensa para nuestros antepasados, antes del telescopio y demás, ellos miraban al cielo y veían puntitos de luz, nada más.
Pero desde siempre, la luna siempre ha estado ahí mostrando detalles.
No era un puntito de luz, era algo mucho más grande, con cosas que se podían ver.
Nuestros antepasados pensaban que había mares, los famosos maria, que le llamaban, y terraes.
Los maria eran la parte más oscura de la luna y terraes era la...
Porque buscaban en la luna lo mismo que en la tierra.
Agua...
Pero eso de que pueden mover las aguas es verdad.
Claro, eso es pura gravitación, las mareas.
¿Qué ocurre? Si piensas en que la luna es un objeto que tiene muchísima masa y está bastante cerca de la Tierra, el propio sol, per se, ya es capaz de hacer mareas.
Pero si encima sumas a la luna, ¿qué es lo que ocurre? Que tienes una cantidad de masa enorme, la de la luna, y una cantidad de masa enorme que es la del agua de la Tierra.
Porque la gente dice, si la luna es capaz de levantar mareas, también influirá en nosotros, ¿no? Pues no, porque tú eres insignificante para la luna.
La formulita de Newton que explica todo esto multiplica las masas.
Masa uno por masa dos, dime.
No, no, estaba pensando, pero ¿qué tiene que ver que dos masas estén cerca para que mueva la marea? Claro, porque...
La masa es un peso, yo soy una masa y solo puedo mover el agua si me tiro a la piscina.
Sí, pero fíjate...
Si me tiro, no la muevo. Y me mueve a solas.
Pero esto es muy fácil.
Me tengo que tirar a ella.
Claro, pero esto es muy fácil de explicar.
Tú tienes la Tierra y tienes toda el agua de los océanos ahí, ¿no? Vale, ¿qué ocurre? Que la luna está tirando gravitacionalmente, está atrayendo hacia ella la Tierra y el agua.
¿Qué ocurre? Que la Tierra es sólida.
Entonces, aunque sí que hay efectos de marea sobre algo sólido, es mucho más complicado porque algo sólido es muy duro.
Sin embargo, el agua líquida es más maleable, es líquida.
Con la gravedad tira del agua.
Tira del agua con la gravedad y hace que se eleve hacia arriba.
¿Por qué? Pues precisamente por eso, porque está empujándola, está intentando llevarse el agua de la Tierra hacia ella.
¿Y por qué lo hace de noche solo? No, lo hace de noche y de día.
Claro, pero también está...
Es que las mareas son muy complejas porque también está el sol, por eso os decía.
Y dependiendo de dónde esté la posición relativa entre el sol y la Tierra, las mareas van a ser más fuertes o van a ser mareas más débiles.
Y cada 12 horas suele pasar.
De hecho, es algo interesante porque al final esas protuberancias que salen de la Tierra, que es esa elevación de los océanos, como la Tierra gira cada 24 horas, se adelantan a la propia luna y esa masa de agua va tirando de la luna también a su vez.
Y eso es lo que va a hacer que la luna...
Lo que está haciendo es que la luna se aleje un poquito.
Ya hablamos de la Tierra.
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