«El olor que susurra», de Vicente Ortiz. 153yx

Te despiertas sobresaltados es lo de siempre pero no puedes evitar un escalofrío una desagradable sensación que durará un buen rato deberías haberte acostumbrado te ha acompañado toda tu vida ese olor que susurra está a tu lado desde que naciste desde que supiste que algo no iba bien desde que los médicos determinaron que hago en tu cabeza no iba bien cuántas lágrimas de ramas te siendo un niño terrores infantiles decía démosle pastillas decidía el doctor jota de martín está loco un apestado dicho raro al que todos evitan y no me extraña que te has convertido dime caso en un miserable gusano nadie te quiere porque las personas corrientes no huelen susurros ni acarician lamentos o tal vez si habrá más personas como tú lo dudo ahora sales a la calle hace frío caminas más de dos horas hasta llegar a las ruinas un día más todo sigue igual te cuesta pasar bajo la alambrada es culpa de las pastillas te agotan te hace dormir demasiado el pasto seco contesta tus pisadas mientras avanzas hasta la casa mira a tu alrededor no hay nadie nunca y nadie entrar sorteadas escombros y visitarles para llegar a la escalera su vez arrimado a la pared porque no te fías del crujido de los peldaños arriba y mucha luz desde agarran este las persianas y que más te las cortinas entras en tu cuarto el que te sirvió de refugio dieciocho años por más que buscas no hay pruebas de tu pasado aquí no hay recuerdos de los han borrado los médicos esos hijos de puta tienen la culpa de tumbas en el polvorientos o mier metálico un cable desnudo parece saludarte desde el techo se mueve da igual pues de que sólo este en tu cabeza como los olores que zoom permanecer callado quieto quieres que esto no sea tan penoso como lo ha sido tu vida un final necesita algo de espectáculo pero no has preparado nada como siempre sacas la navaja la abres la claridad que entra por la ventana se refleja en su filo son diez hacía mucho que no sonreír las guardas necesitas que un olor de susurró al oído escuchas una tonalidad en la lejanía ya queda poco el aroma murmura cada vez más cerca tu mano sujeta la navaja con firmeza el olor está prácticamente a tu lado te levantas del esqueleto que es la cama cierra los ojos para centrar toda tu atención a los murmullos entiende sido que más cuya pero esta vez no vas a obedecer porque lo tienes todo pensado tú mandas saltas a un lado realmente sólo has dado un paso largo alzas el brazo cuentas hasta tres y embistes la navaja dibujo mar con el aire no pasa nada no te extraña has desobedecido las órdenes del olor los murmullos decían que te cortadas las venas te pedían que sur caras la carne hasta encontrar hueso no has querido no has tenido agallas eres el parásito que ha pretendido matar a su huésped o eres tú el huésped sales de la ruina por fin un recuerdo se pasea oportunamente en aquel momento si pudiste matarlos dormían no hay honor en lo que hiciste dice otro olor enfadado sacas la navaja y arremete s en todas las direcciones