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Noticias de Mordor, con Alicia Rubio. Bienvenidos.

Una agenda para gobernarlos a todos, un anillo para comprarlos, un plan para traerlos a todos y atarlos en la oscuridad, en la tierra de Mordor, donde yacen las sombras.

Bienvenidos, queridos oyentes, a este programa de Un Mundo Imaginario, un mundo que Mordor quiere dominar, por cierto, que es la Tierra Media.

Mordor y sus orcos avanzan devastando todo a su paso, infiltrándose y comprando voluntades con anillos.

La consigna es destrucción, destrucción de la convivencia, de la familia, de la justicia, de las leyes, de la propiedad privada, de los recursos, de los derechos y hasta de los hijos de los pueblos libres.

Unos pueblos libres anestesiados, engañados, envilecidos, convertidos en sombra de lo que fueron.

La batalla es global y cuanto sucede fuera nos afecta, ya lo ha hecho y lo hará mucho más.

Por eso, la información de lo que irradia Mordor es vital y está cada vez más perseguida y ocultada, porque sólo el despertar de los llamados pueblos libres pueden frenar esta catástrofe.

Pueblos libres que a Sauron, a todos los Saurónidas de esta historia, les molestan y quieren reducir e incluso exterminar.

Queridos oyentes, Mordor está llamando continuamente a nuestra puerta y su llamada ha arrastrado camiones y coches, vidas y haciendas.

Mordor avanza, la agenda se implanta de forma inesorable, no importa las vidas que cueste.

Un atentado, una enfermedad, una inundación, un derecho a matar, todo lleva la marca de la agenda.

Y desde hace unos años, sospechamos que la marca de la agenda va a ser digital.

Hoy, aún podemos hacer frente, porque aún hoy somos dueños de nuestro destino.

Mañana, quizá no.

Bienvenidos a Noticias de Mordor, número 34, trigésimo cuarto programa y seguimos avanzando.

En Informar Radio, la radio libre de los oyentes con ganas de saber.

La información sobre las inoculaciones va saliendo poco a poco y quienes fueron tachados de conspiranoicos y negacionistas no eran conspiranoicos porque algo hubo cuando un mes antes de desatarse la pandemia se teatralizó un evento llamado el Evento 201 que adivinaba, qué curioso, todo lo que posteriormente sucedió.

Ni tampoco negacionistas porque negarse a la vacunación era simplemente un acto de libertad y de sentido común, visto lo que se sabía de ese tipo de tecnología vacunal y visto lo que se sabe ahora y cada vez más.

Sin embargo, las personas que de una forma u otra se manifestaron en contra de todo lo que nos estaban imponiendo y de lo que nos contaban, que, madre mía, que cuentos chinos, nunca mejor dicho lo de chinos, lo han pagado caro, como siempre que uno se opone a los planes de la agenda globalista.

Y yo lo digo de primera mano, se paga un precio caro.

Ningún precio han pagado los que, como Von der Brugge, dio el visto bueno, las inoculaciones, compró, y parece que se lucró además a través de la mediación de su marido, cantidades exorbitantes de vacunas.

No ha pagado ningún precio, al contrario, la reelección.

Ningún precio han pagado los políticos que impusieron medidas ruinosas, inoperantes para lo que se buscaba y podríamos decir que hasta descabelladas.

Ningún precio han pagado los medios de comunicación que mintieron, que señalaron y persiguieron al disidente y que insultaron al que se negaba a seguir sus interesadísimos mensajes.

Ningún precio han pagado los médicos que se dejaron arrastrar a esa prescripción política de un medicamento controvertido, del que no se ha llegado a saber aún qué composición tiene exactamente.

Porque es que se han publicado estudios de varios médicos e investigadores que afirman haber encontrado hasta 55 sustancias distintas que no aparecen en el prospecto.

Ningún precio han pagado las farmacéuticas.

Ningún precio han pagado los políticos que se lucraron de imponer ineficaces mascarillas hasta estando solos.

Ninguno tras descubrirse, además, que el único beneficio de tales chismes era el dinero que les han dejado como intermediarios, por comprarlas naturalmente con dinero público a precios desorbitados, a veces incluso deterioradas e inutilizables.

Ningún precio están pagando tampoco los matarifes que han normalizado dar bloqueadores de la pubertad a menores con problemas, o dar hormonas o mutilarles órganos sanos mientras se les impide un simple estudio psicológico.

No han pagado tampoco las asociaciones que defienden ese tipo de cosas.

Al contrario, al que se persigue es al que señale.