El Duce: Del Poder Absoluto a la Ejecución 334m6s

Podemos esbozar un perfil psicológico de Benito Mussolini, aunque bueno es importante recordar que se trata de una interpretación post-morte y no de un diagnóstico clínico, cualquiera le hacía un examen psicológico a este hombre y bueno podemos definir la personalidad de Benito Mussolini como un narcisista grandioso. Este es quizá el rasgo más destacado, Mussolini exhibía una necesidad constante de iración, un sentido exagerado de su propia importancia y una creencia en su destino único para liderar Italia, Il Duce.

Creó un elaborado culto a la personalidad utilizando propaganda masiva para proyectar una imagen de fuerza infalible, virilidad y genialidad.

Era extremadamente sensible a las críticas y no toleraba la disidencia.

Tenía una profunda necesidad de dominar y controlar, esto lo podéis ver en la creación de este estado totalitario, suprimiendo libertades individuales, eliminando oponentes políticos a menudo violentamente y buscando controlar todos los aspectos de la sociedad italiana. Este estilo de liderazgo era dictatorial y centralizado, reistriónico y teatral.

Mussolini era un maestro en la puesta de escena, comprendía el poder de la imagen y el espectáculo, su discurso desde balcones, sus gestos grandilocuentes, los uniformes, las marchas y los símbolos fascistas están cuidadosamente diseñados para impresionar, movilizar a las masas y reforzar su imagen de líder carismático y poderoso.

Pero era un oportunista, aunque desarrolló una ideología fascista, las acciones a menudo estaban guiadas por el oportunismo y un agudo instinto para tomar y mantener el poder. Su cambio del socialismo temprano al nacionalismo extremo es un ejemplo de su flexibilidad ideológica en función del momento y sus ambiciones.

A pesar de su imagen de control, los relatos que tenemos de él sugieren que podía ser un hombre impulsivo en sus decisiones y propenso a reacciones emocionales incluyendo ataques de ira. Algunas decisiones cruciales como la entrada en la segunda guerra mundial parecen haber sido influenciadas más por el deseo de gloria y la emoción del momento que por un cálculo estratégico frío que era agresivo o parecía agresivo es obvio.

El fascismo glorificaba la lucha, la guerra, la violencia como motores de la historia y la vitalidad nacional. Mussolini utilizó la violencia de forma sistemática a través de sus camisas negras para intimidar y eliminar oponentes. Su política exterior fue expansionista y agresiva también en la invasión de Etiopía, Albania, etcétera. Así que bueno, este esbozo psicológico de este personaje nos puede servir para introducir el segundo capítulo sobre Mussolini. Ya lo dejamos como presidente del gobierno, así que comenzamos el segundo capítulo y último de la vida y milagros de Benito Mussolini.

Bienvenidos un día más a nuestro canal, soy Antonio Cruz y esto es Antena Historia.