Desmontando los 8 errores que te impiden vivir una semana en tus términos | Ep. 141 6p5m1u

Episodio 141 del podcast Living Meraki. Hoy vengo a contarte los errores más comunes que cometemos al intentar diseñar nuestra semana. Los he vivido yo, los han vivido las personas a las que acompaño y los he clasificado para que puedas ver de forma clara si estás atrapada en alguno de ellos. Si alguna vez te has propuesto organizarte mejor y has terminado sintiéndote más abrumada que al principio, este episodio es para ti. Quiero hablarte de algo que transformó mi relación con el tiempo. No fue una decisión radical, no fue un gran acontecimiento, sino que fue un gesto sencillo convertido en un ritual y repetido semana tras semana, diseñando mis días con intención.

Y antes de encontrar un sistema que realmente me funcionara, probé mil técnicas, también me frustré muchísimas veces, abandoné, volví a empezar y estaba como en ese ciclo interminable entre la esperanza del domingo y la frustración del viernes. Así que hoy quiero hablarte de mi experiencia y también la de las mujeres a las que acompaño y compartir los errores que veo repetirse una y otra vez a la hora de organizar la semana. Pero antes, un poco de contexto, y es que durante años yo era de las que empezaba la semana con una lista muy larga de cosas por hacer y una frase en mente que era, esta vez, esta semana sí que lo voy a cumplir.

Spoiler, no ocurría, no lo cumplía. Me frustraba, me sentía improductiva y volvía de nuevo al caos hasta que entendí que lo que tenía era un exceso de expectativas irreales. Y es que la raíz de esos errores con organización que vamos a ver va mucho más allá de falta de técnica o de herramientas adecuadas. Y es que tendemos a organizarnos desde la exigencia, desde un lugar de debería constante que nos empuja a querer abarcarlo todo y también hacerlo perfecto. Y esa mentalidad nos coloca en una posición de lucha continua contra nuestra propia naturaleza y nuestra energía.

Y lo que realmente ocurre es que hemos heredado modelos de productividad que han sido diseñados para máquinas, no para seres humanos con ciclos de energía, con emociones y con necesidades cambiantes. Tampoco nos han enseñado a gestionar nuestra energía, solo nuestro tiempo, como si todas las horas fueran iguales y pudiéramos rendir de manera constante e ininterrumpida. Tampoco hemos aprendido a priorizarnos, confundimos también lo urgente con lo importante, acabamos respondiendo primero a las expectativas ajenas y nos orientamos hacia afuera, hacia lo que se espera de nosotros en lugar de diseñar desde dentro, desde lo que consideramos importante, desde nuestros valores y lo que queremos crear en nuestra vida.

También los sistemas tradicionales de urbanización tienden a asumir que todos funcionamos igual e ignoran nuestras particularidades únicas. Y cuando intentamos forzarnos a seguir sistemas rígidos que no honran quiénes somos realmente, pues aquí el fracaso es inevitable y no es un problema de fuerza de voluntad o de disciplina, sino que estamos intentando encajar en un molde que no ha sido diseñado para nosotros. Para mí la verdadera productividad empieza cuando dejas de organizarte para cumplir con todo, para llegar a todo y comienzas a diseñar semanas creando sistemas que te sostienen en lugar de agotarte y priorizando lo que realmente importa.

Y ahora sí, el primer error que identifico es la falta de claridad sobre mis verdaderas prioridades. Y empiezo por el error que en mi experiencia está en la raíz de todos los demás, y es que cuando no tengo claridad sobre qué es realmente importante para mí, el tiempo se esfuma.

Y estás aquí cuando vas por la vida diciendo sí, casi por defecto, atendiendo notificaciones como si fueran urgencias, persiguiendo el último curso, tendencia o proyecto que aparece en tu radar. Y esto no es culpa tuya, al final vivimos en una economía de la atención diseñada para secuestrar cada minuto disponible de tu día.

Y el problema surge cuando, sin un norte claro, acabamos confundiendo estar ocupadas con avanzar. Es como estar en una cinta de correr, mucho movimiento, pero luego te bajas y sigues en el mismo sitio. Y lo que he descubierto en mi propio camino es que la ausencia de prioridades claras tiene un impacto muy real viviendo días que terminan llenos de actividad, pero extrañamente vacíos de significado.

Y quizá lo más doloroso sea el arrepentimiento que surge al final de la semana, del mes o incluso del año, al mirar atrás y preguntarte dónde ha quedado aquello que realmente me importaba. Y la realidad es que muchas estamos viviendo vidas diseñadas por expectativas ajenas, urgencias externas y no días que reflejen realmente nuestros verdaderos valores. Y para mí aquí la salida fue una pregunta que es aparentemente simple, ¿qué es lo verdaderamente importante para mí? Y lo que me funcionó fue sentarme y hacer un inventario honesto de qué es lo que me importa.