CONTENIDO EXCLUSIVO: SON MÁS DE 80.000 LAS VÍCTIMAS DE LA OKUPACIÓN 5o3q3i

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La ocupación es tema de debate prácticamente a diario en los medios de comunicación españoles.

Oficialmente para el Gobierno no es un problema porque afecta, dicen, al 0,02% de la población.

Y lo cierto es que hay 80.000 familias, según la plataforma contra la ocupación, que aguantan pagar la luz, el agua, el gas de alguien que ocupa su piso ilegalmente. Y no pueden evitarlo, ni dejar de pagar ni cambiar la cerradura porque cometerían ellos un delito.

Más de una vez, entrevistando aquí a personas que tienen la vivienda ocupada, nos dicen que si lo llegan a saber antes no hubieran denunciado, hubieran usado otras técnicas. Y ahí lo dejo.

Miren, en Inglaterra han creado, por ejemplo, la figura de los guardianes de viviendas, lo que digo.

Y eso que hay la legislación es mucho más estricta y no están como aquí dos, tres o cinco años ocupando ilegalmente. Allí en Inglaterra, si tú tienes una propiedad vacía para evitar que te la ocupen, hay una bolsa de inquilinos fiables, con datos de fiabilidad previos, y que pagan algo así como un alquiler social. El propietario cobra mucho menos de lo que desearía pero se asegura que no le ocupan la casa. En España se han disparado las llamadas a las plataformas anti-ocupación. Han aumentado este año más de un 60%. Y el número de empresas que desocupan inquilinos ilegales ha crecido hasta 60, ya son 60.

No solo desocupa, hay muchas más. Es evidente que hay negocio, pero por culpa de la propia istración que lo permite. Y en todo ello hay un vecino de Montblanc, David, que ha avisado al juzgado de Valls que si no le resuelven su caso de ocupación, se quita de medio. Y tengo aquí la carta. Yo no puedo hacer más, dice David. Por tanto, si decido hacer lo que ya se me ha pasado por la cabeza, les hago a ustedes los máximos responsables de ello. No puede ser que mi demanda aún esté en trámite y que no haya procedido al juicio ni siquiera para desalojar mi casa. David Flor, bienvenido. ¿Cómo está usted? Bien, bueno, bien.

Entre comillas, como se dice, un poquito agobiado, un poquito decaído con los ánimos por los suelos y con una gana loca de irme a este mundo, la verdad. Eso sería que ganara el enemigo. O sea que hay que plantar cara y hacer fuerza en la trinchera, en la batalla en la que usted está y en la que, además, no lleva ni cuatro meses, me dicen, con la que hablo que lleva cinco años. No entiendo cómo pueden aguantar tanto tiempo. ¿Le pasa a usted lo mismo? Yo no lo entiendo, quizá a lo mejor cobren un poquito más que yo. Yo solamente cobro un subsidio de 480 euros, 350 son para la habitación que estoy, 60 para un pequeño almacén para guardar las cosas que tenía en el otro piso.

Por tanto, no me queda nada. Lo único que me queda es irme a las 10 de la noche a los supermercados, a la basura, donde tienen la comida para poder coger y poder comer. Aparte, evidentemente, el problema que tengo yo es que tengo una enfermedad crónica, que es diabetes, tengo insuficiencia renal, la tensión alta, que es por la que dejé de trabajar y no puedo trabajar, porque me pongo nervioso. Esto me está matando, literalmente. Tampoco me da, claro, con ese dinero para poder comprar muchas veces las medicinas que me hacen falta para poder subsistir en mi enfermedad.

Por lo tanto, no me está afectando solamente…