Conferencia Taurina: EL TOREO SEVILLANO - Círculo Cultural Taurino Pablo Aguado 2i2d3m

Bueno, pues para mí es un auténtico placer estar en Sevilla, porque para un aficionado a los toros ir a Sevilla es como para un cristiano ir a Jerusalén o como para un musulmán ir a la Meca.

Esto, para un aficionado a los toros, es tierra santa, porque aquí nació el toreo.

Antes de comenzar con el programa de esta semana, no olvides suscribirte a nuestro canal para no perderte ninguna de nuestras ediciones.

Y si quieres que YouTube te avise cuando publiquemos un programa, activa la campana.

Por eso, un aficionado a los toros en Sevilla nunca es un forastero, es un peregrino, que es otra cosa totalmente distinta.

Por lo tanto, a mí me gusta mucho peregrinar a Sevilla y la verdad es que es una peregrinación que vengo realizando desde muy niño, desde que me trajeron mis padres por primera vez cuando tenía 11 años.

Por cierto, a ver, tomar la alternativa a Pepe Luis Vázquez Silva, el hijo del gran Pepe Luis Vázquez.

Y yo había leído tanto de Sevilla que, sin haber estado nunca, ya sabía dónde estaba todo.

Y entonces mi padre dijo, en realidad Domingo no está conociendo Sevilla, la está reconociendo.

Tal era ya mi relación con Sevilla sin haber estado nunca y a partir de ahí he venido siempre a Sevilla y he establecido un lazo muy profundo con esta ciudad hasta el punto de ser hermano hasta incluso de alguna cofradía de Semana Santa.

¿Por qué Sevilla? ¿Por qué Sevilla es tierra santa? ¿Por qué aquí, donde se ha fraguado el toreo? Pues esa es la pregunta que voy a intentar contestar en tres cuartos de hora.

La cantidad de toreros sevillanos es tanta, hay tantísimos toreros sevillanos que me van a ustedes a perdonar de que no hable de muchos, porque es que no tengo tiempo y haría la charla demasiado extensa.

Sobre todo me voy a fijar en los más trascendentales, es decir, en aquellos que con su toreo hicieron que el toreo evolucionara.

Sobre todo me voy a fijar en ellos porque verdaderamente es muy extenso, porque hay que decir que en realidad el toreo tal y como lo entendemos es una obra de sevillanos y de cordobeses.

El resto de los toreros, por importantes que hayan sido, en realidad están en un tono secundario.

El toreo tal y como lo entendemos es cosa de sevillanos y cordobeses.

También lo dijo, irado por Pepe Luis Vázquez, en los años cuarenta el poeta santanderino Gerardo Diego, cuando dijo aquello de ángel sevillano o prez cordobesa y lo demás no pasa de manchego.

Y esto le sentó fatal al alcalde de Ciudad Real que le quiso hasta denunciar.

Bueno, pero en realidad lo que quería significar es que el toreo, los grandes arquitectos del toreo han sido sevillanos o cordobeses.

¿Y por qué? Pues porque aquí estaba el toro que embestía bien.

Cuando empieza a formarse en el siglo XVIII la corrida a pie profesional tal y como ahora la entendemos, pues había un mosaico de toros por toda la geografía española, pero en general eran resabiados y embestían mal.

Sin embargo, aquí había una casta, que era la casta de vista hermosa, que embestía mucho mejor que las demás.

Bueno, Utrera, que está a treinta kilómetros de Sevilla, es el solar de tres castas fundacionales, la casta Cabrera, la casta Vistahermosa y la casta Vazqueña.

La que nos interesa es la casta Vistahermosa, unos toritos negros que antes habían sido de los hermanos Rivas y que ya tienen su presencia en la maestranza desde los años sesenta del siglo XVIII.

Estos toros eran unos toros más nobles, son los toros que se han acabado imponiendo en todo el planeta de los toros y estos toros ayudaban a torear.

Es decir, los toreros buenos surgen donde hay ganaderías que embisten bien y el toreo evoluciona donde está el toro que embiste bien.

Eso se puede ver, por ejemplo, en el caso mexicano.

Cuando se importan en 1908 aquellas vacas de saltillo y aquellos sementales, la ganadería mexicana empieza a embestir muy bien y surgen un montón de toreros mexicanos buenos que harán de México la segunda patria del toreo.

Se puede ver en Salamanca.

Mientras en Salamanca estuvo el toro castellano, no salían toreros.

Cuando a partir de los años veinte se empiezan a importar ganaderías enteras desde Sevilla,