Con V de Gato 127 (Sueños Gatunos) 3pe42

¿Tienes idea de cuántos gatos hay en este país? No, no, no tengo los datos, no.

27 millones.

Aquí tengo un estudio de la Universidad de Hampstead que dice que los gatos empiezan a ver la televisión.

Si los datos son ciertos, ya deberíamos comenzar a programar.

Dentro de 20 años pueden ser televidentes asiduos.

¿Programas? Aquí empieza Con Hube de Gato, el podcast que tiene claras sus prioridades.

Hola a todos, bienvenidos a un nuevo programa de Con Hube de Gato, programa número 127.

Estamos cerca de los 130.

Y vosotros diréis, ¿y qué? Más cerca también de los 135 y de los 140.

Una de las cosas que vamos a hacer esta temporada es que cada vez que cambie la decena de programas, es decir, en esta ocasión el 130, haremos un programa más especial, más distendido.

Haremos una tertulia, una tertulia felina.

Invitaremos a gente del mundo gatuno y charlaremos de la actualidad, del pasado, del presente, del futuro.

Así que cuando termine este programa, nos quedarán dos programas antes de esa primera tertulia felina.

Tuvimos una en el programa número 50, hubo una tertulia felina, pues algo parecido a eso.

Marimar, muy buenas.

Buenas.

¿Cómo estás? Bien.

No te he preguntado nada porque me contestas.

¿Qué tal todo en estos últimos 21 días? Pues nada, bien.

Como siempre.

Nada destacable.

Sí, eso no empieza a ser ya rutina.

A ver, yo ya a estas alturas de mi vida prefiero que no pase nada excepcional y que todo sea normalito y que no rutina...

Sí, porque cada vez que pasa algo fuera normal...

Suele ser para mal, ¿verdad? Sí.

Yo no soy amigo de los cambios, no me gustan los cambios, pero es verdad que los cambios suelen ser para mal.

¿Eso es siempre o es porque yo ya me estoy haciendo mayor? No sé, yo creo que depende de la...

¿En cualquier edad, cuando tienes 15 años, no te da la sensación que los cambios sean para mal? No, pero porque yo creo que, claro, cuando tú eres tan jovencito, pues siempre hay muchos cambios, pero porque vas pasando por diferentes etapas rápidamente, como si dijéramos, ¿no? Pasas de ser un bebé a ser un niño, a ser un adolescente, a ser un adulto, y eso en 20 años, ¿no? Claro, en 20 años, todo eso pasa en 20 años, y son cambios, pues bueno...

¿Y el resto del tiempo? Y el resto de tu vida es como que ya eres adulto y ya, pues bueno...

Ya tengo un trabajo, ya me he casado, ya tengo hijos...

¡Claro, ya lo has hecho todo, prácticamente! Así que nada, ya no nos queda que tirarnos en parapente, subir en globo...

¿Sigue de moda eso? Yo creo que hubo una moda donde la gente hacía esas cosas y...

No, sigue, sigue, sigue...

Yo no veo muchos parapentes ni veo muchos globos por ahí...

Vamos a ver, porque no los vas a ver aquí en mitad de la ciudad...

No, pero yo vivo en el campo...

Ya, pero igual en esa zona...

¿Tú te cuentas que para parapente tiene que haber una montaña con un cortado? ¿Tú vives en una montaña con un cortado? No, pero tengo enfrente una montaña...

¿Pero con un cortado? Sí, yo muchas veces me levanto, me hago un cafetico, le pongo un poquito de leche y estoy en la montaña con un cortado...

A ver, la gente que se tira en parapente, se pone al borde de un precipicio, de una montaña, de un cortado, y entonces se lanza, y eso es tirarte en parapente.

Quiero decir que no es como un globo que sales de la tierra y vas ascendiendo...

No, no, tú el parapente lo que haces es planear y lo que te lleva es el viento.

Entonces, claro, tienes que tirarte de una altura muy grande y además el peligro del parapente es que en el momento que tú te vayas a tirar cambie la dirección del viento y te estrelle contra la montaña.

¡Pero la gente es gilipollas! No, no, yo no sé porque yo tenía una amiga mía que el novio le gustaba mucho tirarse en parapente.

De hecho, todos los domingos el plan de ellos era ir a que él se tirara en parapente.

Y me contó el caso de que ese es el peligro que hay...

¿El novio murió o qué? El novio no, pero sí hubo algún caso.

Madre mía, o sea, el domingo para la mañana, parapente.

O sea, mientras otras personas están...

Y encima madrugar.

Sí, bueno, yo cuando hacía senderismo, igual.