Cicuta a las Tantas LVII. El delfín que protege a Ozzy Osbourne (con Jesús de la Torre) (Frontón, cartas 9-17) 5t2j72

Bueno, pues nada, buenas tardes. Un placer volver a estar aquí con estas dos grandes y maravillosas personas. Muchísimas gracias por invitarme de nuevo. Y nada, vamos a seguir un poquito donde lo dejamos la última vez, hablando de este maravilloso frontón, el cual está possucitando un montón de ideas interesantes que estamos aquí compartiendo entre todos en Cicuta, hasta las tantas. Y bueno, por si no os acordáis de mí, yo soy Jesús, soy profesor de filosofía y, bueno, vengo aquí un poquito a aportar una pequeña semilla de conocimiento, muy escasa la verdad, pero sobre todo a pasármelo bien entre amigos, aunque sea a la distancia.

Y nada, poco que decir, la verdad es que la última vez salieron a la palestra una serie de cuestiones bastante interesantes. Hablamos mucho del amor, hablamos mucho de la justa y correcta actitud ante la vida y de otras cuestiones que consideramos centrales para el desarrollo humano y para la felicidad, o en su defecto, como decían los estoicos, para la ausencia de turbación, que es una cosa que necesitamos cada vez más en nuestros días y de la cual podemos aprender cada vez más en estos tiempos tan extraños y turbulentos que corren. Así que nada, espero que lo disfrutéis y aquí vamos a estar un ratito hablando del todo y de la nada, como hace la buena filosofía a mi modo de verlo. Muchísimas gracias por invitarme, chicos, y cuando queráis.

Grande, grande. Este es el episodio 57 de un proyecto que nació pues hace ya seis años, seis años. Brutal esto. Estamos hablando del 2019, ese primer episodio que se grabó de Cicuta a las tantas y nos sigue escuchando la misma gente, mi madre.

Un gran saludo para ella. Por favor. Esos son los fans fieles que necesitamos.

No hombre, no hombre, tenemos a María también, ya sabéis. Luego hablamos de ella, que ha vuelto con mucha fuerza. Pero antes de nada también saludar a nuestro Martín, Martín Wilson. Nunca te llamamos con ese nombre, desde la cálida Hawái.

Bueno, sí, que no se dejen engañar por la voz del fondo, que sí, estamos aquí otra vez para celebrar esta ocasión con nuestro amigo, enorme filósofo José Jesús. Es un placer estar otra vez en esta segunda vez que coincidimos, que en realidad tú y yo no nos conocíamos, no hemos coincidido antes en persona, físicamente.

Así que para mí personalmente es un placer tener estos episodios en los que coincidimos, porque siempre es un... yo qué sé, para mí es un placer, porque siempre estamos Manuel y yo grabando los episodios y cada vez que tenemos invitados, pero la mayoría de los invitados que hemos tenido son gente que conozco en persona, he conocido en persona y Jesús, desde luego, es nuestro, como yo digo, cabecero de la cama.

Y la verdad es que yo me lo pasé de maravilla en el episodio anterior de Leofrontón y a ver qué nos prepara hoy. Muchísimas gracias.

Mucha gente puede pensar, qué hacen estas personas viendo textos antiguos, leyendo curiosidades de vidas cotidianas que ya no le importan a nadie, en teoría. Pero bueno, aunque no tuviéramos una respuesta convincente, que sí la tenemos, para responderle a toda esa gente, por lo menos lo que ha dicho Jesús en la introducción, por lo menos nos lo pasamos aquí bien, estamos dándonos un homenaje mientras leemos y compartimos algo los tres y esperemos que también todos los que nos escuchen.

Y bueno, también tenemos a nuestro Tibulo y a nuestro Agatías, los dos.