Charlando sobre: La psicología detrás del BDSM 1g446t

Iniciamos hoy una exploración bastante a fondo de un universo que a menudo se entiende mal, el BDSM. Pero no nos quedaremos en los clichés, vamos a intentar indagar en su psicología con ayuda de un libro, Atando la mente. Es el resultado de muchísimos años de experiencia de sus creadores Danko y Domina Istar. Tienen una web culturabdsm.com, ¿no? Esa es, www.culturabdsm.com y ellos mismos lo dicen, su misión es guiar con respeto y pues acercar todo ese conocimiento que han ido acumulando.

El libro, de entrada, deja muy claro que para entender el BDSM hay que mirar mucho más allá del látigo o el cuero, por así decirlo. Claro. Se mete de lleno en la psicología, la neurociencia, el impacto emocional, pero sobre todo levanta un pilar que es, vamos, innegociable. El consentimiento, me imagino. Exacto, es que es la base de todo. Lo diferencia de, bueno, de cualquier otra cosa. Fundamental.

El libro es tajante. Cito, sin consentimiento no es BDSM, es abuso. Y no es sólo una frase bonita. No, no. Implica toda una cultura de hablar las cosas, negociación previa, definir límites muy claros, diferenciando entre duros, los que no se cruzan nunca, y suaves que quizás se pueden explorar un poco. Entiendo. Y por supuesto, las palabras de seguridad.

O sea, desmonta totalmente esa idea de que es sólo violencia sin más. Y eso conecta con los roles. Dominante, sumiso, switch. El libro dice que son más que etiquetas, ¿no? Que hay una psicología detrás. Justo, para quien ejerce la dominancia, pues puede haber motivaciones como la responsabilidad, el cuidado de la otra persona, incluso la creatividad.

Creatividad, mira tú. Sí, hay una cita que dice algo como, ser un buen dominante es como ser un director de orquesta. No es sólo mandar, es crear una experiencia acordada. Vale. Y desde el lado de la sumisión, ¿qué mueve a esa entrega? Pues el libro señala cosas como liberarse de la carga de decidir, la confianza total en la otra persona, o simplemente el placer de complacer, de entregarse. Hay un testimonio que lo describe como sentir una libertad al rendirse por completo.

Son dinámicas complejas, nada de blanco o negro. Y aquí es donde para mí se pone más interesante. El libro sugiere que el BDSM puede tener un potencial, digamos, terapéutico. Sí, sí, lo explora. Para algunas personas, ojo, no para todas, puede ser una vía de autodescubrimiento. ¿Cómo? Pues porque obliga a mejorar la comunicación y mucho, no sólo durante la práctica, sino en la relación en general.

Claro. Permite explorar la vulnerabilidad en un espacio seguro y eso puede reforzar la confianza una barbaridad. Citan testimonios muy potentes. Leí uno que decía, descubrir el BDSM fue como encontrar una pieza perdida de mí mismo.

Ese mismo. O esa pareja que comentaba, el BDSM nos ha enseñado a ser más honestos y vulnerables. Parece que esas habilidades de comunicación tan específicas, pues, se trasladan a la vida. Tiene sentido. Y claro, toda esta intensidad psicológica tiene su reflejo físico. El libro toca un poco la neurociencia, la liberación de endorfinas, dopamina, oxitocina. Lo que se siente bien. Lo esperado, quizás. Pero también menciona un estudio, creo que de 2013, sobre el cortisol, la hormona del estrés.

Ah, sí. ¿Y qué decía? Pues midieron los niveles antes, durante y después de escenas BDSM y vieron que, aunque el cortisol subía durante la escena, lógicamente por la intensidad. Claro. Si la experiencia era positiva y había un buen cuidado después, los niveles podían bajar incluso por debajo de los iniciales. Anda. Sugiere que esa intensidad controlada y consensuada podría paradójicamente ayudar a regular el estrés a largo plazo para algunos.

Curioso, ¿eh? Muy curioso, la verdad. El libro también pone el BDSM en su contexto social, ¿no? Habla de cómo ha evolucionado. Sí, hace un recorrido interesante. Desde que era un tabú total y se veía como una enfermedad mental. Sí, el libro lanza la pregunta, ¿sabías que hubo un tiempo en que el BDSM era considerado una enfermedad mental? Hasta hoy, que tiene más visibilidad. Mucha más, sí. Impulsada por cosas como 50 sombras de Grey, supongo, y sobre todo por internet.

Exacto, las comunidades online han sido clave. Pero, ojo, que esa visibilidad no significa normalización total. El estigma sigue ahí y es fuerte. Cierto, eso también lo aborda el libro. Sí, habla de cómo afecta a la gente. El miedo a que te juzguen en el trabajo o en tu círculo, tener que ocultarlo. Llevar una doble vida, casi. Eso es, y el impacto en la salud mental, en las relaciones. Menciona un estudio sobre actitudes negativas que todavía existen.