Charla entre amigos CLVII. Confusión espiritual IV 5z1830

Buenas noches, Damián, bienvenido nuevamente, otro lunes más de Charla entre amigos. Hola, muy buenas. Luego de la tan agitada semana que pasamos, le doy la bienvenida, como siempre, a este su espacio, Charla entre amigos. Voy a empezar con una pequeña oración. Les invito a todas las personas que nos escuchan en vivo y a las que nos escucharán en diferido también mentalmente hacer la oración de la forma en que lo hacemos nosotros. Damián lo hace de forma mental y les invito a todos a hacerlo de la misma manera también conmigo.

Damián lo hace de forma mental y les invito a todos a hacerlo de la misma manera también conmigo.

Invocamos a San Miguel, San Rafael y San Gabriel que dirijan esta charla y que lo que aquí digamos ayude a la salvación de las almas y sea para más gloria de Dios. Con eso, Damián, y esta pequeña introducción que hemos hecho, le dejo los micrófonos como habíamos conversado, el tema de hoy noche es interesante y es basado en la gran confusión, el imperio de la confusión, perdón.

Sí, vamos a hablar de algo que cada vez es más confuso. Yo lo defino como el imperio de la oscuridad o el imperio de la confusión porque cada vez hay más confusión entre todos. Yo recuerdo que me decía mi difunta madre, mi difunta mamá, cuando yo ya tenía 40 años o más y me quedaba sorprendido por algún escándalo familiar o ciertas noticias increíbles que a mí me parecía que eso no era posible.

Entonces, ante el asombro que yo mostraba, mi madre se me quedaba mirando así y me decía, mira hijo, no vayas por la vida pecando de ingenuo, pensando que todo tiene que ser como tú piensas. Y continuaba, solía decirme que los que mandan en este mundo siempre van a intentar engañarme, por lo tanto, debes ir por la vida con los ojos abiertos. Esta misma frase de mi difunta mamá la definía de una manera más práctica el escritor norteamericano Mark Twain. Lo decía de una forma mucho más simple.

Lo decía, es más fácil engañar a una persona, repito, es más fácil engañar a una persona que convencerla de que la están engañando. ¿Cuántas veces hemos escuchado, oye, fulano, te están engañando? ¿Cómo? ¿Que te están engañando? ¿Quién? ¿A mí? Sí, a ti te están engañando. ¿Pero quién? ¿Pero quién? ¿Cómo? ¿Cómo? Y por mucho que le intentes hacer ver que te están engañando, sea unas escrituras, sea un robo que te están haciendo, una estafa, lo que sea, la persona no te va a creer.

Y no te va a creer porque piensa que él controla la situación, él lo sabe todo. Como yo lo sé todo, ¿cómo me vas a decir tú a mí que me están engañando? ¿Te están engañando? No, no, no, a mí no me están engañando. ¿Pero quién? ¿Quién? ¿Quién? Es decir, nunca, la persona nunca reconoce que la están engañando. Por eso decía este escritor norteamericano, Mark Twain, es más fácil engañarle a una persona, pero tú no vas a conseguir convencerle de que le están engañando.