[CASO DE ÉXITO] Ladridos excesivos y agresivos "Temiamos por la beba" 1v1i4h

Episodio número 93, en esta oportunidad te voy a contar el caso de Yerevan, un perrito que se ponía a ladrar con furia a todo lo que pasaba por la puerta que daba el pasillo del PH. Sus padres carinos no lo podían parar, pero la gota que rebalsó el vaso fue cuando se subió al sillón y le ladró feo, palabras de Ernesto, a Carolina, su mujer.

Esto los hizo tomar cartas en el asunto, porque tenían una nena de 10 meses y la incertidumbre de no saber qué le podía hacer en esa situación los preocupaba muchísimo.

Escuché a Ernesto contar cómo logró que Yerevan no ladre a la puerta, que responda a sus indicaciones y sobre todo confiar en el vínculo con su hija.

¿Qué tal? ¿Cómo están? Bienvenidos al podcast del Perro Maestro Espiritual.

Hoy tenemos una entrevista, un caso real. Vamos a estar hablando con Ernesto, que tiene su perrito Yerevan y nos va a contar qué le andaba ocurriendo. ¿Cómo vas Ernesto? Hola Fran, ¿cómo andas? Bien acá, disfrutando un poco la terraza.

Bien, contanos un poquito para que la gente te conozca, quién sos, cómo está formada tu familia.

Está ahí Yere queriendo salir.

Bueno, el que hace ruido hoy con la reja es Yere, que es el perro con el que estuvimos trabajando durante estos 4 meses.

Yerevan llegó el mismo año que nació mi hija Malena.

Mi hija Malena es hija de quien habla, que es Ernesto, y de Carolina, que es mi esposa.

Yerevan es un perro de un refugio. Tiene otros 8 hermanos y su madre. Están todos bien localizados y felices.

Y el que nos tocó a nosotros en suerte era un bocito de peluche y a medida que fue creciendo, en algún momento se puso muy ladrador, muy disruptivo con el clima familiar, se enojaba mucho con el pasillo del PH, con los vecinos que pasaban caminando, corriendo, gritando, hablando.

Ese es Yerevan.

Y en algún momento que estuvimos en obra, esos ladridos se pusieron un poquito más intensos y no nos daba bola, no podíamos lograr que cortáramos. Entonces empezamos a pensar si teníamos algo por hacer.

Finalmente, antes de avanzar, tuvimos un episodio donde se subió al sillón y le ladró de mala manera a mi esposa Carolina.

Y ahí definitivamente, eso que estábamos empezando a averiguar, avanzamos definitivamente.

Ante esa situación, porque ahí ya empezaba a aparecer otra cosa, no solamente le ladra a la puerta y a lo que pasa por el otro lado de la puerta, sino que también nos ladra a nosotros, nos genera inseguridad y, por supuesto, la presencia de una nena de un año o diez meses o lo que fuere, lo ponía como en una perspectiva distinta también.

Y bueno, ahí nos comunicamos con una doctora, que no me acuerdo del término, es etóloga, que es la que nos dijo que Yere estaba...

El micrófono se te cayó para adentro por las dudas.

La etóloga nos dijo que Yere no era hiperactivo, que estaba uno o dos escalones por debajo, pero que ante la cercanía con una beba de un año, no había que andar dudando, sino que había que actuar.

Entonces bueno, ahí viene, casualmente.

¿Me la traes, Caro? Sí, sí, sí.

Pero a este bájatelo, porque está pobre.

Venimos, vamos, para abajo.

Hola, ella es Malena.

Hubo un cambio.

Malena, entró Malena y salió Yere, que se fue para abajo a pasear.

Bueno, la etóloga lo que nos dijo fue que había que medicarlo y que había que empezar un proceso con un adiestrador, con alguien que comience a trabajar algunas conductas, porque lo que nos explicaba es que como no tuvo a su madre los primeros meses de vida y de crecimiento, es la madre la que le enseña el autocontrol, que cuando está mordiendo algo y se está pasando de fuerza, ella también es la que le pone la pausa, como que toda una serie de enseñanzas propias de la madre para con su cachorro, este perro no la tenía.

Y ahí...