Carl Linnaeus: El hombre que quiso clasificar el universo 🌿📚🚀 i4y3v

Bienvenidos a Entrevistas Científicas Imposibles, el podcast donde desafiamos las leyes del tiempo para sentarnos cara a cara con las mentes más brillantes, y más peculiares, de la historia de la ciencia.

Hoy viajamos al corazón del siglo XVIII, a un mundo donde la naturaleza era un misterio caótico esperando ser domado.

Y donde un hombre soñó con ponerle nombre a todo lo que respirara, creciera o nadara bajo el sol.

Nuestro invitado de hoy no sólo amaba la naturaleza con una pasión casi infantil, sino que sentía una necesidad insaciable, casi divina, de ordenarla, clasificarla y dominarla.

Metódico, brillante y no pocas veces egocéntrico, nos visita el padre de la taxonomía moderna, Carl Linneus, o como él mismo prefería afirmar con orgullo tras recibir su título nobiliario, Carl von Linné.

En su honor abrimos esta conversación con una frase que seguramente habría aprobado.

Naturens Ordnung, Arguts Spegel, que traducido sería, el orden de la naturaleza es el espejo de Dios.

Prepárense para una entrevista donde la ciencia, la pasión y un toque de arrogancia se entrelazan en cada respuesta.

Comenzamos.

Maestro Linneus, es un honor tenerlo aquí, aunque debo confesar que estoy un poco nervioso.

Me preocupa que me clasifique antes de terminar la entrevista.

¡Ah, mi quebrá! Muy bien, no se preocupe mi querido amigo, ya he decidido que usted pertenece a la clase Homo Curiosus, subespecie Intervius Sympaticus, una categoría de honor créame.

¡Uf, menos mal! Bueno, empecemos por el principio, ¿cómo era un día típico para usted en aquellos tiempos de exploración y clasificación? ¡Ah, Wilken Froega, qué pregunta! Mis días eran una sinfonía de observación y orden.

Me levantaba temprano.

El alba es el momento perfecto para la botánica.

Me lanzaba al bosque o al campo armado con mi cuaderno.

Una lupa.

Y, por supuesto, mi entusiasmo inagotable.

Cada hoja, cada insecto, cada pájaro debía ser registrado, descrito y, si era posible, nombrado en latín antes de que el sol llegara al cénit.

¡Impresionante! ¿Y nunca sentía cansancio? ¿Nunca pensaba, hoy no voy a clasificar nada, me quedaré en la cama? ¡Nej, nej, nej, no, no, no! ¿Cansancio? ¡Clasificar era mi alimento, mi pasión! Si algún día no encontraba una nueva especie, me sentía incompleto.

El caos natural era como una habitación desordenada, y yo, humilde servidor del orden, no podía soportarlo.

Hablando de su trabajo metódico, ¿alguna vez cometió errores? O, mejor dicho, ¿ite usted algún error? Felet arintemit utan naturens.

El error no es mío, sino de la naturaleza.

La naturaleza a veces juega con nosotros.

Algunas especies se disfrazan, cambian con las estaciones.

Trampas indignas para un científico serio como yo.

Pero debo itir, en voz muy baja, que alguna vez, clasifiqué un musgo como una flor.

Una confusión que corregí, por supuesto.

Inmediatamente.

Eso demuestra que hasta los más grandes tienen sus días complicados.

Y dígame, ¿qué se sentía al descubrir una especie completamente nueva? Det var somat hita en skat.

Era como encontrar un tesoro.

La emoción era tan intensa que a veces gritaba de alegría en mitad del bosque.

Alguna vez espanté a un alce.

Y otra vez terminé en un lodazal de la emoción.

Pero valía la pena.

Cada nueva especie era como añadir una nueva palabra al gran libro de la creación.

Qué imagen tan maravillosa.

Y por último, en esta parte, si pudiera darle un consejo al joven Carly Neus que comenzaba su carrera, ¿qué le diría? ¿Qué le diría Cap Batres Toblar? Compra mejores botas.

La pasión es vital, pero unos buenos zapatos evitan resfriados innecesarios cuando cruza ríos en busca de una flor rara.

Maestro Linaeus.

Sabemos que su vida estuvo llena de descubrimientos, de logros, pero también, según cuentan, de algunas aventuras bastante curiosas.

¿Nos podría compartir alguna anécdota divertida de su vida?