La cara amarilla (Sherlock) - Audiolibro de Arthur Conan Doyle 3p6o6r

El desván de los cuentos perdidos relatos de misterio y terror hora antes mil sola la cara amarilla de arthur conan doyle suscribe te para no perderte ningún capítulo es perfectamente natural que yo al publicar estos breves bocetos basados en los numerosos casos en que las extraordinarias cualidades de mi compañero me convirtieron a mi en un oyente y en ocasiones en actor de algún drama extraño es perfectamente natural digo que yo ponga de relieve con preferencia sus éxitos y no sus fracasos no lo hago tanto por cuidar su reputación porque era precisamente cuando él ya no sabía qué hacer cuando su energía y su agilidad mental resultaban más irables lo hago mas bien porque lo más frecuente es solía ser que nadie tuviese éxito allí donde él había fracasado quedando en tales casos para siempre la novela sino un final sin embargo dio varias veces la casualidad de que se descubrirse la verdad aun en aquellos casos en que el iva equivocado tengo tomadas notas de una media docena de casos de esta clase de todos ellos el de la segunda mancha y este que voy a relatar ahora son los que ofrecen rasgos de mayor interés serlo holmes era un hombre que rara vez hacia ejercicio físico por el puro placer de hacerlo pocos hombres eran capaces de un esfuerzo muscular mayor y resultaba sin duda alguna uno de los más hábiles boxeadores de su peso que yo he conocido pero el ejercicio corporal sino una finalidad concreta lo consideraba como un derroche de energía y era raro que el ajetreo sé si no existía alguna finalidad de su profesión a la que acudir cuando esto ocurría era hombre incansable infatigable resultaba digno denotar que serlo holmes se conserva se muscular mente a punto en tales condiciones pero su régimen de comidas era normalmente de lo más sobrio y sus costumbres llegaban en su sencillez hasta el borde de la austeridad a pesar de que de cuando en cuando recurría a la cocaína olmos no tenía vicios y si hecha a mano de esa droga era como protesta contra la monotonía de la vida cuando escasean los asuntos y cuando los periódicos nos ofrecían interés cierto día en los comienzos de la primavera llegó hasta el extremo de o largarse dando conmigo un paseo por el parque en el que los primeros blandos brotes de verde asomaban en las ramas de los olmos y las pegas jugosas moharra de los castaños comenzaban a romperse y dejar paso a sus hojas quíntuple es vagabundear hemos juntos por espacio de dos horas en silencio la mayor parte del tiempo como cumple a dos hombres que se conocen íntimamente eran casi las cinco cuando nos hallábamos otra vez en vi que el strip con permiso señor nos dijo el muchacho al abrirnos la puerta es todo un caballero preguntando por usted me dirigió una mirada cargada de reproches y me dijo se acabaron los paseos vespertinas de modo que ese caballero se marchó si señor le invita a este a entrar si señor él entró cuánto tiempo estuvo esperando media hora señor estábamos muy inquieto señor no hizo otra cosa que pasearse y patalear mientras permaneció aquí yo leo y porque estaba de guardia este lado de la puerta finalmente salió al pasillo y me gritó no va a venir nunca ese hombre esas fueron sus mismas palabras señor bastará con que espere usted un poquito más le dije pues entonces esperaré al aire libre porque me siento medio ahogado me contestó volveré dentro de poco esto se levantó y se marchó sin que nada de lo que yo le dijese fuese capaz de retenerlo bueno bueno ha sobrado lo mejor que podías dijo holmes cuando entramos en nuestra habitación es sin embargo watson esto me molesta mucho porque necesitaba perentoria mente un caso y a juzgar por la impaciencia de este home se diría que el de ahora es importante vaya esa pipa que hay encima de la mesa no es la de usted con seguridad que él se la dejo aquí es una bonita pipa levantina con un