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En el programa de hoy, 30/1/2025, Pablo Iglesias, Inna Afinogenova y Manu Levin informan sobre las amenazas de imposición de aranceles hechas por Trump a multitud de países y analizan los efectos negativos que puede tener esa política económica para los propios Estados Unidos. Con la participación de Eduardo García Granado (Descifrando la Guerra). ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1877708 t613u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Donald Trump amenaza con la muerte del Tratado Comercial en América del Norte y la imposición
de Aranceles a sus principales socios comerciales, pero ¿tiene tanta fuerza? ¿Es invulnerable
Estados Unidos? A nuestro juicio, si México y Canadá responden como ha respondido Colombia,
es poco probable que Trump pueda sostener sus amenazas. Les voy a tratar de explicar
por qué.
Estados Unidos amenaza. El sábado terminará el Tratado Comercial entre los Estados Unidos,
México y Canadá, el T-MEC, con la imposición unilateral por parte de Estados Unidos de
Aranceles del 25% a los dos países a partir del 1 de febrero. Y la fecha se mantiene
firme, dice la portavoz de la Casa Blanca, Caroline Leavitt, en su primera rueda de
prensa formal. Empiezan duros.
La declaración se estaba produciendo justo dos días después de que Donald Trump amenazara
a Colombia con tasas del 50% a sus productos porque el presidente Gustavo Petro rechazó
aceptar vuelos de repatriación de colombianos en condiciones denigrantes.
¿Qué dijo México, el país con más peso geopolítico frente a Estados Unidos en la
región? Claudia Sainbaum, con mucha calma, dijo ayer en Las Mañaneras, hay conversaciones,
hay diálogo, no creemos que vaya a venir esta definición de los aranceles, pero estamos
preparados.
Horas más tarde, el empresario Howard Ludnick, candidato a secretario de Comercio de los
Estados Unidos, dijo ante el Senado que México y Canadá pueden evitar los aranceles si actúan
de manera inmediata contra la migración y el tráfico de fentanilo. Si somos su principal
socio comercial, muéstrenos respeto y cierren sus fronteras, dijo.
Más allá de las estridencias, la comparecencia de Ludnick deja claras cuáles son las prioridades
comerciales de la istración Trump, aranceles como herramienta de presión política
sobre los demás países y un enfoque proteccionista para reindustrializar Estados Unidos.
Claro, pero el problema, amigos, amigas y amigues, es que esa estrategia encierra múltiples
contradicciones y no tiene el consenso de todos los aliados internacionales de Trump
ni tampoco de los propios empresarios y políticos republicanos que apoyan a Trump en Estados
Unidos. El desplazamiento del dogma neoliberal hacia una política proteccionista no comulga
bien con el globalismo que algunas empresas transnacionales estadounidenses entienden
que es fundamental para la economía de Estados Unidos. De hecho, lo que dice Trump que va
a hacer va en el sentido contrario de la narrativa de los libertarios que promueven
los principales aduladores de Trump, como el presidente argentino, un tal Javier Milley,
y también en una dirección contraria, la propia historia de los Estados Unidos, cuya
defensa del libre mercado ha servido muchas veces para impedir el desarrollo de la industria
en otros países. Es verdad que ahora China es el país más avanzado y, por tanto, el
que más interés tiene en el libre comercio. Pero, claro, para un país como Estados Unidos,
el proteccionismo puede encerrar contradicciones y guerras internas entre su propia clase dominante.
Ayer, nada más y nada menos que The Wall Street Journal publicó un artículo en el
que dice que los aranceles de Trump son ineficientes y un riesgo para el comercio del país. Y
el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, explicó también sin perder la calma
en ningún momento que una imposición de aranceles a productos canadienses y mexicanos
no conseguirá que esos productos se fabriquen en los Estados Unidos, porque levantar la
capacidad productiva cuesta mucho dinero y lo único que conseguiría al principio
es inflación, precios más altos. La medida terminaría, razonaba Ebrard, afectando los
patrones de consumo de los Estados Unidos, que tiene una sociedad a la que no le gusta
ver afectados sus patrones de consumo y sería la primera ruptura de una promesa de campaña
de Trump. Recuerden, amigos y amigas, que hacer política es siempre empujar las contradicciones
de tu adversario. Los aranceles de Trump desatarían además
una guerra comercial en el continente.
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